La crisis mundial y nuestra crisis
La econom¨ªa espa?ola necesita una reestructuraci¨®n. El Gobierno debe adoptar medidas para convertirla en atractiva para las empresas innovadoras: educaci¨®n, I+D+i, flexibilidad laboral y reactivaci¨®n del flujo crediticio
Mientras se agudiza la crisis, la Espa?a que deber¨ªa impulsar el cambio mira hacia otro lado, justific¨¢ndose en que las causas de la crisis son externas y pensando que poco se puede hacer desde dentro. Se equivocan una vez m¨¢s -como ya se equivocaron durante casi dos a?os con lo de la "desaceleraci¨®n"- y la situaci¨®n es lo suficientemente grave como para empezar a preocuparnos.
No cabe duda de que la crisis financiera originada al otro lado del Atl¨¢ntico ha adelantado en algo nuestra crisis, pero su impacto no va m¨¢s all¨¢ de esto: adelantar una crisis que hubiera llegado de cualquier manera. ?sta es tambi¨¦n nuestra recesi¨®n. La cuesti¨®n, por tanto, no es qu¨¦ se puede hacer para suavizar los efectos de la tormenta externa, sino qu¨¦ se debe hacer para gestionar la reestructuraci¨®n de la econom¨ªa espa?ola desde dentro, c¨®mo se pueden crear las condiciones para generar otro largo periodo de crecimiento econ¨®mico.
El objetivo debe ser el apoyo a los que asumen riesgos y no la protecci¨®n de los que se equivocaron
Se?or Solbes, ?qu¨¦ sentido tiene ahorrar en la bonanza si no es para gastar en la adversidad?
Nadie sabe con certeza cu¨¢les ser¨¢n los nuevos sectores din¨¢micos de la econom¨ªa espa?ola. Por este motivo, no es una buena idea conceder subsidios gubernamentales para ¨¦ste o aquel sector por su supuesta "relevancia estrat¨¦gica". La relevancia estrat¨¦gica la determinan las fuerzas que rigen los mercados mundiales y los expertos la descubren siempre con posterioridad. Adem¨¢s, no hay duda de que constructoras y promotoras no son sectores estrat¨¦gicos y tampoco lo ser¨¢n durante bastante tiempo. Dejemos, por tanto, que quiebren las promotoras fallidas sin desperdiciar recursos p¨²blicos en ¨¦sta u otra empresa. Entonces, ?los trabajadores perder¨¢n sus empleos y los bancos sus pr¨¦stamos? La respuesta es afirmativa. Pero existen formas mejores de afrontar estos problemas que ofrecer subsidios a las compa?¨ªas fallidas. ?Por qu¨¦ el Gobierno ha de reparar las p¨¦rdidas surgidas por una mala inversi¨®n empresarial? Cuanto antes quiebren las promotoras fallidas tanto antes volver¨¢ a hacerse l¨ªquido el mercado de las casas.
Pero los problemas verdaderos ya no est¨¢n en el sector de la construcci¨®n residencial, que seguir¨¢ despidiendo trabajadores varios meses m¨¢s, sino d¨®nde podr¨¢n encontrar un empleo estable y productivo estos trabajadores excedentarios. El crecimiento industrial de China, India, Brasil, y otras econom¨ªas emergentes -adem¨¢s de haber sido, junto a la pol¨ªtica monetaria demasiado expansiva, la causa fundamental de la crisis- continuar¨¢ siendo el fen¨®meno dominante en la escena econ¨®mica mundial en las pr¨®ximas d¨¦cadas. Si este es el caso, nos enfrentamos con el problema siguiente: dado que esos pa¨ªses pueden producir muchos bienes con unos costes menores que nosotros, y lo har¨¢n en cuanto se les presente la oportunidad, tenemos que aprender a producir los bienes que estos pa¨ªses todav¨ªa no saben producir.
Es decir, ?c¨®mo convertimos a Espa?a en un pa¨ªs atractivo para empresas innovadoras, de nueva tecnolog¨ªa y, por ende, con alta movilidad internacional? Estas empresas buscan pa¨ªses donde el trabajo sea de alta calidad, los servicios eficientes, la carga fiscal sobre la renta de sus trabajadores moderada. No hay otras soluciones que m¨¢s y mejor educaci¨®n de la fuerza laboral, mayor nivel de I+D+i y mucha m¨¢s flexibilidad en el mercado laboral, que incentiven la inversi¨®n y faciliten el cambio tecnol¨®gico que nuestro tejido productivo necesita.
En concreto, m¨¢s all¨¢ de triplicar el gasto en I+D+i, estos objetivos requieren ir con verdadera determinaci¨®n hacia: a) una dr¨¢stica e inmediata reforma para que las universidades compitan y se recompense y reconozca a las mejores; b) una reducci¨®n del tipo marginal del impuesto sobre la renta para los empleos de alta productividad; c) una rebaja sustancial en la tributaci¨®n de las ganancias de capital que provengan de nuevas inversiones productivas, y d) la reanudaci¨®n del proceso de liberalizaci¨®n, largo tiempo parado, desde la comunicaci¨®n hasta los servicios profesionales, la distribuci¨®n, la energ¨ªa y los transportes. Desde hace m¨¢s de 10 a?os se habla de estas reformas sin que ning¨²n Gobierno se haya atrevido a empujarlas de forma definitiva, todos aparentemente satisfechos de que "todo iba bien". Pero el actual Gobierno, por poco que le guste, ya no tiene alternativas: o bien pone en marcha dr¨¢sticas reformas, o bien le espera el fracaso.
Ahora bien, estas medidas, por absolutamente urgentes y necesarias que sean, no son suficientes, ya que no resuelven tres problemas fundamentales a los cuales nos tenemos que enfrentar en el m¨¢s inmediato presente: 1.- ?qu¨¦ hacer para que el cr¨¦dito vuelva a llegar a la inversi¨®n?; 2.- ?qu¨¦ hacer con las empresas que quiebran?, y 3.- ?c¨®mo facilitar la contrataci¨®n de desempleados por parte de las nuevas empresas?
Para empezar, es necesario reactivar el flujo crediticio. Un mayor protagonismo del ICO y de otras entidades p¨²blicas es ¨²til, pero no es, en absoluto, suficiente. Hace falta que se "desahogue" y vuelva a funcionar el sector financiero, componente importante que parece estar en paro voluntario. ?Es posible, entonces, facilitar r¨¢pidamente la entrada de otras instituciones financieras en el mercado nacional? Yo creo que s¨ª, siempre y cuando el Gobierno y el Banco de Espa?a quieran hacerlo.
No todos los bancos del mundo est¨¢n parados, y varios van buscando oportunidades para invertir. Adem¨¢s, ante la probable reestructuraci¨®n del sistema financiero espa?ol, y para evitar una excesiva concentraci¨®n, hace falta que m¨¢s bancos entren en el mercado nacional, aunque sea a costa de comprar bancos y cajas espa?oles que se encuentren en situaci¨®n de debilidad estructural. Por esta raz¨®n, es bueno acabar con los subsidios, impl¨ªcitos o expl¨ªcitos, para los bancos y cajas con problemas, que, es evidente, no son todos.
La pol¨ªtica apropiada no es rega?ar a los bancos porque no hacen lo que el Gobierno desea. Es bueno que los bancos piensen en sus negocios, en tener beneficios, mientras que el Gobierno y el Banco de Espa?a se dedican a favorecer la m¨¢xima elasticidad de oferta en el sector financiero y la seguridad de los depositantes. A cada uno su trabajo, y que nunca se acabe la paciencia de nadie.
Asimismo, las empresas que quiebran despedir¨¢n a los trabajadores y ¨¦stos tendr¨¢n que buscar un nuevo empleo. Esto implica que, al mismo tiempo que se facilite el ajuste laboral, el dinero p¨²blico debe gastarse en ofrecer a estos trabajadores una ampliaci¨®n de su seguro de desempleo, una buena pol¨ªtica de formaci¨®n y fuertes incentivos para que encuentren un nuevo trabajo cuanto antes. La investigaci¨®n sobre este tema no es s¨®lo muy extensa, sino que tambi¨¦n es clara y efectiva: todo lo que nuestros pol¨ªticos tienen que hacer es consultar con algunos de los expertos mundiales que tienen la ventaja de ser espa?oles o hispano parlantes.
En cualquier caso, se deber¨ªa introducir un programa que permita fuertes reducciones de la carga fiscal sobre el salario para aquellos trabajadores despedidos que encuentren un nuevo empleo. O, alternativamente, introducir la posibilidad de convertir las prestaciones por desempleo en bonificaciones para el empleo para aquellos que encuentren trabajo antes de que las prestaciones se acaben.
Puesto en forma de eslogan, el objetivo de las pol¨ªticas econ¨®micas debe ser la fluidez y no la rigidez, el cambio y no la conservaci¨®n, el apoyo a los que corren riesgos y no la protecci¨®n a los que se equivocaron. Para hacer nuevas tortillas, hay que romper unos cuantos huevos.
?ste -pero en conjunto y no en peque?as y t¨ªmidas piezas- es el paquete econ¨®mico que el Gobierno de Espa?a puede -y debe- introducir ya. El hecho de que, dos a?os despu¨¦s del inicio de nuestra crisis, no se haya tomado todav¨ªa ning¨²n tipo de medida dr¨¢stica como las apuntadas aqu¨ª es un grave error de pol¨ªtica econ¨®mica.
?Alcanzar¨¢ el d¨¦ficit p¨²blico niveles del 7-8% del PIB, o m¨¢s, durante un par de a?os como consecuencia de estas medidas? Seguramente s¨ª. ?Pero para qu¨¦ tener una ratio inferior al 40%, de deuda p¨²blica respecto al PIB, si no es para permitir que se suba hasta el 60% en circunstancias como las actuales? ?sta es una cuesti¨®n seria. ?Qu¨¦ sentido tiene, estimado se?or Solbes, ahorrar tanto en los tiempos de bonanza si no es para gastarlo en los tiempos de adversidad? Estas medidas se deber¨ªan haber tomado hace dos a?os pero no se hizo. Aunque nunca es demasiado tarde o, al menos, eso es lo que esperamos todos.
Michele Boldrin es catedr¨¢tico de la Washington University en St. Louis y director de la C¨¢tedra Repsol en FEDEA.
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