M¨¢s refinado, mejor peinado y sin pendiente: el 'nuevo' Shakespeare
Un experto asegura haber encontrado el ¨²nico retrato hecho en vida del genio
Los rasgos refinados del personaje, la pulcritud de su peinado y de la barba rojiza, pero sobre todo la ausencia del pendiente en el l¨®bulo izquierdo, no parecen datos que se correspondan con la imagen de William Shakespeare que ha llegado hasta nuestros d¨ªas. En realidad, no existe un retrato fidedigno del mayor dramaturgo de todos los tiempos -al menos pintado de primera mano-, pero uno de los mayores expertos mundiales sobre el bardo se ha atribuido la autor¨ªa de ese hallazgo.
El profesor Stanley Wells, jefe de la c¨¢tedra de estudios de Shakespeare en la Universidad de Birmingham, presentaba ayer en Londres un retrato que reivindica como el ¨²nico ejecutado en vida del escritor.
La autenticidad de esta obra ya ha sido cuestionada por algunos especialistas
El descubrimiento coincide con el hallazgo del primer teatro del Bardo
Propiedad de una aristocr¨¢tica familia desde hace tres siglos, la obra habr¨ªa sido realizada cuando el autor de Hamlet ten¨ªa 46 a?os -seis antes de su muerte- por encargo de uno de sus mecenas, el conde de Southampton. La autenticidad de la pieza -hoy depositada en una mansi¨®n de Surrey, suroeste de Inglaterra, que gestiona el Patrimonio Nacional- ya est¨¢ siendo cuestionada por los expertos, pero esa controversia procurar¨¢ enorme publicidad al libro que prepara Wells sobre sus investigaciones, en colaboraci¨®n con uno de los miembros de la familia propietaria, el restaurador Alec Cobbe.
A lo largo de los siglos, numerosas pinturas que recreaban el aspecto f¨ªsico del dramaturgo acabaron revel¨¢ndose como falsas. Su verdadera imagen sigue siendo uno de los grandes enigmas de la literatura. Bajo el sugestivo t¨ªtulo Buscando a Shakespeare, la Nacional Portrait Gallery londinense indagaba en la cuesti¨®n hace tres a?os, con una muestra que expon¨ªa seis de sus retratos, todos realizados despu¨¦s de la muerte del protagonista.
Alec Cobbe visit¨® la exposici¨®n y comprob¨® que una de aquellas obras, firmada por el pintor flamenco Cornelius Johnson, era pr¨¢cticamente id¨¦ntica a la que su familia conservaba. Hasta entonces, hab¨ªan atribuido la identidad del retratado al marino y pol¨ªtico ingl¨¦s sir Walter Raleigh. El cuadro de Johnson era un pr¨¦stamo de la biblioteca Folger Shakespeare de Washington, instituci¨®n poseedora de la principal colecci¨®n sobre William Shakespeare.
Los expertos de la National Portrait Gallery admitieron las innegables similitudes entre ambas piezas, pero no llegaron a ninguna conclusi¨®n que convenciera a Cobbe, quien decidi¨® buscar el asesoramiento del profesor Wells. Ambos sosten¨ªan ayer haber localizado el verdadero rostro de William Shakespeare tras ejecutar una serie de pruebas que "si bien son circunstanciales tambi¨¦n resultan aplastantes". "En los ¨²ltimos a?os de su vida, el dramaturgo logr¨® el ¨¦xito y la riqueza. ?ste es indudablemente el retrato de un hombre rico", declaraba Wells.
Su tesis rompe con la imagen del dramaturgo hasta ahora universalmente consensuada, un personaje en la cuarentena de rasgos menos afilados y elegantes -que adem¨¢s luce el famoso arete en la oreja- reproducido en la mayor¨ªa de publicaciones sobre la obra shakespeariana. Esa recreaci¨®n se sostiene en el llamado Retrato de Chandos, obra del actor y amigo del dramaturgo John Taylor que hoy integra los fondos de la Nacional Portrait Gallery. El museo brit¨¢nico apoya la fidelidad de la pieza en la estrecha relaci¨®n entre ambos hombres, pero especialmente en su tremenda similitud con el retrato de Shakespeare que se adjuntaba en la primera edici¨®n de su obra completa, a los pocos a?os de la desaparici¨®n del escritor.
El supuesto descubrimiento del nuevo Shakespeare ha coincidido en el tiempo con la pol¨¦mica en torno al hallazgo de los restos del recinto donde se estrenara Romeo y Julieta hace 400 a?os. Las excavaciones comenzadas el pasado verano en el barrio londinense de Shoredicht (este) para construir un nuevo local de ocio se toparon con los cimientos de El Teatro, sede de la representaci¨®n de las primeras obras del bardo hasta que una disputa le forzara a trasladarse al sur del r¨ªo T¨¢mesis, donde fund¨® el hoy famoso The Globe. Ahora, dos compa?¨ªas rivales acaban de embarcarse en una agria pugna para plantar sus respectivas sedes en el lugar donde naciera la dramaturgia inglesa moderna.
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