La respuesta de Zapatero
"Si la naturaleza es la respuesta, ?cu¨¢l era la pregunta?", escribe Jorge Wagensberg en uno de sus admirados aforismos. Por eso conviene atender a los resultados del 1 de marzo y desentra?ar c¨®mo han respondido en las urnas los electores de Galicia y el Pa¨ªs Vasco. M¨¢s a¨²n con la convocatoria para el Parlamento Europeo prevista el 7 de junio, a la vuelta de la esquina.
Se ha instalado la idea de que ahora tocan cambios en el Gobierno. En definitiva, a su presidente, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, corresponde dilucidar ahora cu¨¢l era la pregunta porque el art¨ªculo 100 de la Constituci¨®n dispone que los miembros del Gobierno "ser¨¢n nombrados y separados por el Rey, a propuesta de su Presidente". De ah¨ª las respuestas similares que han dado en estos ¨²ltimos d¨ªas tanto la vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, como el vicepresidente segundo y ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Pedro Solbes, al ser interrogados sobre sus relevos. Ambos se han remitido a las facultades exclusivas que a ese respecto competen a Zapatero.
Podr¨ªa cundir la sensaci¨®n de que el PSOE ha puesto en marcha una maquinaria infernal para perder
Desde luego, ning¨²n presidente quiere que le hagan desde fuera los cambios. Quien accede al poder considera irrenunciable el manejo de los tiempos, y experimenta adem¨¢s un goce exclusivo al producir la sorpresa. Recordemos el caso del cuaderno azul de ?nsar pero aceptemos que todos los inquilinos de La Moncloa han intentado tambi¨¦n proteger su reserva hasta el ¨²ltimo momento.
En pa¨ªses donde hay Gobiernos de coalici¨®n, la forma en que ha de componerse el Gabinete es objeto de negociaci¨®n y por eso trasciende de modo anticipado. En otros, con Gobierno monocolor, la ejecutiva del partido tiene un papel m¨¢s determinante porque debe lograrse un acuerdo entre las diferentes tendencias partidarias, como si se tratara de forjar una coalici¨®n interna.
Acabamos de presenciar el proceder del presidente Obama en la formaci¨®n de su equipo y nadie ha considerado un deshonor que los nombres de sus integrantes hayan sido conocidos con anterioridad. Pero nuestro caso es distinto. No hay coalici¨®n, no hay familias pol¨ªticas definidas en el seno del partido gobernante, no hay ratificaci¨®n del Senado y el conocimiento anticipado de quienes se incorporar¨¢n al gabinete se considera que desdice de quien les ha nombrado.
En los cuatro a?os de la primera legislatura, el energumenismo del Partido Popular, encallado en la tergiversaci¨®n del 11 de marzo y obsesionado con impugnar las conversaciones con ETA para buscar un desistimiento del terrorismo, m¨¢s el acompa?amiento de las manifestaciones episcopales y las antenas cainitas de la cadena Cope, dejaron a Zapatero con la ventaja del monopolio de la racionalidad. La derrota en las generales del PP barrieron estos asuntos y la crisis econ¨®mica parec¨ªa ampliar las posibilidades del que parec¨ªa ser un Mariano II.
Desde entonces ha pasado m¨¢s de un a?o desaprovechado por completo por el PP, con un portavoz de Econom¨ªa como Crist¨®bal Montoro incapaz de salir del estribillo del catastrofismo, como si no tuviera m¨¢s profesi¨®n que la de los malos ag¨¹eros y s¨®lo estuviera especializado en lamentar que los desastres propios sigan sin alcanzar la altura de los ajenos. Adem¨¢s, afloran los esc¨¢ndalos del espionaje por rivalidades en las propias filas, cumpliendo aquel adagio de Mart¨ªn Villa de "?cuerpo a tierra!, que vienen los nuestros". Y el Juez Campeador sigue el rastro de los favoritismos a los afines en pago a sus desvelos en las campa?as electorales o en las bodas de El Escorial. Mientras, Rajoy sigue haciendo de don Tancredo sin arbitrar ni siquiera la gresca en Caja Madrid entre el alcalde Gallard¨®n y la presidenta Aguirre.
Pero no es seguro que todo lo anterior pase factura al PP en las europeas, a partir de las cuales y de la p¨¦rdida de apoyos parlamentarios en el Congreso podr¨ªa cundir la sensaci¨®n de que el PSOE ha puesto en marcha una maquinaria infernal para perder las legislativas.
Por eso hierve Madrid como si fueran inminentes cambios en el Gobierno. La atenci¨®n se centra en quienes se incorporar¨ªan. Porque en este nuevo gabinete Zapatero tendr¨ªa que dar la talla. Ahora no valdr¨¢ la paridad, ni los l¨ªmites de edad, ni la denominaci¨®n de origen auton¨®mico, ni haber formado parte del antiguo testamento, ni cualesquiera otras argucias de marketing, de las que tanto sabe el cuarteto de Contreras, Barroso, Fern¨¢ndez y Javier de Paz.
La situaci¨®n es apurada y la catarata de encuentros con el presidente Obama culminados en Ankara donde bendecir¨¢ la Alianza de Civilizaciones tampoco dar¨¢ alivio duradero. El resultado se va a medir por la competencia de los nuevos incorporados, vengan de donde vengan. Atentos.
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