El artista
La honradez en el trabajo propio es una de las formas m¨¢s s¨®lida de compromiso social. Los debates de la modernidad est¨¦tica han destacado durante dos siglos los aspectos misteriosos de la creaci¨®n. Hablar de genialidad, inspiraci¨®n, arrebato, es mucho m¨¢s llamativo que defender la artesan¨ªa, el trabajo bien hecho, el esfuerzo cotidiano. Cuando el pragmatismo de la sociedad industrial y de las costumbres burguesas despreci¨® todas las actividades no sometidas al utilitarismo, los artistas debieron consolarse buscando una raz¨®n divina, sublime, que justificara su trabajo. Se ocult¨® entonces la profunda unidad que existe entre el arte y la artesan¨ªa, la creaci¨®n y la t¨¦cnica, los cimientos y la belleza. El lirismo resulta imposible sin un buen c¨¢lculo de estructuras.
Merece la pena ver, sentir y meditar la exposici¨®n del escultor y grabador Cayetano An¨ªbal que ha organizado el Ayuntamiento de Granada en el Centro Cultural Gran Capit¨¢n. Este verdadero artista y artesano puede ser identificado por sus obras p¨²blicas. Es, por ejemplo, el autor del monumento a Federico Garc¨ªa Lorca que preside la gran plaza de Fuente Vaqueros. La exposici¨®n La memoria imaginada, que re¨²ne dibujos y grabados de su ¨²ltima ¨¦poca, nos permite conocer la intimidad de su trabajo, su apuesta digna y cotidiana como artista artesano, o como artesano artista.
Vemos y sentimos a una mujer desnuda que mira por la ventana, un m¨²sico de jazz que toca la trompeta sentado en una barra, una imagen de Van Gogh enamorado, un ciudadano que pasea solitario entre edificios que s¨®lo se conforman con una multitud, dos cuerpos sensuales que se buscan en su propia materia, un hombre hermoso, arrogante y perdido, que acerca la mano al tel¨¦fono y duda en hacer una llamada, porque tiene un mundo dif¨ªcil a sus espaldas, y so?adores a los que se les escapan sus secretos y sus im¨¢genes m¨¢s escondidas hacia la realidad de los dibujos y los grabados. A trav¨¦s de estos personajes, uno tiene la sensaci¨®n de que la privacidad es inseparable del exterior, el lugar de lo otro y de los otros, ya sea una llamada de la tierra, la insistencia de una ciudad o la inquietud de las contradicciones sociales. Casi siempre hay una ventana de por medio, que destaca el valor decisivo de la mirada, y no s¨®lo del p¨²blico invitado a observar, sino del personaje capturado en el acto mismo de mirar.
Los di¨¢logos sosegados, profundos, llenos de matices, entre lo privado y lo p¨²blico, imponen de manera inevitable una definici¨®n de la intimidad. En la obra de Cayetano An¨ªbal se da un tercer paso, se va de lo privado y lo p¨²blico hasta la intimidad de unos personajes que, con su quietud, su elegancia, su soledad y su mirada, se adentran en los conflictos del sujeto moderno, esa realidad ¨²ltima que exige las verdaderas respuestas del arte contempor¨¢neo. Un lirismo ¨²til, no utilitario, rodeado de desnudos, botellas, sem¨¢foros e imaginaciones, nos invita a sentir nuestra forma de sentir, a mirar nuestra mirada. Los grabados de Cayetano An¨ªbal contagian una equilibrada tensi¨®n entre el oficio y la libertad creativa, entre la elegancia y el v¨¦rtigo.
En uno de los textos de presentaci¨®n del cat¨¢logo, el profesor Ignacio Henares explica que el artista se apoya en el paradigma ilustrado. El pintor Juan Vida, por su parte, alude a la f¨¦rtil hermandad que se advierte desde los a?os 80 entre los grabados y los dibujos de Cayetano An¨ªbal. La raz¨®n de este camino tiene un fundamento material. Se debe a las nuevas posibilidades t¨¦cnicas que abri¨® el uso de planchas de policarbonato en el proceso estampador, un soporte pl¨¢stico que permit¨ªa copiar por transparencia los dibujos originales. Conocimiento material del oficio y libertad creativa, siempre un buen camino para ser leales con nosotros mismos y con las ilusiones colectivas.
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