El mayor desaf¨ªo al Abismo
Hay poetas que no utilizan la palabra. Prefieren las nubes. Y adem¨¢s, sonr¨ªen cuando se acercan a ellas. El franc¨¦s Philippe Petit escribi¨® la poes¨ªa m¨¢s arriesgada del funambulismo un 7 de agosto de 1974, al colocar ilegalmente un cable de acero entre las Torres Gemelas de Nueva York y caminar entre los 43 metros que separaban los dos edificios durante casi una hora. Realiz¨® ocho viajes a trav¨¦s del cielo, con los que desafi¨® las leyes de la naturaleza y embruj¨® al planeta entero. "Me sent¨ªa como un explorador en un mundo diferente. Ning¨²n ser humano hab¨ªa caminado sobre aquel vac¨ªo, as¨ª que para m¨ª era como descubrir un nuevo continente. Me emocion¨® la belleza y la simplicidad de aquel acto, aunque no llegu¨¦ a llorar. Un funambulista necesita sus ojos n¨ªtidos cuando est¨¢ en el aire". Pero s¨ª sonri¨®, extasiado. Lo dicen las fotograf¨ªas que tom¨® su amigo Jean Louis Blondeau, uno de los c¨®mplices que hicieron posible aquel acto extraordinario que Petit a¨²n califica a trav¨¦s del tel¨¦fono como "art¨ªstico-criminal".
"Torear era mi otra gran pasi¨®n. Al mismo tiempo, empec¨¦ a probar las alturas y me fui entregando a ellas"
"Una parte de m¨ª no quiere estar en la tierra. Me gusta volar sobre ella, ser inalcanzable"
Son las ¨²nicas pruebas que existen de que estuvo all¨ª arriba, puesto que sus co-conspiradores no pudieron grabar el golpe: la polic¨ªa apareci¨® antes de lo previsto y abort¨® la filmaci¨®n."Quedan las fotos y las historias orales de las miles de personas que, desde abajo, asistieron al espect¨¢culo de ver a un hombre caminar por el cielo como si fuera un p¨¢jaro. En aquel momento me enfurec¨ª, pero hoy me alegro. Soy un poeta y creo que es m¨¢s bonito as¨ª, sin im¨¢genes en movimiento, lo convierte en algo m¨¢s legendario, como un cuento".
A punto de cumplir 60 a?os, este mago, escritor, malabarista, emperador del equilibrio y, sobre todo, autor de lo que el escritor Paul Auster defini¨® como "un regalo a Nueva York de asombrosa e indeleble belleza", habla desde su escondite en un pueblo cercano al m¨ªtico Woodstock (al norte de Nueva York). Acaba de regresar de Los ?ngeles, donde el pasado 22 de febrero hizo equilibrismos sobre el escenario del Teatro Kodak con el Oscar al Mejor Documental del a?o, Man on wire, del que es protagonista. As¨ª bautiz¨® la polic¨ªa neoyorquina el crimen perpetrado por Petit, quien decidi¨® aceptar en 2006 la propuesta del director brit¨¢nico James Marsh de transformar aquella persecuci¨®n de la utop¨ªa en un documental que Robert Zemeckis planea ahora transformar en una pel¨ªcula de ficci¨®n.
?Basado en parte en el libro Alcanzar las nubes (Alpha Decay), escrito por Petit en 2002, el documental funciona casi como un thriller en el que el propio artista y sus c¨®mplices (ex novia y amigos) narran c¨®mo trabajaron durante seis a?os para hacer realidad el sue?o de un visionario que se enamor¨® de las Torres Gemelas cuando a¨²n eran s¨®lo un proyecto. Petit vio en 1968 un boceto en una revista. Cerr¨® los ojos y las uni¨® instintivamente con una l¨ªnea de bol¨ªgrafo. Quiz¨¢ si no se hubiera encontrado casualmente con aquella imagen en la sala de espera de un dentista de Par¨ªs, hoy ser¨ªa Fun¨¢mbulo, el torero. "?se hubiera sido mi nombre art¨ªstico. Torear era mi otra gran pasi¨®n. Empec¨¦ a hacerlo de adolescente, y a los 18 a?os viaj¨¦ por Espa?a y Francia con dos toreros franceses con los que hac¨ªa de mozo de espada. Al mismo tiempo empec¨¦ a probar las alturas. Se me daba muy bien y me fui entregando a ellas". Uno de sus sue?os incumplidos es unir ambas pasiones: dibujar una l¨ªnea sobre el cielo de una plaza de toros espa?ola y caminar sobre ella. Incluso invent¨® un paso, el torero, que, por supuesto, tambi¨¦n practic¨® sobre el World Trade Center.
Antes de conquistar ilegalmente el cielo de Nueva York, se pase¨® por encima de Notre Dame, en Par¨ªs, y sobre la ?pera de Sidney. Y tras viajar por primera vez a la Gran Manzana en enero de 1974, puso en marcha un plan semicriminal que jam¨¢s se hubiera materializado sin los amigos que creyeron en su sue?o (o en un mundo pos 11-S, obsesionado con la seguridad). Estudiaron planos, falsificaron identidades, introdujeron ilegalmente en las torres cajas y cajas de materiales y llegaron hasta sus azoteas. Pasaron toda la noche colocando y tensando el cable, hasta que lleg¨® el momento de que Petit diera el primer paso sobre un vac¨ªo de 417 metros de altura.
"Nunca tuve miedo. No puedes tener miedo. Yo s¨®lo lo siento cuando el espect¨¢culo ha terminado. Una vez que avanc¨¦ un poco, sent¨ª una inmensa alegr¨ªa de estar all¨ª. Uno de los momentos m¨¢s bellos fue cuando me tumb¨¦ mirando al cielo y vi una gaviota que se acercaba a curiosear. Mantuve un di¨¢logo silencioso con ella, hasta que se fue. Habl¨¦ con todos los dioses, aunque no soy religioso. Cuando estoy ah¨ª arriba, mis sentidos se agudizan. Soy como un animal salvaje que tiene su vida en sus manos y tiene que preservarla. Recuerdo una sinfon¨ªa de sonidos: la gente moverse y hablar a los pies de las torres, mi coraz¨®n latiendo fuerte, el sonido de mis pies sobre el cable de acero, el ruido que hac¨ªan las torres al ser balanceadas por el viento?". Escuchar a Petit con su fuerte acento franc¨¦s es como inyectarse una sobredosis de amor por la vida. Aunque su pasi¨®n, el funambulismo, est¨¦ inextricablemente unida al coqueteo con la muerte. "Es una asociaci¨®n err¨®nea; para caminar por ese cable hay que estar enamorado de la vida. Reproduces el milagro de vivir. Eso es lo que te empuja a pensar cada paso".
Pero ?qu¨¦ le empuj¨® entonces y qu¨¦ le empuja todav¨ªa a abandonar tierra firme para convertirse en "un ser a¨¦reo" que ha realizado m¨¢s de 75 espect¨¢culos en las nubes y a¨²n sue?a con cruzar el Ca?¨®n del Colorado? "Desde ni?o odi¨¦ que me dieran ¨®rdenes. Aprend¨ª a subirme a los ¨¢rboles. Quer¨ªa actuar en el circo, pero ninguno me admiti¨®. El funambulismo fue una evoluci¨®n natural. Hay una parte de m¨ª que no quiere estar en la tierra. Me gusta volar sobre ella, mirarla desde arriba, ser inalcanzable. Adem¨¢s, despu¨¦s de haber sido arrestado m¨¢s de 500 veces, es el ¨²nico lugar donde la polic¨ªa no pudo tocarme".
Practicar mimo, magia o malabares en la calle, cosa que a¨²n hoy hace por sorpresa en Nueva York, ha sido la causa de esos arrestos. Tras permanecer 45 minutos en el aire, tambi¨¦n le detuvieron en las Torres Gemelas. Pero la presi¨®n popular oblig¨® a liberarlo con la ¨²nica penalizaci¨®n de hacer un espect¨¢culo para los ni?os neoyorquinos. Petit se convirti¨® en h¨¦roe, se instal¨® en Manhattan, le llovieron propuestas para colaborar con artistas como Baryshnikov o Milos Forman? No acept¨® venderse. "Un hombre en el cielo es un milagro, y esa sensaci¨®n de que puedes cambiar tu vida, de que lo imposible puede ocurrir, dejar¨ªa de ser bello si se utilizara para vender un producto".
Con su osad¨ªa catapult¨® al estrellato dos torres que entonces todos despreciaban en Nueva York. Las convirti¨® en uno de los s¨ªmbolos de una ciudad que ha encontrado en Man on wire un elegante tributo: el filme evita mencionar el desastre del 11-S. Petit se niega a explicar lo que sinti¨® cuando una vecina le llam¨® para decirle que se acercara a su televisor (¨¦l nunca ha tenido) para ver lo que estaba ocurriendo aquel tr¨¢gico d¨ªa. "Mir¨¦ al cielo, era una ma?ana azul y soleada. Supe que no era un accidente. Pero demasiada gente perdi¨® la vida para que yo hable de mis sentimientos personales. Adem¨¢s, es f¨¢cil imagin¨¢rselo, en mi coraz¨®n las Torres Gemelas estaban vivas".
El documental 'Man on wire', ganador del Oscar, se estrena en Espa?a el pr¨®ximo 18 de marzo.
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