Seducci¨®n total
M¨¢s que un concierto fue un ejercicio de seducci¨®n total, uno m¨¢s en la larga trayectoria de Jane Birkin. Una de esas noches con algo de magia flotando que pr¨¢cticamente todos los asistentes, seguro, recordar¨¢n durante bastante tiempo. Y todo presentado, ofrecido y rematado con la m¨¢xima simplicidad. Cuatro m¨²sicos, un taburete, media docena de bombillas bien situadas, un pu?ado de canciones que pueden atravesarte los sentimientos y, claro, una presencia cercana, entra?able y, al mismo tiempo, felina, terriblemente expansiva, y con una voz que hipnotiza, porque Birkin, sin ser una gran cantante, es capaz de tocarte la fibra sensible con la mayor naturalidad.
Y as¨ª lo hizo por espacio de dos horas que pasaron como un suspiro. Esta vez la cantante y actriz londinense (aunque m¨¢s francesa que brit¨¢nica) huy¨® de la sensualidad evidente y jug¨® la doble carta de la fragilidad y de la ingenuidad, que la hicieron todav¨ªa m¨¢s cercana. En especial cuando, cantando Yesterday a day, se pase¨® entre el p¨²blico con su paraguas de luces llegando hasta las ¨²ltimas filas del gallinero.
Jane Birkin
Auditori, 5 de marzo.
Comenz¨® fuerte. En pocos minutos ya hab¨ªa desgranado algunos temas de Serge Gainsbourg tan entra?ables como Ford Mustang y Es fan des sixties, primer gran momento de una velada llena de grandes momentos. Los recuerdos y la nostalgia se materializaron en las viejas melod¨ªas de Gainsbourg (algunas raras en la voz de la Birkin de los ¨²ltimos a?os), pero especialmente en las nuevas canciones escritas por ella y plagadas de visiones de infancia o im¨¢genes del pasado. Lo mejor que puede decirse de esas canciones es que no desentonaron encerradas entre los temas de un grande entre los grandes como Gaisnbourg. Las nuevas canciones fueron puntuando momentos de proximidad mientras Exercice en forme de Z, Nicotine, Amours des feintes (esa que habla de un pr¨ªncipe catal¨¤) o L'Anamour nos devolv¨ªa a la Birkin de toda la vida. Una Birkin traviesa y pizpireta que se dej¨® ir en la recta final con algunos de sus temas m¨¢s populares (Le moi et le je, Je suis venu te dire que m'en vais, Quoi) y recuperando para la ocasi¨®n Les petits papiers.
Serge Gainsbourg estuvo muy presente a todo lo largo de la noche, pero Jane Birkin dej¨® claro que puede seguir viva art¨ªsticamente sin recurrir s¨®lo a sus composiciones. Y sobre todo, que puede seguir cautivando y enamorando como si el tiempo realmente no pasase.
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