Los cambios cubanos
Ra¨²l Castro suscit¨® esperanzas de mejoras econ¨®micas y sociales cuando fue nombrado oficialmente presidente de Cuba, a comienzos de 2008. Esas expectativas, pese a algunas muy modestas reformas, han pasado ya al olvido. Uno de los argumentos esgrimidos por el r¨¦gimen comunista es la devastaci¨®n que acarrearon los ciclones que asolaron la isla caribe?a el verano pasado.
En este contexto, el anuncio por sorpresa de Castro de renovar y remozar el Gobierno y desprenderse de algunas de sus figuras m¨¢s emblem¨¢ticas -y con mayor vinculaci¨®n a su hermano Fidel- es en realidad el primer gesto contundente del nuevo l¨ªder cubano. Si la destituci¨®n de ocho ministros, entre ellos P¨¦rez Roque y Lage, y la fusi¨®n de varios ministerios es el anticipo de cambios de mayor calado, est¨¢ por verse. Por el momento parece claro que Ra¨²l Castro comienza a rodearse, en el Gobierno y las Fuerzas Armadas, de gente de su confianza, eliminando potenciales opositores a cualesquiera ideas que puedan albergar sobre la modernizaci¨®n gradual del paralizado r¨¦gimen dictatorial.
Presumiblemente, el reajuste pol¨ªtico tampoco es ajeno a las expectativas de que Estados Unidos suavice el embargo que mantiene desde hace 47 a?os contra Cuba. El presidente cubano ha hecho en los ¨²ltimos tiempos alg¨²n gesto amistoso hacia Barack Obama. Y ¨¦ste se dispone a aliviar aspectos poco conflictivos de las relaciones con la isla (viajes, remesas familiares), aquellos que pueden ser modificados por ¨®rdenes presidenciales, sin la intervenci¨®n del Congreso. Es muy improbable, sin embargo, que Washington se plantee por ahora levantar las prohibiciones de inversiones y el grueso de su embargo comercial, decisiones que Obama ha vinculado claramente a medidas democratizadoras en La Habana. Esos eventuales cambios pol¨ªticos cubanos, los aut¨¦nticamente relevantes, son los que colocan la pelota en el campo de Ra¨²l Castro.
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