Vino tinto 'made in India'

"?Te has vuelto loco?... ?Nadie va a beber un vino indio!". Fue la reacci¨®n con que se top¨® Rajeev Samant cuando quiso fundar una bodega.

Este ingeniero industrial, licenciado en la universidad californiana de Stanford, ten¨ªa a principios de los a?os noventa un futuro brillante en Silicon Valley, pero decidi¨® volver a su a?orado Bombay a buscarse la vida. "Era la ¨¦poca en la que los indios emigraban y nadie regresaba; los aviones ven¨ªan vac¨ªos", recuerda. Lo primero que hizo fue pedirle a su padre 12 hect¨¢reas de tierra, donde sembr¨® "de todo, desde mangos hasta tomates".

Despu¨¦s, recordando su tiempo en California, se le ocurri¨® la idea de producir vino. En India hab¨ªa ya algunas bodegas, pero no estaban industrializadas y la cultura de beber vino era muy marginal.

Rajeev Samant dej¨® EE UU para fundar una bodega en su India natal

Ya nadie le dice que est¨¢ loco. Vende dos millones de botellas al a?o

Se encontr¨® con que el clima en su terreno de Nasik (Estado de Maharashtra, al oeste de India) era en invierno "tan bueno como el de las regiones vitivin¨ªcolas de Espa?a, California o Australia". Un especialista californiano, Kerry Damskey, acept¨® embarcarse en la aventura recibiendo su sueldo al 50% en dinero y acciones de la compa?¨ªa.

Con pr¨¦stamos de aproximadamente 780.000 euros, Samant plant¨® las variedades de uva sauvignon blanc, francesa, y chenin blanc, californiana, y tres a?os despu¨¦s, en 2000, vend¨ªa sus primeros vinos. El crecimiento de la bodega ha sido exponencial y sus vi?edos ocupan ahora 730 hect¨¢reas. Comercializa m¨¢s de una decena de caldos diferentes -entre ellos, tintos y espumosos-, de los que vendi¨® m¨¢s de dos millones de botellas entre 2007 y 2008.

Ya nadie pregunta a Samant si se ha vuelto loco. Han surgido otras bodegas y las que ya exist¨ªan est¨¢n creciendo, pero Sula Vineyards es una de las principales y claro ejemplo de c¨®mo la industria en el subcontinente indio est¨¢ en plena expansi¨®n. "Aunque no es la que m¨¢s vende, Sula ha sido importante porque ha popularizado el vino con una exitosa campa?a de marketing y distribuci¨®n", cuenta Reva Singh, la editora de la ¨²nica revista especializada en el subcontinente, Sommelier India. Samant han sido pieza clave de lo que llaman "la peque?a revoluci¨®n del vino en India", donde el consumo ha crecido incre¨ªblemente si se considera que comenz¨® casi de la nada.

En 2007 se vendieron 8,2 millones de litros en India, seg¨²n los datos m¨¢s recientes de Euromonitor, cuyas previsiones apuntan a que esa cifra se cuadriplicar¨¢ en 2012. Aun as¨ª, los caldos representan s¨®lo el 1% del consumo de alcohol en India, donde el whisky es el indiscutible rey. Adem¨¢s, el vino es relativamente caro. Los precios de una botella oscilan entre 2,35 y 23,35 euros, cuando el sueldo mensual de un profesional de clase media gira en torno a los 400 euros. El problema son los impuestos, excesivamente altos, unas 200 rupias en una botella que se vende a 500. Los impuestos han impedido que los vinos extranjeros sean populares en India: hasta el 163% cuesta cruzar la aduana.

Aunque se comienzan a exportar, los caldos indios todav¨ªa no son reconocidos internacionalmente. Los entrevistados coinciden en que, aunque son buenos, pueden mejorar. "Son aceptables y est¨¢n en un proceso de evoluci¨®n porque han empezado hace poco, pero tienen buenas posibilidades", cuenta Txuku Iriarte, una vasca propietaria del hotel Malabar House en Kerala, al sur de India.