La literatura entra 'a ciegas' en el cine
Jos¨¦ Saramago y Fernando Meirelles conversan sobre la adaptaci¨®n de obras narrativas a la gran pantalla - El brasile?o estrena su pel¨ªcula basada en el libro del Nobel
"Hola otra vez, Jos¨¦", le dice Fernando Meirelles (S?o Paulo, 1955) a Jos¨¦ Saramago (Azinhaga, Portugal, 1922) toc¨¢ndole la mano con afecto al tiempo que se sienta a su lado en una sala de la Casa de Am¨¦rica de Madrid. Desde que se conocieron hace dos a?os en el restaurante Farta Brutos de Lisboa, el premio Nobel de Literatura de 1998 y el director de El jardinero fiel no han dejado de verse.
De esa relaci¨®n habla mucho Diario de rodaje de 'A ciegas' (Ocho y Medio), el libro que Meirelles publica en Espa?a coincidiendo con el estreno, el pr¨®ximo d¨ªa 13, de su adaptaci¨®n de Ensayo sobre la ceguera (Punto de Lectura), la novela que Saramago public¨® en 1995. Julianne Moore, Mark Ruffalo, Gael Garc¨ªa Bernal y Danny Glover forman parte del "reparto multi¨¦tnico" que ha puesto cara a la historia descarnada de una ciudad cuyos habitantes sufren una repentina ceguera.
Meirelles: "En el cine lo literario no funciona. Se impone al espectador"
Saramago: "Hay que romper con la manera can¨®nica de contar historias"
Pregunta. Se?or Saramago, ?por qu¨¦ se decidi¨® a autorizar la adaptaci¨®n de su libro despu¨¦s de a?os de negarse a ello?
Jos¨¦ Saramago. Cuando sali¨® la novela, Meirelles pregunt¨® a mi editor si yo estar¨ªa interesado en la adaptaci¨®n. Dije que no. Luego llegaron m¨¢s de 30 ofertas, casi todas de Hollywood, pero yo tem¨ªa que, siendo una novela fuerte, violenta incluso, se usara esa violencia de forma gratuita. Hasta que llegaron a mi casa unos productores canadienses y pens¨¦ que pod¨ªa fiarme de ellos. Lo que no hab¨ªa era director. Cuando me llamaron para proponerme uno result¨® ser Fernando Meirelles.
P. No se han hecho realidad sus temores.
J. S. Al contrario. Pero mi rechazo se basaba tambi¨¦n en que pens¨¦ que no me gustar¨ªa ver las caras de mis personajes.
P. ?La adaptaci¨®n es fiel?
Fernando Meirelles. Creo que s¨ª, sobre todo porque no consegu¨ª liberarme del libro. A veces me preguntan si adapto novelas porque no encuentro historias propias, pero para m¨ª Ciudad de Dios, El jardinero fiel y A ciegas [basadas en novelas de Paulo Lins, John le Carr¨¦ y Jos¨¦ Saramago] son propias. Soy un lector compulsivo, y hacer una pel¨ªcula me parece una buena excusa para seguir metido en el mundo del libro.
J. S. Tampoco hace falta que una adaptaci¨®n sea fiel. Incluso demasiada fidelidad no es buena. Es lo que ocurri¨® con La balsa de piedra [dirigida en 2002 por el franc¨¦s George Sluizer]. Parece que el autor deber¨ªa decir que cuanto m¨¢s fiel mejor, pero hay infidelidades beneficiosas. La pel¨ªcula cuenta la misma historia que el libro por otros medios.
P. ?La imagen puede matar la imaginaci¨®n?
J. S. Eso no me da miedo. Lo que la mata son los efectos especiales, que no dejan que el espectador ponga nada de su parte.
P. Sus otras pel¨ªculas ten¨ªan un escenario concreto (Brasil, ?frica). A ciegas es una utop¨ªa. ?Le cost¨® m¨¢s imaginarla?
F. M. Nunca tengo la pel¨ªcula en la cabeza antes de rodarla. La descubro a medida que la hago. Es igual cuando se escribe, ?no?
J. S. S¨ª, las cosas se hacen haci¨¦ndolas. En el trabajo vas resolviendo problemas que al empezar ni sab¨ªas que ten¨ªas.
P. ?Fue distinto el trabajo con Lins, Le Carr¨¦ y Saramago?
F. M. Paulo Lins se implic¨® mucho. Ven¨ªa al rodaje una o dos veces por semana. Nos ayud¨® mucho en la ambientaci¨®n. Nos dec¨ªa: "La gente no llevaba esos zapatos". Le Carr¨¦ y Saramago dijeron que hiciera lo que quisiera.
J. S. Le tocaba trabajar a ¨¦l.
F. M. Lo mismo dijo Le Carr¨¦.
J. S. Cuando vino a verme a Lisboa tra¨ªa un mont¨®n de preguntas, y yo le dije: "Haz lo que quieras con la novela, pero no preguntes nada".
P. ?El cine pierde la parte reflexiva que tiene la novela?
J. S. Tiene que recogerla por otros medios. Mientras el cine es sint¨¦tico, la literatura es anal¨ªtica.
P. ?Hay algo de la novela que eche de menos en la pel¨ªcula?
J. S. No. Bueno, una frase de una mujer: "Hay dentro de nosotros algo que no tiene nombre, y eso es lo que somos". Yo puedo pensar en eso una hora, pero el cine no te da ni 15 minutos.
F. M. En la versi¨®n que pasamos en Cannes estaba esa frase, pero era demasiado literaria.
J. S. ?Y qu¨¦ tiene de malo lo literario?
F. M. Que no funciona porque se impone al espectador.
J. S. Lo que pasa es que en el cine hay una forma can¨®nica de contar historias que se repite de pel¨ªcula en pel¨ªcula. Habr¨ªa que romper con ella.
F. M. Vaya, estuve seis meses dudando si mantener la frase y ahora me pones en un conflicto.
P. La novela se public¨® hace 19 a?os y la pel¨ªcula se estrena en plena crisis. ?Servir¨ªa como met¨¢fora de un mundo degradado?
J. S. Deber¨ªamos haber sabido que pasaba algo raro. Ese no querer darse cuenta era una especie de ceguera. Los personajes no son ciegos, est¨¢n ciegos.
P. Y las v¨ªctimas se convierten en verdugos.
J. S. No hay una v¨ªctima que lo sea en todas las circunstancias. Siempre hay un momento en el que la v¨ªctima pasa a tener alguna autoridad, y si la tiene, la usa.
P. La pel¨ªcula parece m¨¢s optimista que el libro
F. M. Es menos dura porque es m¨¢s soportable leer una escena cruda que verla. Mi primera versi¨®n del final era m¨¢s duro. La probamos con algunos espectadores y se sal¨ªan. Eso pasa tambi¨¦n con un libro, pero al libro puedes volver, mientras que si la audiencia se sale del cine ya no vuelve.
J. S. Pero los ¨²nicos que pueden cambiar el mundo son los pesimistas. A los optimistas ya les parece bien como est¨¢.
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