El d¨ªa de la marmota
Me informaron de que el PP ten¨ªa mayor¨ªa absoluta, mejor dicho, que el bipartido hab¨ªa perdido las elecciones, al mismo tiempo que ve¨ªa como Ag¨¹ero met¨ªa el cuarto gol al Bar?a en ese teatro de pesadilla que es el Manzanares. El pasado domingo tuve un comportamiento extra?o todo el d¨ªa. Uno de esos d¨ªas que me pareci¨® haber ya vivido. Sab¨ªa de antemano que el Bar?a, mi equipo, iba a perder cuando iban dos a cero a favor y que Feij¨®o iba a ganar c¨®modamente. No me digan c¨®mo, pero fue como volver a ser como el protagonista de Atrapado en el tiempo, esa impagable pel¨ªcula que cada mes de febrero vuelvo a ver coincidiendo con el D¨ªa de la Marmota en Pennsylvania. Hay festividades que me parecen dignas de ser celebradas y el D¨ªa de la Marmota, me parece el m¨¢s indicado para revivir unas cuantas pesadillas que se repiten sin compasi¨®n a lo largo de mi vida. Como a Bill Murray se me puso el gesto circunspecto, los p¨¢rpados se entornaron ligeramente, la arruga de la frente volvi¨® a reaparecer y not¨¦ que la ropa se deslizaba a lo largo del cuerpo como si quisiera esfumarse de m¨ª y de ese domingo de marzo. Llam¨¦ a mi madre para ver si Galicia segu¨ªa ah¨ª y si era verdad que Feij¨®o hab¨ªa ganado. Mi madre me not¨® alterado y dijo que s¨ª, que echaban bombas en la aldea y que no me preocupara porque casi todo el mundo, menos yo, sab¨ªa que iba a ganar Feij¨®o.
El PP pasar¨¢ cuatro a?os haciendo la misma oposici¨®n pero desde el Gobierno
Tambi¨¦n se compadeci¨® por la derrota del Barcelona aunque, en este caso, le ech¨® la culpa al portero. Me frot¨¦ lo ojos y record¨¦ muchas otra veces en las que la o¨ª decir que toda la culpa era del portero. Lo peor vino despu¨¦s. Sal¨ª del sue?o y vi a un hombre en tirantes, muy ufano de s¨ª mismo, que en la pantalla de la televisi¨®n y con el logo planetario de una redacci¨®n a sus espaldas tambi¨¦n afirmaba que ¨¦l sab¨ªa lo que iba a pasar y que era l¨®gico que hubiera pasado. Es m¨¢s, el hombre de los tirantes dijo que lo que hab¨ªa pasado durante estos ¨²ltimos a?os resultaba antinatural. Repar¨¦ entonces en que la marmota segu¨ªa dormida. Todo el mundo sab¨ªa lo que yo, ingenuamente, ignoraba y o¨ªa grandes carcajadas y volv¨ªan a sonar los cohetes en mi aldea, pero yo estaba en Madrid viendo la cara de marmota que se le hab¨ªa puesto al portero del Barca.
No s¨¦ por qu¨¦, ahora que ha pasado el D¨ªa de la Marmota, tuve ese comportamiento extra?o. Me pasa algunos domingos que la melancol¨ªa alcanza cotas insufribles, que busco in¨²tilmente alg¨²n entretenimiento que venza mi languidez, pero este domingo fue especialmente cruel con mi estado de ¨¢nimo. Todav¨ªa no me he recuperado del todo. Me promet¨ª a mi mismo no volver a ver Atrapado en el tiempo como si la cinta fuera la causante de mi percepci¨®n de la realidad, incluso decid¨ª cambiar el d¨ªa en que llamo a mi madre, normalmente los domingos, por otro distinto. Ahora pienso que Touri?o se equivoc¨® de d¨ªa y no de gobierno y que Quintana se equivoc¨® de baile pero no de pueblo, pero que el ¨²nico que acert¨® fue Feij¨®o que no hizo nada m¨¢s que estar en su sitio, las l¨ªneas bien prietas, la artiller¨ªa pesada disparando en su momento, bailando todo el tiempo con su se?or Mariano. Es f¨¢cil decirlo ahora, que la marmota ha despertado con los primeros brotes primaverales y es f¨¢cil intuir cu¨¢l va a ser el gui¨®n de la pr¨®xima secuela: cuatro a?os haciendo la misma oposici¨®n pero desde el Gobierno, mientras los socialistas y los nacionalistas entran en la peliaguda fase Hamlet del enredo: dimisiones, traves¨ªas por el desierto, las comarcas y las asambleas en busca otra vez de un gui¨®n para asomarse a la pantalla y convencer a los espectadores de que no es un pecado cohabitar sin estar casados, aunque mucha gente sostenga lo contrario. El partido se ha vuelto f¨¢cil para unos y enormemente espeso para otros. Las cosas han cambiado de repente.
En cualquier caso, adem¨¢s de encontrar a un portero, supongo que el nuevo director har¨¢ m¨¦ritos para que sus 39 escalones en el Parlamento sirvan para algo m¨¢s que para burlarse de los que cre¨ªan que la t¨¦cnica de la escalera ya la ten¨ªan dominada. Es un suponer. El baile empieza otra vez y hay que sacar a la m¨¢s fea: tiene un aparato en los dientes y acaba de decidir que el vals no es su punto fuerte; est¨¢ en un extremo de la sala, pero sabe que alguien vendr¨¢, la mirar¨¢ a los ojos y la sacar¨¢ de nuevo al centro de la pista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.