Recesi¨®n y desigualdad
Las recesiones conllevan siempre un aumento de las disparidades de renta
La econom¨ªa espa?ola se enfrenta a una recesi¨®n econ¨®mica de duraci¨®n incierta. Durante la segunda mitad de 2008 el PIB descendi¨® un 1,3%. Las previsiones del Banco de Espa?a, la revista The Economist, el FMI y la OCDE para 2009 son de descensos del PIB de entre el 1% y el 3%.
El aumento o descenso del PIB refleja el cambio en la renta media de la econom¨ªa. Sin embargo, esta medida agregada oculta cambios mucho mayores en las rentas de las familias: para algunas la recesi¨®n supone o supondr¨¢ un descenso en sus ingresos muy superior al 3%, mientras que otras apenas lo notar¨¢n. Adem¨¢s, si esta recesi¨®n es similar a la de 1992-1993 y a las recesiones experimentadas por otros pa¨ªses de nuestro entorno, los descensos de renta ser¨¢n mucho m¨¢s acusados entre las familias de menores ingresos. Es decir, la recesi¨®n conllevar¨¢ un aumento de la desigualdad.
Hay que evitar pol¨ªticas populares como ayudar a los hogares hipotecados
Se deber¨ªa eliminar la dualidad entre contratos indefinidos y temporales
El ¨¦nfasis excesivo en el subsidio de desempleo es un error
La mejor pol¨ªtica para ayudar a los m¨¢s desfavorecidos es intentar disminuir la duraci¨®n e intensidad de la recesi¨®n mediante reformas estructurales que reactiven el cr¨¦dito y dinamicen el mercado laboral. Pero los efectos de estas medidas no se van a notar de un d¨ªa para otro. ?Debe mientras tanto el Gobierno tomar medidas adicionales de impacto inmediato para disminuir los costes asim¨¦tricos de la recesi¨®n? Ya existen pol¨ªticas p¨²blicas destinadas a ese fin, como, por ejemplo, el subsidio de desempleo. Seguramente se puede profundizar en ellas, pero quiz¨¢ es m¨¢s importante que el Gobierno evite pol¨ªticas relativamente populares, pero con efectos regresivos, como son las ayudas a los hogares hipotecados. Tambi¨¦n ser¨ªa ¨²til que pol¨ªticas redistributivas, como la devoluci¨®n fija de parte del IRPF, fueran sustituidas por alternativas menos ineficientes.
?Significa esto que el Gobierno no tiene ning¨²n papel relevante que jugar? De ning¨²n modo. La destrucci¨®n de capital humano de muchos trabajadores desempleados puede hacer que el aumento en la desigualdad sea muy persistente. Para evitar este problema, el Gobierno deber¨ªa tomarse en serio los programas de formaci¨®n a desempleados y eliminar la dualidad del mercado laboral entre contratos indefinidos y contratos temporales.
- Descenso de la desigualdad entre 1985 y 2000
Espa?a es un pa¨ªs donde la desigualdad en la distribuci¨®n de la renta y la riqueza es relativamente moderada. No s¨®lo es menor que en EE UU o el Reino Unido, sino que tambi¨¦n es menor que en otros pa¨ªses europeos como Alemania, Francia o Italia. La desigualdad en la renta de las familias descendi¨® entre 1985 y 2000. Este patr¨®n distingue a Espa?a como un pa¨ªs singular porque, durante el mismo periodo, la desigualdad en la renta de las familias aument¨® en pa¨ªses con datos comparables, como por ejemplo EE UU, Reino Unido, Alemania e Italia.
Sin embargo, si miramos los datos con detalle, no todos los aspectos de este descenso son positivos. El mayor factor detr¨¢s del descenso de la desigualdad en Espa?a es la disminuci¨®n en la diferencia entre el salario medio de los graduados universitarios y el salario medio del resto de trabajadores. En el resto de pa¨ªses mencionados dicha diferencia salarial aument¨®. Una de las explicaciones m¨¢s aceptadas de ese aumento es que la adopci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n aumentan relativamente m¨¢s la productividad de los trabajadores con mayor capital humano. El descenso de la brecha salarial entre universitarios y no universitarios en Espa?a refleja que o bien Espa?a no est¨¢ adoptando las nuevas tecnolog¨ªas a la misma velocidad que los pa¨ªses de su entorno, o bien que nuestros graduados universitarios adquieren cada vez menos capital humano. Cualquiera de las dos explicaciones genera inquietud sobre nuestra capacidad de crecer en el futuro.
- Recesiones y desigualdad
El descenso en la desigualdad de la renta entre los hogares espa?oles no fue uniforme durante el periodo 1985-2000. En particular, durante la recesi¨®n de 1992-1993 la desigualdad aument¨®, mientras que en los a?os siguientes de expansi¨®n el descenso en la desigualdad fue muy moderado.
El origen del aumento en la desigualdad durante la recesi¨®n estuvo en el mercado laboral y se concentr¨® en la parte baja de la distribuci¨®n de la renta salarial: mientras la diferencia entre las rentas m¨¢s altas y la renta mediana apenas vari¨®, la diferencia entre la renta mediana y las rentas m¨¢s bajas aument¨® sustancialmente. El principal culpable de este aumento en la desigualdad fue el enorme aumento en la tasa de desempleo, que pas¨® del 16% en el ¨²ltimo trimestre de 1991 a superar el 24% en el segundo trimestre de 1994. ?C¨®mo se traslad¨® este aumento en la desigualdad de las rentas laborales a la desigualdad en la renta familiar? Los datos muestran que el aumento de la desigualdad en el ¨¢mbito individual se amplifica cuando agrupamos los datos por hogares. Esto sugiere que, contrariamente a la creencia popular, la familia no es un buen mecanismo de seguro en Espa?a: cuando un miembro del hogar experimenta descensos de renta, lo mismo sucede al resto de miembros del hogar. El subsidio de desempleo y otras transferencias p¨²blicas compensaron parcialmente el aumento de desigualdad originado en el mercado laboral. El Estado cumpli¨®, por tanto, un notable papel en el suavizado de la renta familiar.
La relaci¨®n entre ciclo econ¨®mico y desigualdad est¨¢ igualmente documentada para otros pa¨ªses. Por ejemplo, Casta?eda, R¨ªos-Rull y D¨ªaz-Gim¨¦nez (1998) muestran c¨®mo la desigualdad es tambi¨¦n contrac¨ªclica en EE UU y c¨®mo dicha correlaci¨®n se debe al impacto asim¨¦trico del desempleo entre distintos grupos de renta. Cada recesi¨®n es distinta, pero en el caso que nos ocupa hay una alarmante similitud con la recesi¨®n de 1992-93: cuando el PIB deja de crecer, la tasa de desempleo se dispara. De hecho, la tasa de desempleo ya ha aumentado del 8% en el segundo trimestre de 2007 al 13,9% en el ¨²ltimo trimestre de 2008. Dado que en este periodo ha habido s¨®lo dos trimestres de crecimiento negativo del PIB, las previsiones de empleo para 2009 no pueden ser m¨¢s pesimistas.
- ?Qu¨¦ hay que hacer?
Obviamente, la mejor pol¨ªtica para paliar los efectos del aumento de desigualdad derivados de una recesi¨®n es salir cuanto antes de dicha recesi¨®n. A tal fin, las pol¨ªticas del Gobierno tienen que ir dirigidas a dos frentes: dinamizar el mercado de trabajo y reactivar el cr¨¦dito. Por una parte, dinamizar el mercado de trabajo es importante para garantizar que los trabajadores en sectores en recesi¨®n, como por ejemplo la construcci¨®n, puedan ser redirigidos a sectores de alto potencial de crecimiento. Por otra parte, reactivar el cr¨¦dito es fundamental para recuperar la demanda agregada: tanto la inversi¨®n empresarial como el gasto de los hogares en bienes de consumo duradero dependen en gran medida del cr¨¦dito.
Pero lleva su tiempo que las reformas estructurales generen efectos tangibles. As¨ª pues, ?c¨®mo puede actuar el Gobierno en otros frentes para garantizar que los costes de la recesi¨®n no recaigan sobre unos pocos? Como hemos visto, el desempleo es el mayor factor detr¨¢s del aumento de la desigualdad en una recesi¨®n. El Estado espa?ol ya provee un subsidio para los trabajadores que pierden su empleo. Dicho subsidio ayuda a mitigar la p¨¦rdida transitoria de renta del trabajador desempleado. Sin embargo, el ¨¦nfasis excesivo en el subsidio de desempleo es un error. El subsidio de desempleo es un instrumento necesario, pero no incide en el aspecto m¨¢s importante: la p¨¦rdida de capital humano del trabajador desempleado y, por tanto, la p¨¦rdida de renta permanente que se extiende m¨¢s all¨¢ de la recesi¨®n. Dicho de otro modo, el aumento en la desigualdad que genera un aumento del desempleo puede ser muy persistente en el tiempo. Si el Gobierno quiere minimizar el impacto a largo plazo del aumento en la desigualdad, debe poner en marcha dos tipos de pol¨ªticas: invertir en formaci¨®n para los trabajadores desempleados y disminuir la fuerte dualidad entre trabajadores permanentes y temporales.
- Pol¨ªticas activas del mercado de trabajo
Las fluctuaciones c¨ªclicas de la econom¨ªa suelen suponer cambios en el tama?o relativo de los distintos sectores. Por ejemplo, en la larga expansi¨®n que hemos vivido en los ¨²ltimos 14 o 15 a?os, el sector inmobiliario ha ganado peso. Muy probablemente, en los pr¨®ximos a?os este peso disminuir¨¢ y los trabajadores desempleados de la construcci¨®n deber¨¢n ocuparse en otros sectores. Todo lo que aprendieron a hacer trabajando en los ¨²ltimos a?os les valdr¨¢ de poco o nada. Por tanto, no es de esperar que sus salarios sean muy altos cuando encuentren nuevos empleos. De hecho, la evidencia emp¨ªrica disponible para EE UU muestra que los trabajadores desempleados ganan menos cuando salen de un periodo de desempleo, y que dicha p¨¦rdida salarial es mayor cuanto m¨¢s largo ha sido el periodo de desempleo. Una de las interpretaciones m¨¢s extendidas de este patr¨®n emp¨ªrico es que el desempleo destruye capital humano.
?Deber¨ªa el Gobierno actuar en este sentido? La respuesta es claramente afirmativa. La misma l¨®gica que justifica la existencia del subsidio de desempleo (proveer un seguro contra la p¨¦rdida transitoria de renta) deber¨ªa justificar una pol¨ªtica m¨¢s activa de formaci¨®n para trabajadores desempleados (proveer un seguro contra la p¨¦rdida permanente de renta).
- Contrataci¨®n temporal: la trampa de la baja inversi¨®n en capital humano
El mercado laboral espa?ol est¨¢ segmentado entre, por un lado, trabajadores con contratos indefinidos y elevados costes de despido, y por otro, trabajadores temporales. De hecho, los trabajadores temporales representan el 30% del total, una de las mayores tasas en la OCDE.
Si bien el contrato temporal parece un buen instrumento para emparejar a trabajadores con empresarios en un contexto de informaci¨®n asim¨¦trica, tambi¨¦n es cierto que, en momentos de recesi¨®n, a un empresario le resulta mucho m¨¢s conveniente no renovar los contratos temporales que despedir a trabajadores con contrato fijo. Para los trabajadores temporales existe el riesgo de entrar en inacabables ciclos de empleo-desempleo que les impiden adquirir capital humano en su puesto de trabajo. Ni el empresario invierte en su formaci¨®n, ni el trabajador pasa suficiente tiempo en ning¨²n trabajo para aprender mientras desarrolla su actividad. Esto condena a los trabajadores con contratos temporales a una vida laboral con salarios bajos.
As¨ª, la brecha salarial entre los trabajadores temporales y los indefinidos en Espa?a es de las m¨¢s altas en Europa. Para evitar esta asimetr¨ªa, el Gobierno puede y debe profundizar en las reformas de las distintas formas contractuales para abaratar el despido de los trabajadores indefinidos, evitar el mal uso de la contrataci¨®n temporal y facilitar la formaci¨®n continuada en el puesto de trabajo.
- Qu¨¦ no hay que hacer: evitar la tentaci¨®n de ayudar a los hogares hipotecados
La recesi¨®n actual est¨¢ vinculada al colapso del sector inmobiliario y al colapso del cr¨¦dito que le ha seguido. En el caso espa?ol, el colapso del cr¨¦dito no est¨¢ siendo tan grave como en otros pa¨ªses y, de momento, ning¨²n banco ni caja de ahorros se ha declarado en quiebra ni ha necesitado de intervenci¨®n p¨²blica directa. Sin embargo, dada la gran cantidad de hogares hipotecados (m¨¢s de una cuarta parte del total) y dado el alto nivel de endeudamiento de las empresas constructoras con el sector bancario espa?ol, muchos economistas y gestores p¨²blicos est¨¢n a¨²n preocupados por la solvencia del sistema. Esta preocupaci¨®n ha llevado al Gobierno a tomar dos pol¨ªticas clave para dar liquidez al sector bancario y evitar el colapso del cr¨¦dito: el plan de compras de activos de alta calidad y el sistema de avales p¨²blicos para las emisiones de deuda.
Sin embargo, se han alzado algunas voces defendiendo la idea de dar liquidez al sistema desde abajo: a trav¨¦s de las familias con posibles problemas de pago de las hipotecas. Esta idea ha sido defendida en funci¨®n de la equidad, porque enfatiza el contraste entre los bancos y constructoras "que se han beneficiado del boom inmobiliario", y los hogares "a los que les toca pagar cuando viene la crisis". Este argumento es falaz. Los hogares hipotecados han experimentado enormes ganancias de capital y se han beneficiado por tanto del boom inmobiliario. Y m¨¢s importante a¨²n, los hogares que se han hipotecado para comprar una vivienda no son pobres. Al menos, no tan pobres como los hogares que no han comprado una vivienda y viven en r¨¦gimen de alquiler. As¨ª, la Encuesta Financiera de las Familias de 2005 que organiza el Banco de Espa?a muestra que entre el 20% de los hogares espa?oles m¨¢s pobres, s¨®lo el 6% est¨¢n pagando una hipoteca por adquisici¨®n de su vivienda principal, mientras que dicho porcentaje es aproximadamente de un 33% entre el 20% de los hogares m¨¢s ricos.
M¨¢s datos. Los hogares que son propietarios de su vivienda principal tienen una renta media de 34.300 euros, frente a una renta media de 23.800 del resto de hogares. Y mucho mayor es la diferencia en riqueza neta. Sumando el valor de todos los activos y restando el valor de todas las deudas, los hogares propietarios de su vivienda principal poseen, de media, una riqueza neta valorada en 307.600 euros, mientras que el resto de los hogares poseen una riqueza neta valorada en 36.600.
Por tanto, desde el punto de vista de la equidad, parece un error que el Gobierno ayude a los hogares con problemas de pago de su hipoteca mientras haya hogares de menor renta y menor riqueza con problemas de pago del alquiler. Ninguna pol¨ªtica dirigida a disminuir la desigualdad originada por la recesi¨®n puede subvencionar a los propietarios de vivienda frente a los no propietarios, porque eso aumentar¨ªa a¨²n m¨¢s la desigualdad. Si acaso, el Gobierno deber¨ªa ir eliminado las subvenciones a la compra de vivienda. Dichas subvenciones son regresivas y posiblemente generen p¨¦rdidas de productividad agregada. La compraventa de vivienda tiene alt¨ªsimos costes fijos, tanto de dinero como de tiempo, y limita, por tanto, la movilidad geogr¨¢fica de los trabajadores. Una sociedad de propietarios dificulta la reasignaci¨®n de trabajadores entre sectores y, por ello, mantiene recursos productivos en los sectores en recesi¨®n o genera elevadas tasas de paro regionales.
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No devolver una cantidad fija en el IRPF
Los impuestos de suma fija (impuestos cuyo monto es independiente de la renta o riqueza de los individuos) son sumamente impopulares. El motivo es que son regresivos: la relaci¨®n entre el impuesto pagado y la renta es mayor para los individuos de renta baja que para los individuos de renta alta. Esto hace que la distribuci¨®n de la renta despu¨¦s de impuestos sea m¨¢s desigual que la distribuci¨®n de la renta antes de impuestos. Es por este motivo que hay tan pocos impuestos de este tipo.
Por el contrario, las subvenciones de suma fija parecen una buena idea para disminuir la desigualdad: suponen un incremento relativo de la renta mayor para los individuos de rentas bajas. Esto es lo que hizo el Gobierno espa?ol en 2008 y se plantea hacer de nuevo en 2009: devolver 400 euros a todos los trabajadores que han pagado el IRPF. Sin embargo, esto no es una buena idea.
La devoluci¨®n de 400 euros es progresiva pero se hace a un elevado coste en t¨¦rminos de eficiencia: el importe devuelto a los ciudadanos ha sido previamente recaudado distorsionando los incentivos al trabajo. Los trabajadores que tienen cierta flexibilidad para escoger cu¨¢nto quieren trabajar a lo largo del a?o comparan el incremento de renta producido por sus horas o d¨ªas de trabajo extra con el coste personal que les supone tener menos tiempo para otras actividades. El IRPF distorsiona dicha decisi¨®n porque reduce la renta que un trabajador se lleva a casa por trabajar unas horas o d¨ªas m¨¢s. En ausencia de esta distorsi¨®n, las horas trabajadas ser¨ªan mayores.
Una bajada de tipos marginales podr¨ªa cumplir con el mismo objetivo de inyectar dinero p¨²blico a los hogares, se podr¨ªa dise?ar de forma progresiva reduciendo los distintos tipos marginales de forma asim¨¦trica y aumentar¨ªa los incentivos al trabajo. De hecho, hay una gran cantidad de trabajos acad¨¦micos analizando la forma ¨®ptima de dise?ar un sistema impositivo con especial ¨¦nfasis en aspectos distribucionales. Estar¨ªa bien que el Gobierno escuchara los resultados de dichos trabajos y racionalizara un poco el IRPF espa?ol.
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