La ¨²ltima noche de Younes B.
Un hombre que dorm¨ªa bajo el Viaducto muere desangrado por un corte en el cuello durante una pelea
Nadie se atreve a tocar el colch¨®n de Younes B, marroqu¨ª de 34 a?os. Como mucho, la se?alan, de lejos. "?sa, la de la manta roja". Tarde o temprano, Driss, marroqu¨ª de treintaitantos que en realidad no se llama Driss, tendr¨¢ que acercarse. "Younes dorm¨ªa a mi lado", dice, y se?ala otro camastro unos pasos m¨¢s all¨¢. Driss asegura que no estaba cuando, hacia las tres de la madrugada de ayer, se form¨® una pelea en la calle Segovia, bajo el Viaducto. Alguien empu?¨® una botella. Golpe¨® con ella en la cabeza a Younes y, con el vidrio roto, le raj¨® el cuello. El corte le alcanz¨® la arteria car¨®tida, inform¨® un portavoz del Samur. Muri¨® tres horas despu¨¦s, desangrado, en el hospital Cl¨ªnico.
"El trabajo est¨¢ fatal", le dijo a un periodista la semana pasada
Es mediod¨ªa y dos hombres de tez morena comparten vino tinto de cart¨®n sentados en un murete bajo el Viaducto. Cuando alg¨²n coche deja una plaza de aparcamiento libre, uno de ellos se planta en el hueco y se lo se?ala a los conductores. Incluso les recomienda -"gira m¨¢s, m¨¢s, m¨¢s, ?vale!"- la mejor manera de estacionar. Luego pone la mano. "Muchas gracias, amigo". Conocen a Younes. ?l tambi¨¦n se sacaba unas monedas aparcando coches en la calle Segovia. "Buena gente", coinciden. "Est¨¢ muerto", informan. Y no, ellos tampoco vieron nada.
"Dorm¨ªa all¨ª arriba", dicen se?alando un saliente bajo uno de los pilares del Viaducto. "?l era su amigo", dicen, y apuntan a Driss, que escucha la conversaci¨®n a una distancia prudencial. "Bueno, amigo... Amigo de dormir", precisa el aludido. Younes era "simp¨¢tico". No parec¨ªa que nadie tuviera motivos para tomarla con ¨¦l. No estaba metido en drogas -"s¨®lo beb¨ªa vino"-, ni ten¨ªa enemigos. ?ltimamente dorm¨ªa bajo el puente con otras tres personas. "No siempre los mismos; la gente va al albergue una semana, luego vuelve...". Estaba legal en Espa?a, donde viv¨ªa "desde los 14 ¨® 15 a?os". Ten¨ªa familia en Madrid. "Dos hermanas y un hermano, creo".
A las dos de la tarde de ayer nadie le hab¨ªa reclamado en el Instituto Anat¨®mico Forense, donde iban a practicarle la autopsia. S¨®lo un empleado de la mezquita de la M-30 se hab¨ªa interesado por ¨¦l. Driss se tem¨ªa que la Polic¨ªa no hubiera podido localizar a la familia. "A lo mejor tiene alg¨²n n¨²mero ah¨ª", dec¨ªa, se?alando una bolsa arrugada de Ikea llena de cachivaches. "Pero yo no voy a tocar".
"Buena decoraci¨®n, ?eh?", le dijo Younes a un redactor de este peri¨®dico que hac¨ªa un reportaje sobre el Viaducto la semana pasada. Se refer¨ªa a las vistas de la Almudena que ten¨ªa desde su cama. Le cont¨® que ya no iba a la oficina del paro. "?Para qu¨¦? El trabajo est¨¢ fatal. Recojo chatarra por las calles y la vendo los domingos en el Rastro. Me da para caf¨¦ y tabaco". Despu¨¦s le pidi¨® un euro para un caf¨¦.
Said, marroqu¨ª de 31 a?os, se enter¨® de la muerte de su amigo por la tarde, al salir "del Calcuta", el comedor de la parroquia de Santa Mar¨ªa de la Cabeza. "Buena gente", dice ¨¦l tambi¨¦n de Younes. "Le vi anteayer, en el Rastro. Llevaba chatarra para vender". Hac¨ªa mucho tiempo que se conoc¨ªan. "?l llevaba tres a?os viviendo aqu¨ª y creo que su familia no lo sab¨ªa. Deb¨ªan pensar que estaba en un albergue". Aunque era "simp¨¢tico", Younes "siempre estaba muy triste", relata. "Escuchaba, pero hablaba poco. No estaba bien. Tomaba pastillas del m¨¦dico. Le pas¨® algo con una chica. Un amor antiguo. No lo quiso contar nunca". Younes hab¨ªa trabajado de alba?il "con su cu?ado de Getafe". Pero el trabajo se acab¨®. Ahora, a?ade Said, "cobraba el paro o alg¨²n subsidio".
La polic¨ªa cree que a Younes le asesin¨® un compatriota, probablemente uno de los que duermen por la zona. "Parece que fue por una discusi¨®n", confirm¨® ayer una portavoz, "pero no se sabe nada m¨¢s del m¨®vil". A ¨²ltima hora no se hab¨ªan producido detenciones. Los compa?eros de camastro de Younes, a excepci¨®n de Driss, no aparecieron por all¨ª en todo el d¨ªa. "Esos tienen que saber qu¨¦ pas¨®; tuvieron que verlo", dice Said con la mirada puesta en los lechos bajo la b¨®veda. "Fue una noche movida, con el f¨²tbol. Hubo mucho jaleo por la calle y muchos borrachos", recuerda, como para buscar una explicaci¨®n. A falta de una, culpa al Viaducto: "Con tantos muertos, este puente est¨¢ maldito".

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