Disecci¨®n de las im¨¢genes
El fot¨®grafo catal¨¢n Joan Fontcuberta imparte en Bilbao Arte un seminario sobre el valor de la fotograf¨ªa en la cultura digital del siglo XXI
Joan Fontcuberta expone estos d¨ªas en una galer¨ªa de Barcelona una instalaci¨®n en la que ampl¨ªa un fotograma de la pel¨ªcula Blow up, de Michelangelo Antonioni, tomado de la secuencia en la que el fot¨®grafo protagonista va ampliando una foto hasta descubrir que se ha cometido un crimen. Fontcuberta ha seguido ampliando la imagen hasta que se vuelve abstracta y ya nada se puede reconocer en ella m¨¢s que los ruidos, la materialidad del soporte. Es un proceso en sentido contrario al de la serie Glooglerama, en la que el artista creaba im¨¢genes con un fotomosaico conectado on-line al buscador de Google, que seleccionaba las fotograf¨ªas utilizando determinadas palabra como criterio de b¨²squeda. Son caminos diferentes para poner en tela de juicio la informaci¨®n y la supuesta veracidad que trasmite la fotograf¨ªa, el eje de la obra de Fontcuberta y del seminario Postfotograf¨ªa: m¨¢scaras y espejos, que dirigir¨¢ del 2 al 6 de marzo en Bilbao arte, para an¨¢lisis los cambios vividos en el mundo de la imagen con la revoluci¨®n digital.
"La fotograf¨ªa se ha divorciado de la memoria", defiende el artista
Fontcuberta, premio nacional de Fotograf¨ªa 1998, entiende la postfotografia como el estadio en el que la imagen fotogr¨¢fica ha perdido el car¨¢cter documental para instalarse en el terreno de la duda, de lo virtual, "en una dimensi¨®n m¨¢s especulativa", dice. "La vieja fotograf¨ªa heredada del siglo XIX estaba enmarcada en el positivismo y en la cultura emp¨ªrica y transmiti¨® a lo largo del siglo XX valores como rigor, verdad, definici¨®n, archivo, identidad", explica. "A finales del siglo XX colapsa esa forma de ver la fotograf¨ªa por el cansancio, por el debilitamiento de los valores asociados a la fotograf¨ªa, debido a una conciencia cr¨ªtica y tambi¨¦n por la irrupci¨®n de la cultura digital. Esos cambios tecnol¨®gicos se manifestaron de una manera brutal y evidente, lleg¨® m¨¢s all¨¢ de los intelectuales; fue a nivel de calle. Cualquiera con un ordenador se da cuenta de las posibilidades de comunicaci¨®n y de manipular la imagen".
Fontcuberta recurre a la met¨¢fora para explicar la transformaci¨®n. "Estamos pasando del espejo a la m¨¢scara, de la fotograf¨ªa como reflejo de la realidad a otra forma de acercarnos a esa realidad que revela tanto como esconde, que tiene en cuenta las circunstancias del lenguaje, el filtro cultural, pol¨ªtico y econ¨®mico. No es una percepci¨®n ingenua del mundo, sino un intento de escudri?ar nuestros modelos de conocimiento".
En la pr¨¢ctica, Fontcuberta entiende que el estadio postfotogr¨¢fico conduce a unos usos de la fotograf¨ªa muy distintos. El m¨¢s obvio, el divorcio de la memoria. "La fotograf¨ªa se ha convertido en un acto de afirmaci¨®n", asegura. Recuerda que hace 15 a?os la mayor¨ªa de las fotograf¨ªas se hac¨ªan en el ¨¢mbito familiar o en los viajes, con una voluntad de que la imagen fuese un soporte de la memoria. Hoy, estad¨ªsticamente hablando, donde m¨¢s fotos se hacen es en las salas de fiestas, en espacios de ocio. "Ha habido un desplazamiento de la voluntad de preservar los momentos a hacer fotograf¨ªas como un acto de participaci¨®n", a?ade. "El acontecimiento y su fotograf¨ªa eran antes fases distintas. Ahora no hay esa intenci¨®n de dar testimonio, sino que la fotograf¨ªa forma parte de la celebraci¨®n".
Fontcuberta, artista, te¨®rico y docente, pone sobre la mesa el dato de que ning¨²n otro fabricante de m¨¢quinas de fotos lanza m¨¢s unidades al mercado que Nokia, la empresa de tel¨¦fonos m¨®viles. "Se est¨¢ disolviendo la distancia con las c¨¢maras destinadas a dar calidad", defiende. "Y la tecnolog¨ªa digital nos lleva a revisar la noci¨®n de la calidad.
Sobre el an¨¢lisis de estos cambios girar¨¢ el seminario que impartir¨¢ en Bilbao. "Se trata de darnos cuenta de lo que est¨¢ pasando y ver de qu¨¦ manera puede estimular o adecuar el trabajo de los artistas".
Fontcuberta sigue adelante con un ojo puesto en los cambios y otro en la historia del arte. "Me declaro historicista. La historia no s¨®lo nos da un marco de referencia sino que es un material de trabajo. Quien desconozca la historia del arte dif¨ªcilmente puede hacer una obra potente", concluye.
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