C¨®mo pagar una factura y no morir en el intento
Pagar una factura es un acto cotidiano. En ocasiones, cuando el paro y la falta de liquidez aprietan, angustioso. Pero todos sabemos c¨®mo se paga -legalmente, claro- una factura. Es un acto sencillo que no requiere ninguna complicaci¨®n t¨¦cnica y para el que no se precisa cualificaci¨®n especial alguna. De hecho, basta con abonar una cantidad en efectivo, utilizar una tarjeta de cr¨¦dito, un cheque bancario, realizar una transferencia o, la f¨®rmula m¨¢s universal, que el proveedor del servicio realice un cargo contra una cuenta corriente o una libreta de ahorro. Si los pagos se hacen de forma razonable, transparente y sin ¨¢nimo de defraudar al fisco, siempre quedar¨¢ un documento o, en su defecto, un rastro inform¨¢tico que permitir¨¢ acreditar donde fuere menester que hemos hecho frente a nuestros compromisos como clientes, pongamos de una sastrer¨ªa.
G. K. Chesterton escribi¨® un delicioso art¨ªculo titulado Correr tras el propio sombrero en el que, entre otras cosas dec¨ªa: "Se tiene la impresi¨®n general de que es desagradable tener que correr tras el propio sombrero. ?Por qu¨¦ iba a serlo para una cabeza piadosa y bien ordenada? No es solo que haya que correr y el correr canse. La misma gente corre mucho m¨¢s deprisa cuando se trata de juegos y deportes (...) Se tiene la idea de que correr tras es el propio sombrero es humillante; y cuando la gente dice que es humillante lo que quiere decir es que resulta c¨®mico (...) Pues bien, cualquier hombre podr¨ªa, si se esforzara en hacerlo, correr detr¨¢s de su sombrero con el ardor m¨¢s viril y la alegr¨ªa m¨¢s sagrada (...) De hecho, me siento inclinado a creer que, en el futuro, el deporte de las clases altas ser¨¢ la caza del sombrero en los d¨ªas de viento".
Los pol¨ªticos valencianos del PP implicados en el caso G¨¹rtel no es que corran detr¨¢s de sus sombreros, pero no resulta dif¨ªcil imaginarlos corriendo detr¨¢s de sus facturas, revolviendo cajones y armarios, urgiendo a las entidades bancarias para que les faciliten la documentaci¨®n que acredite que realmente pagaron de su peculio los trajes encargados y realizados en esas tiendas de Madrid (no debe haber sastres de suficiente entidad para ellos en Valencia) y que tan a maltraer les llevan desde que el juez Garz¨®n les ha puesto en la picota. Para los espectadores resulta agotador este traj¨ªn de pol¨ªticos populares indignados, con la car¨®tida inflamada por la ira y la verg¨¹enza, yendo de ac¨¢ para all¨¢ corriendo tras unas facturas como los personajes de Chesterton corr¨ªan tras su sombrero en un d¨ªa ventoso. De hecho, descansar¨ªamos todos. Ellos m¨¢s, claro. El espect¨¢culo que est¨¢n dando es tan humillante como c¨®mico.
Leer, como hemos le¨ªdo, que el secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa, pag¨® sus trajes utilizando a ?lvaro P¨¦rez, El Bigotes, como intermediario debe ser un chiste propio de quien cree que los ciudadanos son directamente imb¨¦ciles. Qu¨¦ necesidad tienen algunos de humillarse hasta ese punto. Si en lugar de tanta indignaci¨®n institucional, tantas vestiduras rasgadas en defensa de un honor supuestamente mancillado y tantos rid¨ªculos desmentidos a los medios de comunicaci¨®n por limitarse a realizar su trabajo, el presidente de la Generalitat, el secretario general del PP, el ex vicepresidente del Consell y el ex jefe de gabinete de la anterior consejera de Turismo presentaran las facturas acreditando que pagaron los trajes, toda la trama desaparecer¨ªa como por ensalmo. Cualquier ciudadano, en su lugar, ya lo habr¨ªa hecho o estar¨ªa en condiciones de hacerlo de inmediato. No es tan dif¨ªcil. Costa se comprometi¨® a colaborar en todo con la justicia. No habr¨ªa que esperar tanto. Bastar¨ªa con que ¨¦l, Francisco Camps, V¨ªctor Campos y Rafael Betoret presentaran las facturas por los pagos hechos en Milano y Forever Young para no morir, pol¨ªticamente hablando, en el intento de demostrar su inocencia.
Recu¨¦rdese que, no hace tanto, Ignasi Pla tuvo que dejar la secretar¨ªa general del PSPV porque no pudo explicar fehacientemente el impago de unas facturas por unas obras en su domicilio. Y s¨ªgase el ejemplo.
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