Se necesita claridad
Terminada la campa?a electoral con el indiscutible triunfo conservador, el PP y sus terminales medi¨¢ticas est¨¢n empe?ados ahora en una intensa campa?a que, siguiendo la teor¨ªa del eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil, est¨¢ destinada a satanizar al Bloque, con el fin declarado de evitar que se pueda recuperar la necesaria colaboraci¨®n entre socialistas y nacionalistas.
Si este discurso de la derecha calara en la sociedad gallega, el Partido Popular habr¨ªa logrado un triunfo a¨²n mayor que el obtenido el 1-M en las urnas. Porque, en efecto, el desprestigio de la coalici¨®n como f¨®rmula de gobierno dejar¨ªa sin alternativa cre¨ªble al nuevo Ejecutivo presidido por N¨²?ez Feij¨®o, y abrir¨ªa de par en par las puertas para que en las pr¨®ximas elecciones municipales el PP recupere numerosos e importantes gobiernos municipales, hoy dirigidos por la izquierda gracias, precisamente, al entendimiento entre socialistas y nacionalistas.
La derecha quiere desprestigiar los gobiernos de coalici¨®n para que no haya alternativa al PP
No es extra?o, pues, que los dirigentes del PP y sus portavoces medi¨¢ticos, muy preocupados ellos por el futuro de la izquierda, hagan llegar al PSOE generosos y desinteresados consejos para que se desprenda del lastre que para su futuro representa la relaci¨®n con el BNG. Lo verdaderamente preocupante, sin embargo, no son las altruistas recomendaciones de los fil¨¢ntropos conservadores, sino que destacados dirigentes socialistas destilen el mismo, o parecido, discurso que la derecha.
Porque es evidente que algunas de las declaraciones de importantes personajes del socialismo recuerdan demasiado las teor¨ªas que defend¨ªa el actual embajador de Espa?a en el Vaticano. En efecto, Francisco V¨¢zquez sostuvo siempre que la principal linea divisoria de la sociedad gallega no era entre derecha e izquierda, sino entre nacionalistas y no nacionalistas.
No parece que aquel diagn¨®stico de Paco V¨¢zquez, que ahora algunos quieren rescatar, fuera acertado. De hecho, entre el PSOE y el BNG existen importantes vasos comunicantes, con frecuentes trasvases de votos entre ambos, dependiendo del momento pol¨ªtico o del tipo de elecciones de que se trate. M¨¢s s¨®lida parece haberse mostrado la divisoria entre derecha e izquierda, que pr¨¢cticamente nadie ha traspasado en una u otra direcci¨®n.
Pero la verdadera importancia de la posici¨®n formulada por los mentados dirigentes socialistas reside en que trata de configurar una propuesta estrat¨¦gica que, de prosperar, producir¨ªa importantes efectos en la sociedad gallega y en su mapa pol¨ªtico. En efecto, tal estrategia tiende a sustituir el actual pluralismo pol¨ªtico, que se expresa democr¨¢tica y civilizadamente, por la confrontaci¨®n entre polos identitarios, entre espacios cerrados e irreconciliables: el nacionalista y el no nacionalista.
Las fracturas y tensiones que tal mutaci¨®n producir¨ªan en la sociedad son impredecibles y, desde luego, indeseables. Para la izquierda las cosas no ir¨ªan mucho mejor. Si ¨¦sta llegase a asumir que la divisi¨®n principal de la sociedad es la que separa a nacionalistas y no nacionalistas, el corolario que se desprende de aquel teorema ser¨ªa la necesaria colaboraci¨®n del PSOE con el PP frente al nacionalismo, que, en consecuencia, pasar¨ªa a ser el adversario principal.
Teniendo en cuenta la actual correlaci¨®n de fuerzas (47% del PP y 29,5% del PSOE), ni siquiera podr¨ªamos hablar de colaboraci¨®n, sino de mera subordinaci¨®n de la izquierda al proyecto hegem¨®nico de la derecha en Galicia. M¨¢s l¨®gico parece que el PSOE aproveche la legislatura que ahora comienza para reformular, reconstruir e impulsar un proyecto alternativo al PP que, liderado por la izquierda, sea capaz, para ser cre¨ªble y posible, de implicar de nuevo, y bajo nuevas condiciones, al nacionalismo democr¨¢tico.
Veremos cu¨¢l de estas posiciones se impone en el PSOE. Las primeras se?ales fiables las tendremos en el congreso que los socialistas gallegos celebrar¨¢n el pr¨®ximo mes de abril. Se necesita claridad.
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