Un pol¨ªtico en el filo de la navaja
Javier Madrazo (Ria?o, Cantabria, 1960) no ha dejado indiferente a nadie. Capaz de atraer al mismo tiempo fidelidades inquebrantables y rechazos viscerales, lo que no se le puede discutir es su habilidad para sacar partido de las situaciones m¨¢s complicadas y salir de ellas airoso. Desde que en 1994 salt¨® desde los movimientos pacifistas para liderar Ezker Batua (EB) no ha pasado desapercibido. Y ello para bien o para mal.
Madrazo se acostumbr¨® pronto a vivir en el filo de la navaja. Desde negociaciones in extremis con sus enemigos internos para ser reelegido coordinador hasta su apuesta por embarcar a la formaci¨®n que todav¨ªa encabeza en la apuesta soberanista del lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe. Ha soportado graves derrotas electorales y ha salido indemne, pero al filo de la navaja no se puede vivir siempre y al final Ezker Batua ha terminado fagocitada por su propio socio en la ¨²ltima cita electoral. El PNV es el que ha rentabilizado en las urnas la gesti¨®n ¨ªntegra del tripartito. Para bien o para mal.
Madrazo atrae fidelidades inquebrantables y rechazos viscerales
Desde que se hizo con el puesto de coordinador general, Madrazo ha sido el referente incuestionable de EB, su imagen de marca. Ha controlado la formaci¨®n gracias al apoyo variopinto de las organizaciones y corrientes de diferente pelaje que la integran: pacifistas, feministas, ecologistas, comunistas,... Un respaldo que le ha permitido enfrentarse y derrotar al sector cr¨ªtico y al PCE, con el que se arregl¨® en la ¨²ltima asamblea, y as¨ª imponer sus tesis y candidatos.
Con una estrategia pr¨®xima a los nacionalistas, ha mantenido a EB durante dos legislaturas en el Gobierno, siendo ¨¦l mismo consejero. Ahora, toca ir a la oposici¨®n y a¨²n no est¨¢ claro que papel jugar¨¢ Madrazo. ?l confiesa que quiere volver a su plaza de profesor de Filosof¨ªa en un instituto bilba¨ªno, pero es posible que al final siga en EB de alguna forma. El temor de los cr¨ªticos es que se quede para tutelar el posmadrazismo. "Se antoja dif¨ªcil verle dando clases de nuevo", apuntan fuentes de este sector.
De su paso por el Departamento de Vivienda y Asuntos Sociales quedan hitos como la aprobaci¨®n de las leyes de Suelo y de Servicios Sociales, que sac¨® adelante tras una ardua negociaci¨®n en la que incluso tuvo que dejar de lado al PNV. En la ley de Suelo, se tuvo que enfrentar a constructores, alcaldes, diputaciones y a su socio mayoritario. Y cuando las cosas se pusieron feas, tuvo que ser el propio Ibarretxe el que convenciese al PNV. En la de Servicios Sociales, las tres diputaciones tampoco se lo pusieron f¨¢cil. Su paso por el Ejecutivo le convirti¨® en un consejero medi¨¢tico y la imagen de EB pas¨® a ser, m¨¢s que nunca, la imagen de Madrazo. Para lo bueno y para lo malo.
Madrazo es un hombre sumamente familiar y muy discreto en cuanto a su vida privada y sus conocidas convicciones cristianas, que nunca han entrado en colisi¨®n con su militancia en el PCE.
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