Rajoy evita cualquier menci¨®n a la trama de esp¨ªas y carga contra Garz¨®n

Con el carpetazo definitivo que Esperanza Aguirre ha dado a la comisi¨®n de los esp¨ªas, sin escuchar siquiera a los espiados, todos los ojos del Partido Popular est¨¢n puestos ahora en ver c¨®mo reacciona Mariano Rajoy. Pero el presidente del PP quiere pasar p¨¢gina cuanto antes y aprovechar el momento de aparente unidad interna que se vive por la amenaza del caso G¨¹rtel. As¨ª que ayer Rajoy rehuy¨® a los periodistas y no hizo ni una sola menci¨®n al espionaje en su discurso a los diputados, reunidos de forma extraordinaria en el Congreso para escuchar y aplaudir al l¨ªder triunfante.

El PP se debate estos d¨ªas entre la euforia por la victoria gallega y la preocupaci¨®n por la investigaci¨®n del juez Baltasar Garz¨®n y la crisis por la trama de espionaje en Madrid. Sobre el juez, Rajoy no tiene control pero sobre el espionaje s¨ª, porque puede decidir afear la conducta de Aguirre, que no ha dejado que se investigue seriamente qui¨¦n y por qu¨¦ sigui¨® a dos miembros de la direcci¨®n nacional del PP, Alfredo Prada y Manuel Cobo. Rajoy, aparentemente y seg¨²n la mayor¨ªa de su entorno, ha decidido pasar p¨¢gina cuanto antes y olvidar este asunto de guerra interna.

"Para ganar hay que saber sufrir", afirma el l¨ªder en alusi¨®n a la victoria en Galicia

Ayer se concentr¨®, sin embargo, en el caso G¨¹rtel para atacar a Garz¨®n. Coment¨® con tono de cr¨ªtica que el magistrado est¨¢ en Per¨², le acus¨® de no ser imparcial, prometi¨® que el PP no va "a olvidar" la "causa general" contra el partido y anunci¨® que seguir¨¢n preguntando en el Congreso por la cacer¨ªa que ya ha costado la dimisi¨®n a Mariano Fern¨¢ndez Bermejo. El PP, explic¨® Rajoy, tambi¨¦n quiere la cabeza del comisario jefe de la Polic¨ªa Judicial, presente en la cacer¨ªa.

Al presidente del PP le interesaba mucho m¨¢s, no obstante, exhibir internamente su victoria. Delante ten¨ªa a la mayor¨ªa de los dirigentes cr¨ªticos que han mostrado su malestar. Es en el Congreso donde est¨¢ el principal foco de revuelta interna, donde se trat¨® de fraguar un grupo que, en caso de derrota en Galicia, estaba dispuesto a exhibir p¨²blicamente, o al menos en una reuni¨®n interna, su enfado. Todas esas maniobras potenciales han quedado en nada tras el ¨¦xito, y Rajoy, por una vez fuerte internamente y triunfador, quiso ser magn¨¢nimo. Al final de su discurso, deslavazado, realizado de forma casi rutinaria, tendi¨® la mano muy claramente a los cr¨ªticos, algo que no hab¨ªa hecho desde que gan¨® el congreso de Valencia.

"Estoy muy contento de c¨®mo se comporta el grupo. Todo el que quiera trabajar lealmente y construir, que lo haga. Quiero decir que a m¨ª me preocupa ¨²nica y exclusivamente el futuro. Nunca tomar¨¦ ninguna decisi¨®n por razones que no sean estrictamente pol¨ªticas", dijo en tono tranquilo a sus diputados.

El mensaje era claro: Rajoy conoce los movimientos de los cr¨ªticos, pero sostiene que no habr¨¢ represalias. Algunos de estos dirigentes esc¨¦pticos est¨¢n convencidos de que el entorno del l¨ªder, ahora que est¨¢ fuerte, ya prepara la venganza por las dificultades internas a las que le han sometido en los ¨²ltimos meses.

Rajoy, por el contrario, parece querer a todo el partido movilizado para las elecciones europeas, su rev¨¢lida. Si las gana, como es previsible, su camino hacia 2012 estar¨¢ consolidado. Por eso insisti¨® en que todos los diputados, y todo el PP, debe trabajar para movilizar a su electorado.

Adem¨¢s de esa oferta de armisticio con los cr¨ªticos, Rajoy tambi¨¦n quiso reivindicar su enorme capacidad de aguante y disfrutar un poco -aunque en el discurso se le ve¨ªa muy desganado- de su ¨¦xito. "Hemos ganado en circunstancias dif¨ªciles. Esto demuestra que no hay victoria sin esfuerzo y sacrificio, que para ganar hay que saber sufrir. Y en no ser triste ni derrotista est¨¢ la senda de la victoria".