Opio del pueblo
No s¨¦ si se han enterado de la noticia: el Athletic se ha clasificado para la final de la Copa. El acontecimiento ha provocado una especie de locura colectiva en Vizcaya. La gente ha corrido rauda a reservar alojamiento en Valencia. No importa que los hosteleros valencianos dupliquen o tripliquen el precio de un apartamento o una habitaci¨®n de hotel para la noche del 13-M. Tambi¨¦n es secundario que dicha fecha sea laborable y lectiva. Ya sacrificaremos parte de nuestras vacaciones. ?C¨®mo vamos a privar a nuestros hijos de una cita semejante con la Historia! ?Qui¨¦n dijo crisis, EREs o incremento del paro? Ya nos apretaremos el cintur¨®n. Todo menos escamotear nuestro aliento a los j¨®venes millonarios del club de San Mam¨¦s.
La clasificaci¨®n ha tenido, adem¨¢s, un efecto bals¨¢mico sobre nuestros problemas cotidianos. Parece que hasta hemos perdido inter¨¦s por el proceso poselectoral. Ante la perspectiva de conseguir la copa n¨²mero 24 (?o es la 25?) para nuestras vitrinas, ?qu¨¦ importancia puede tener que el pr¨®ximo lehendakari se apellide Ibarretxe o L¨®pez?
Nuestra ¨²nica obsesi¨®n ahora es conseguir una entrada. Como alcanzar alguno de los 17.000 boletos que corresponden al Athletic parece que va a ser tarea imposible, todos hemos empezado a bucear en aguas valencianas. ?Qu¨¦ curioso! Resulta raro el vizca¨ªno que no tiene un amigo en la ciudad del Turia. Si no es un comercial que viene a nuestra empresa, es una fabrica que nos suministra o, si no, un conocido que se fue a vivir a aquellos lares. Tal es el supuesto grado de amistad con la capital de las Fallas que sorprende que no se haya producido todav¨ªa alg¨²n tipo de hermanamiento vasco-valenciano.
Aseguran que apenas se van a poner entradas en las taquillas. Ya pasaremos la noche sin dormir guardando la cola, como con AC/DC o Bruce Springsteen. Qu¨¦ suerte tienen con nosotros los familiares que est¨¢n hospitalizados. Nos encanta pasar la noche en vela por una buena causa. ?Y dec¨ªan que las colas interminables eran uno de los s¨ªmbolos de la decadencia del comunismo! Guardar cola por ver a nuestros ¨ªdolos es lo menos que se le puede pedir a un verdadero forofo.
Pero es que la final incluso ha cambiado nuestro car¨¢cter. El vasco tiene fama de t¨ªmido y taciturno, de poco dado a exhibir sus sentimientos. Quienes vieron por ETB el ambiente tras la semifinal probablemente se sorprender¨ªan (quiero creer que negativamente) con la euforia del joven hincha que simul¨® un coito con la reportera que narraba en directo la alegr¨ªa que se viv¨ªa en las calles bilba¨ªnas. Es lo que tiene la Copa, sobre todo la de kalimotxo.
Cuando en 1844 Marx escribi¨® aquello de que "la religi¨®n es el opio del pueblo" todav¨ªa no exist¨ªa el f¨²tbol. En caso contrario, la cita hubiese sido probablemente otra. Afirman que el primer paso para poder superar una adicci¨®n es reconocerla. Lo confieso: yo tambi¨¦n intentar¨¦ estar en Mestalla el 13 de mayo.
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