S¨¦gol¨¨ne Royal va por libre

Ah¨ª estaba S¨¦gol¨¨ne ese hist¨®rico 20 de enero, en Washington, en la toma de posesi¨®n de Barack Obama. Ning¨²n ministro franc¨¦s se hizo (o pudo hacerse) con una invitaci¨®n. Tampoco ning¨²n representante del Partido Socialista franc¨¦s (PS). Ella s¨ª. Supo mover sus influencias para obtenerla. Apartada de su partido, aislada, sin un cometido claro ni dentro ni fuera del PS, pero estaba all¨ª, en la ceremonia de consagraci¨®n del hombre que hab¨ªa encandilado a un mundo en crisis. No s¨®lo eso. Atenta siempre a los medios de comunicaci¨®n, se dej¨® entrevistar y solt¨® una de esas perlas marca de la casa capaces de hundir para siempre una carrera pol¨ªtica que no sea la suya: "Obama se inspir¨® en mi campa?a", dijo.

"Est¨¢ perdiendo credibilidad", afirma un antiguo colaborador

En junio de 2007, S¨¦gol¨¨ne Royal, por entonces de 54 a?os, perdi¨® las elecciones a la presidencia de Francia contra Nicolas Sarkozy; en noviembre pasado, volvi¨® a perder otros comicios, m¨¢s modestos, pero igualmente determinantes para su futuro: por un pu?ado min¨²sculo de votos fue derrotada por Martine Aubry en la lucha por el puesto de primer secretario del PS. Alguno pens¨® que Royal, sin apoyos, con dos derrotas a sus espaldas, era ya historia.

A¨²n no: la persistente ex ministra hija de un coronel autoritario, alumna modelo, de medi¨¢tica sonrisa perfecta y discursos a veces po¨¦ticos y otras s¨®lo cursis, no se ha dado por vencida. Al contrario: ha decidido plantar batalla contra el olvido con un estilo particular, a su aire, solitario, impredecible y algo guerrillero que vuelve locos a sus enemigos dentro del PS (y tambi¨¦n a sus cada vez m¨¢s escasos amigos).

Diez d¨ªas despu¨¦s de asistir al nombramiento de Obama se entrevist¨® con el presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva en Belem (Brasil), dentro del Forum Social Mundial. La foto dio la vuelta a Francia y borr¨® del congreso las aportaciones de la delegaci¨®n oficial del PS, a la que ella, faltar¨ªa m¨¢s, no pertenec¨ªa.

Por entonces sal¨ªa un libro suyo titulado Mujer en pie, en el que arremet¨ªa contra todo el panorama pol¨ªtico excepto ella: contra Sarkozy, por supuesto, pero tambi¨¦n, y sobre todo, contra los compa?eros del PS: Martine Aubry "mira por encima del hombro", Jack Lang es un "manipulador", Lionel Jospin es "irracional para las cosas del partido".

Con su propio impulso algo suicida como ¨²nica arma, segu¨ªa acaparando portadas, a costa de rob¨¢rselas a Aubry, ocupada en criticar las medidas anti-crisis de Sarkozy. Tras su viaje de Brasil, Royal parti¨® el 23 de febrero a la isla francesa de Guadalupe, en Las Antillas, en huelga general desde hac¨ªa un mes. Su intenci¨®n era asistir al entierro de un sindicalista asesinado de un disparo desde una barricada. Se invit¨® ella misma. Lo reconoci¨® sin empacho: "No vengo como enviada del PS, sino a t¨ªtulo personal". Pas¨® por encima de sus compa?eros socialistas de ultramar, de sus propios colaboradores que le desaconsejaron el viaje y de -por supuesto- la direcci¨®n del PS, que desaprob¨® la visita y desautoriz¨® sus palabras. Daba igual: su foto volvi¨® a dar la vuelta a Francia.

Su popularidad a prueba de todo, que le proporciona un tir¨®n electoral incontestable, es un arma de doble filo: hace poco un reportaje de Paris Match la ha retratado junto a su nueva pareja [fue compa?era del anterior primer secretario del PS, Fran?ois Hollande] en Marbella, como si fuera una estrella de cine y no una l¨ªder que aspira a presidir Francia. "Est¨¢ perdiendo credibilidad, y eso es muy importante", asegura uno de sus, hasta hace poco, m¨¢s estrechos colaboradores, el socialista Manuel Valls, quien ahora se siente "decepcionado con la nueva estrategia".

Es cierto lo que dice: los sondeos indican que Royal cotiza a la baja. Sus antiguos lugartenientes, como Vincent Peillon o como el propio Valls, la abandonan a la b¨²squeda de corrientes m¨¢s seguras, m¨¢s coherentes o m¨¢s acordes con su propio futuro pol¨ªtico.

Pero que nadie la d¨¦ por enterrada. Su asociaci¨®n pol¨ªtica, Deseos de Porvenir, est¨¢ sufragada, entre otros, por Pierre Berg¨¦, antiguo mecenas y pareja de Yves Saint Laurent, que obtuvo hace dos semanas 373 millones de euros al vender su colecci¨®n de arte. Como presidenta de la regi¨®n de Poitou-Charentes, disputar¨¢ en 2010 comicios locales. Si pierde, quedar¨¢ m¨¢s en entredicho. Pero si gana, volver¨¢ a colocarse en primera fila para ser candidata.

Mientras tanto, para que no se olviden de ella, jugar¨¢ su carta de personaje pol¨ªtico impredecible y saltimbanqui. Lo dice en la ¨²ltima frase de su ¨²ltimo libro: "Yo habr¨ªa podido morir... interiormente. Pero aqu¨ª estoy, otra vez de pie. Debo de tener un buen ¨¢ngel de la guarda".