Empleados y esp¨ªas
Finlandia quiere atajar el espionaje industrial con una ley que autoriza a las empresas privadas y a los organismos p¨²blicos a controlar el correo electr¨®nico de sus empleados. Pueden revisar la identidad del remitente y del destinatario, el formato, tama?o y fecha del archivo. No est¨¢ permitido fisgar en el contenido. La ley la han apellidado Nokia porque este fabricante ha sido el que m¨¢s ha batallado para conseguirla.
?Cortar¨¢ esta ley las alas al empleado desleal que quiere vender, por ejemplo, una lista de clientes a la competencia? Podr¨¢ intimidar al timorato, pero el buen esp¨ªa tiene otros recursos menos visibles, aunque tambi¨¦n rastreables, para camuflar sus robos. En Finlandia, la ley ha levantado el previsible debate sobre el respeto a la intimidad. Pero Finlandia, al menos, tiene una ley clara. En Espa?a hay una abundante y contradictoria literatura judicial. Por un lado se reconoce que el correo electr¨®nico, como el tel¨¦fono o la hoja de c¨¢lculo, son herramientas que recibe el empleado de su patr¨®n para cumplir con las tareas que le prescriben. No es un efecto personal.
Aplicando por analog¨ªa lo que establece el Estatuto de los Trabajadores sobre la apertura de la taquilla del empleado (debe hacerse en presencia de ¨¦ste y de terceros), parecer¨ªa que la duda no est¨¢ en si se puede husmear en el correo electr¨®nico del trabajador. M¨¢s bien en c¨®mo hacerlo. Un detalle importante a la hora de defender la integridad de las pruebas obtenidas (que no le hayan metido nada de tapadillo en el armario o manipulado el correo). Frente a ello est¨¢ quien argumenta la inviolabilidad de las telecomunicaciones y el derecho a la privacidad.
Las empresas ya saben muchas cosas de sus trabajadores, desde si son puntuales a su factura del m¨®vil corporativo. Esta capacidad de saber puede emplearse sensatamente o para un hostigamiento digital, m¨¢s all¨¢ de lo que exigir¨ªa una operaci¨®n de acecho al traidor.
No estar¨ªa mal disponer de un protocolo claro para todos. Y, en cualquier caso, las empresas deben ser prudentes en el empleo de sus herramientas, porque si se instala en las plantillas la sospecha y el temor a ser espiados, va a salir gravemente perjudicada la salud laboral de las compa?¨ªas.
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