Un navegante de interiores
Las casas de Pablo Neruda en Isla Negra, Valpara¨ªso y Santiago de Chile muestran la faceta m¨¢s l¨²dica y jovial del gran poeta
Pablo Neruda amaba el mar de lejos y las cosas de cerca. Sobre su relaci¨®n con el primero -no sab¨ªa nadar- se declaraba "navegante de boca". Un marinero de tierra que vivi¨® en tres barcos varados en tierra firme, sus tres casas chilenas de Isla Negra, Santiago (La Chascona) y Valpara¨ªso (La Sebastiana). Tres cascarones construidos a su medida, seg¨²n las instrucciones que daba a sus amigos arquitectos, en los que acumul¨® su universo de objetos encontrados o comprados. Neruda fue un infatigable buscador en mercadillos, ferreter¨ªas y anticuarios, no s¨®lo en Chile, sino en los destinos a los que le llev¨® su profesi¨®n de diplom¨¢tico: Birmania, Ceil¨¢n, Barcelona, Madrid, Par¨ªs... "Amo las cosas loca, locamente," dice el poeta en su Oda a las cosas. "Yo voy por casas, / calles, / ascensores, / tocando cosas, / divisando objetos / que en secreto ambiciono: / uno porque repica, / otro porque / es tan suave / como la suavidad / de una cadera, / otro por su color de agua profunda, / otro por su espesor de terciopelo", contin¨²a en otro punto del poema.
01
La casa m¨¢s querida de Neruda, su capricho de una vida. Fue tambi¨¦n la ¨²ltima que habit¨® y en donde, enfermo de un c¨¢ncer de pr¨®stata terminal, se encontraba el fat¨ªdico 11 de septiembre de 1973, el d¨ªa que Pinochet se levant¨® en armas contra la democracia chilena. Con el poeta en cama, la casa fue registrada por los militares. "Aqu¨ª lo ¨²nico peligroso es la poes¨ªa", les dijo. De Isla Negra sali¨® en ambulancia hacia la cl¨ªnica Santa Mar¨ªa de Santiago, donde el poeta se apag¨® pocos d¨ªas m¨¢s tarde, el 23 de septiembre. "Muri¨® de pena", dice Charo Cofr¨¦, cantante chilena que sufri¨® el exilio durante la dictadura y que hoy regenta la hoster¨ªa La Candela, donde Neruda sol¨ªa almorzar. "La noche antes de que se lo llevaran a Santiago estaba muy mal, deliraba. Dec¨ªa: 'Los van a matar a todos". Neruda muri¨® de un ataque al coraz¨®n, dicen sus pr¨®ximos, provocado por el horror presagiado. La casa de Isla Negra es el gran barco de Neruda, una nave alargada, construida a base de sucesivas ampliaciones, que parece navegar sobre el Pac¨ªfico que, a pocos metros, rompe con toda su violencia contra las rocas. Era 1939 y Neruda necesitaba concentrarse para escribir Canto general. Un anuncio en la prensa avis¨® al poeta, por entonces casado con Delia del Carril, de la venta de un terreno y una casita cerca del puerto de San Antonio, a unos 100 kil¨®metros de Santiago. Los 70 metros cuadrados originales de la casa de Isla Negra se multiplicaron con los a?os hasta los 500 actuales. Y aun poco antes de la muerte del poeta estaba prevista una ampliaci¨®n m¨¢s para albergar su colecci¨®n de 15.000 caracolas. El sal¨®n de la casa guarda algunos de los famosos mascarones de proa que son ya parte del imaginario nerudiano: las dos Medusas, el gran jefe comanche, la Micaela y la Marinera de la Rosa. En la sala contigua, el comedor, vigilan otros dos: la Jenny Lind y el Morgan. El inventario de la casa registra m¨¢s de 3.500 objetos: una colecci¨®n de m¨¢scaras, otra de botellas de vidrio de colores, barcos dentro de botellas, diablillos de cer¨¢mica mexicanos, cajas de insectos y mariposas (Neruda fue un entom¨®logo aficionado desde su infancia), estribos de todo el mundo, mapamundis, fotos de Whitman y de Rimbaud... Neruda y Matilde Urrutia, su ¨²ltima esposa, est¨¢n enterrados en Isla Negra, donde fueron trasladados desde Santiago en diciembre de 1992.
Isla Negra
"Yo constru¨ª la casa. / La hice primero de aire, / luego sub¨ª en el aire la bandera / y la dej¨¦ colgada / del firmamento, de la estrella, de / la claridad y de la oscuridad". As¨ª comienza el poema dedicado a La Sebastiana, la casa con nombre de carabela que Neruda adquiri¨® en Valpara¨ªso. Suspendida del cerro Bellavista, quiz¨¢ fuera la que menos habit¨®, pero en la que siempre pasaba la noche de A?o Nuevo. Escribe el poeta en una carta a una amiga en 1959: "Siento el cansancio de Santiago. Quiero hallar en Valpara¨ªso una casita para vivir y escribir tranquilo. Tiene que poseer algunas condiciones. No puede estar ni muy arriba ni muy abajo. Debe ser solitaria, pero no en exceso. Vecinos, ojal¨¢ invisibles. No deben verse ni escucharse. Original, pero no inc¨®moda. Muy alada, pero firme. Ni muy grande ni muy chica. Lejos de todo, pero cerca de la movilizaci¨®n. Independiente, pero con comercio cerca. Adem¨¢s, tiene que ser muy barata. ?Crees que podr¨¦ encontrar una casa as¨ª en Valpara¨ªso?". Todas esas condiciones las encontr¨® en un edificio a medio terminar, propiedad de un constructor espa?ol, Sebasti¨¢n Collado, en la que pretend¨ªa pasar sus ¨²ltimos a?os. Pero la muerte le lleg¨® antes de lo que pensaba y la familia no sab¨ªa qu¨¦ hacer con la casa. De los cuatro pisos, Neruda compr¨® dos. Los otros pertenec¨ªan a sus amigos, Francisco Velasco y Mar¨ªa Martner, artista que realiz¨® la chimenea de piedras de Isla Negra y el mosaico del jard¨ªn de la casa de Santiago. M¨¢s tarde, el poeta se hizo con las cuatro plantas, a las que a?adi¨® un altillo y las pobl¨® de sus objetos: un retrato de su admirado Lord Cochrane, mapas, antiguas marinas, vidrieras, un p¨¢jaro embalsamado tra¨ªdo de Venezuela, un caballito de tiovivo, una placa que reza "Don Pablo est ici" ("Don Pablo est¨¢ aqu¨ª") en el bar que preside, c¨®mo no, un tim¨®n de barco, una chimenea en forma de tinaja... Escaleras de caracol, huecos y recovecos. El laberinto nerudiano queda protegido por enormes ventanales que miran hacia abajo, hacia donde queda el puerto de Valpara¨ªso.
02
Neruda bautiz¨® su casa de la capital chilena con el apodo que usaba para Matilde Urrutia (en quechua, chascona significa "de pelo encrespado, despeinada"). En 1952, el poeta necesitaba un escondite en el que vivir su amor clandestino con Urrutia (a¨²n no se hab¨ªa divorciado de Delia del Carril) y lo encontr¨® en la falda del cerro San Crist¨®bal, en el barrio Bellavista de Santiago. Con la colaboraci¨®n de su amigo el arquitecto Germ¨¢n Rodr¨ªguez Arias, la casa se fue configurando en tres vol¨²menes, conectados mediante escaleras y terrazas en una disposici¨®n de todo menos funcional: el sal¨®n, por ejemplo, est¨¢ a una gran distancia del comedor. S¨ªmbolo de un amor apasionado, las iniciales P y M entrelazadas se multiplican en las rejas de las ventanas. La Chascona fue vandalizada por los militares golpistas y gran parte de la biblioteca de Neruda desapareci¨® en esa barbarie. Aunque algunas obras se salvaron. Como la primera edici¨®n de los Versos del capit¨¢n, la poes¨ªa amorosa que Neruda escribi¨® a Urrutia cuando a¨²n su relaci¨®n era secreta, y que fue publicada en N¨¢poles bajo una falsa portada de Teresa Batista, cansada de guerra, de Jorge Amado. "No se lleve este libro. Es lo m¨¢s precioso que tengo", suplica a los posibles saqueadores Urrutia en una nota que dej¨® sobre la obra. Tambi¨¦n se salvaron el retrato que Diego Rivera realiz¨® a Matilde, y en cuyo pelo dibuj¨® el perfil de Neruda, y dos obras de Fernand L¨¦ger. En medio del destrozo causado por los golpistas, Urrutia organiz¨® el velatorio de Neruda en La Chascona y de aqu¨ª parti¨® el cortejo f¨²nebre acompa?ando al poeta hasta el cementerio. Fue el primer acto p¨²blico de repulsa al golpe de Pinochet.
La Sebastiana
Visitas
En todas las casas hay que reservar la visita anticipadamente por tel¨¦fono.
? Isla Negra (0056 35 46 12 84). Poeta Neruda, s/n. Isla Negra. Reserva anticipada obligatoria por tel¨¦fono. Entrada, 4 euros.
? La Sebastiana (0056 322 25 66 06). Ferrari, 692. Valpara¨ªso. Entrada, 3,30 euros. ? La Chascona (0056 027 77 87 41 / 0056 027 37 87 12). Fernando M¨¢rquez de La Plata, 0192. Barrio Bellavista. Santiago. Entrada, 3,30 euros.
? Las tres abren de martes a domingo, de 10.00 a 18.00. M¨¢s informaci¨®n en
www.fundacionneruda.org
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