Volver a empezar
No os enga?¨¦is compa?eros: lo que se perdi¨® el d¨ªa 1 de marzo fue mucho m¨¢s que unos miles de votos. En realidad, hemos de reconocer que una buena parte de los que esta vez no hemos recibido, nos hab¨ªan llegado de prestado hace tres a?os y medio. Nunca hab¨ªan sido nuestros. Pero sus tenedores ten¨ªan un sincero deseo de cambio y, a la vista del agotamiento pol¨ªtico -?y tambi¨¦n cre¨ªamos que ideol¨®gico, pobres de nosotros!- de su gestor, los cambiaron de cuenta: ah¨ª los teneis, removed la cosa. Y pusieron en nuestras manos una oportunidad inusitada para cambiar a fondo la manera de hacer pol¨ªtica en el pa¨ªs.
Y no hemos sido capaces de hacerlo. Es lo que la gente cree. Y digo yo, pues no nos han renovado el dep¨®sito de confianza. Eso es indiscutible. Les parece que no hemos cumplido el encargo. Y de manera tan general y aplastante -?s¨®lo en una comarca de Galicia no ha descendido nuestra cota porcentual de votos!-, que hay m¨¢s bien poco que escudri?ar. No se puede discutir que Alberto N¨²?ez Feij¨®o ha ganado las elecciones. Tampoco que nosotros las hemos perdido. Y ya sab¨¦is: en pol¨ªtica la culpa siempre y s¨®lo es del que pierde. Traguemos.
El PSOE debe comenzar por trasladarle a los militantes una potencia movilizadora
El problema que se a?ade a la frustraci¨®n de nuestras expectativas es que la manifestaci¨®n de insatisfacci¨®n por nuestro incumplimiento parece territorial, sociol¨®gica e ideol¨®gicamente tan amplia, parece haber penetrado tan a fondo el tejido electoral del pa¨ªs, que recuperarnos de ¨¦sta, para volver a ser una alternativa cre¨ªble de gobierno -renovador, claro est¨¢, que a m¨ª, como a esos electores desencantados, otra cosa ya me interesa nada-, nos va a costar la de dios. Hemos echado en saco roto una oportunidad extraordinaria, y vete t¨² a saber si tambi¨¦n ¨²nica. Al menos para un tiempo.
Tenemos como disculpa que los votantes nos hicieron el encargo del cambio con dificultades considerables, que no tuvieron la generosidad de descontar cuando lleg¨® el momento de evaluar. Obligarnos a gestionar semejante transici¨®n desde un gobierno de coalici¨®n, con una fuerza pol¨ªtica muy preocupada por marcar territorio, es como prestarte una bici sin sill¨ªn y decirte vamos, chaval, da pedal. No result¨® posible administrar la coalici¨®n y el cambio al mismo tiempo. Eso es lo que dicen las urnas. ?Qu¨¦ quereis? Y m¨¢s: tambi¨¦n dicen que quien tiene m¨¢s culpa en ese fracaso es el Partido Socialista. El personal cree que no hemos sabido estar en nuestro sitio. Pero, ?c¨®mo no iban a pensarlo cuando vieron reiteradamente a nuestro portavoz parlamentario denunciar la actitud de unos socios que eran gobierno por la ma?ana y oposici¨®n -irrespetuosamente descalificadora, incluso- por la tarde, sin que eso tuviese mayores consecuencias?
Quiz¨¢ el encargo, pues, administrar el cambio y la coalici¨®n al mismo tiempo, fuese demasasiado para nosotros. Visto as¨ª, la cosa llegaba a la envergadura de una verdadera mutaci¨®n de cultura pol¨ªtica. Y eso es mucha cosa. Pero repito: la culpa es del que pierde. No podemos ir a ning¨²n sitio a disculparnos de nada. Hemos perdido la oportunidad. Punto. Hay que empezar de nuevo.
?C¨®mo? Uf, eso ya es m¨¢s complicado. Pero yo arriesgo una pista, no inventada, eh, que no se trata de eso. No es cosa de ocurrencias. Mirad el "milagro Obama". ?Os hab¨¦is fijado en cual fue una de las fuerzas m¨¢s poderosas que le ayudaron a ganar las primarias dem¨®cratas, primero, y las elecciones, despu¨¦s? Pues s¨ª: movilizar a miles de simpatizantes, que aqu¨ª ser¨ªan ya s¨®lo militantes, no s¨®lo como agentes electorales, que tambi¨¦n, como es obvio, sino tambi¨¦n como agitadores de conciencias y emociones. Que la pol¨ªtica tambi¨¦n es eso, sin mayores concreciones.
Perdonadme, pues, si parezco antiguo y poco renovador, pero creo que hay que empezar por volver a casa, al partido, para trasladarle una verdadera potencia movilizadora. A ellos. A los militantes. Que ser¨¢n quienes puedan devolvernos la fuerza, con la lluvia fina y persistente de su presencia social, m¨¢s all¨¢ de las coyunturas y circunstancias. O disponemos de un partido que pretenda ser algo m¨¢s que una plataforma electoral o nunca nos ser¨¢ facil conquistar y retener los votos del personal. Parece contradictorio, pero no lo es. Ya lo sab¨¦is, ?no?
Jaime Barreiro Gil fue senador y portavoz del Grupo Parlamentario del PSOE.
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