La Universidad gratis es posible: pagan los vagos
Los estudiantes tardan dos a?os m¨¢s en acabar la carrera de lo que deber¨ªan, pero s¨®lo abonan el 10% de lo que vale cada curso - Los expertos aconsejan combatir la alta permanencia, ajustar los precios y dar m¨¢s becas - El gobierno busca un modelo m¨¢s eficiente
Que lleguen todos los posibles, pero que no se eternicen all¨ª m¨¢s tiempo de la cuenta. Porque la querencia de miles de alumnos a las aulas universitarias hace que las cuentas no cuadren. Ellos no tienen la culpa. Es del sistema financiero en el que est¨¢ basada la Universidad espa?ola, que se lo permite. Ni es eficiente ni est¨¢ pensado para incentivar al estudio y al esfuerzo. La educaci¨®n superior gratis para los que aprueben la carrera entera en primera matr¨ªcula, como planea el Gobierno, sirve de punto de partida para un debate m¨¢s amplio sobre los cambios estructurales y financieros que necesita la Universidad espa?ola, no s¨®lo para ser m¨¢s eficiente, sino tambi¨¦n m¨¢s racional. La inminente puesta en marcha del espacio europeo de educaci¨®n superior, que arranca oficialmente en 2010, contemplado en la declaraci¨®n de Bolonia, es una oportunidad para revisar la situaci¨®n.
Muchos se matriculan pero no se examinan, lo que encarece el sistema
La aportaci¨®n de los usuarios representa el 6% de la financiaci¨®n
"La responsabilidad social tambi¨¦n es para los alumnos", dice un especialista
Los becarios se 'autoseleccionan' y escogen carreras no tan exigentes
S¨®lo un sistema de ayudas potent¨ªsimo compensar¨ªa las subidas
Los estudiantes de rentas bajas deber¨ªan recibir
Los expertos hablan de las diversas opciones que existen. Mientras unos son m¨¢s partidarios de que paguen los vagos, encareciendo las segundas y terceras matr¨ªculas, otros advierten que esta medida tendr¨ªa que ser muy estudiada y controlada. En lo que coinciden todos es en que no hay que olvidarse de que, ante cualquier revisi¨®n de precios o de exigencias acad¨¦micas, hay que proteger debidamente a los pobres. Se echa de menos la puesta en marcha de una vez por todas de un potente sistema de becas.
Al entrar en el an¨¢lisis de la situaci¨®n se ve que un relevante tema es c¨®mo influyen en el rendimiento de los alumnos la docencia y la evaluaci¨®n de los profesores. Hay carreras (las t¨¦cnicas, sobre todo) y universidades en las que incluso los estudiantes mejores suspenden y pierden la beca. La consecuencia es que se produce una selecci¨®n natural, seg¨²n la cual los que necesitan una beca para estudiar (los alumnos de familias con menos renta) descartan de partida las carreras con m¨¢s ¨ªndice de suspensos. El resultado: muchas profesiones no se mueven de estrato social.
El cambio del modelo de financiaci¨®n para dar a los estudiantes que aprueben o incluso a otros, como los que trabajan o los que proceden de familias con pocos recursos, la posibilidad de estudiar gratis es perfectamente posible. Un sistema combinado de gratuidad por rendimiento, de ayudas a los que trabajan y de becas adaptadas a la situaci¨®n de cada alumno (seg¨²n la universidad, la carrera en la que est¨¦, y la exigencia media que est¨¦ habiendo en ese centro).
Una de las opciones m¨¢s claras la expone en un informe el economista, experto en financiaci¨®n universitaria, Juan Hern¨¢ndez Armenteros, que es el autor de los diversos estudios La Universidad espa?ola en cifras en la Conferencia de Rectores. Hern¨¢ndez Armenteros ha realizado un estudio sobre la financiaci¨®n de los centros p¨²blicos presenciales por comunidades aut¨®nomas entre 1996 y 2004, en el que concluye que la situaci¨®n es poco racional e "ineficiente" y sugiere como soluci¨®n precisamente un sistema de gratuidad seg¨²n los resultados acad¨¦micos.
Este economista llama a su propuesta "sistema de gratuidad en las ense?anzas universitarias de grado para un comportamiento acad¨¦mico responsable" y dice que supondr¨ªa la reducci¨®n a medio plazo de las "elevadas tasas de ineficiencia que, salvo en la excepci¨®n de un destacado n¨²mero de titulaciones de ciencias de la salud, se vienen dando en las universidades espa?olas, con lo que se mejorar¨ªa el nivel de gasto por estudiante".
Hern¨¢ndez Armenteros propone que para que el sistema sea m¨¢s eficiente se premie el rendimiento acad¨¦mico devolviendo el dinero a los estudiantes que aprueben en la primera matr¨ªcula toda la carrera (que en la actualidad son el 10%) e ir encareciendo progresivamente a lo largo de varios cursos las segundas y terceras matr¨ªculas hasta que la segunda represente el 50% del coste real de los estudios y la tercera el 100%. En la actualidad, los alumnos pagan de media alrededor del 10% del coste real de sus estudios, la segunda matr¨ªcula les sale por un 30% m¨¢s que la primera y la tercera y sucesivas por aproximadamente un 50% m¨¢s.
Como referencia, si el sistema de gratuidad que plantea Hern¨¢ndez Armenteros se hubiera aplicado en las universidades de Andaluc¨ªa en el curso 2005-2006, ¨¦stas hubieran facturado un 66% m¨¢s de lo que obtuvieron. El c¨¢lculo en Andaluc¨ªa (que agrupa el 20% del sistema universitario espa?ol y ofrece todo tipo de titulaciones) es extrapolable, seg¨²n el autor de este informe, a toda Espa?a.
Cualquier reforma de la financiaci¨®n del sistema deber¨ªa ir acompa?ada, seg¨²n los especialistas, de un refuerzo de la pol¨ªtica de becas a medio plazo. Con dos objetivos: fomentar la movilidad (para que el lugar de residencia no sea un impedimento para estudiar una carrera) y compensar las desigualdades (que todo alumno que tenga una renta baja familiar o personal tenga una beca "compensatoria" que le permita vivir, similar al salario m¨ªnimo interprofesional).
Espa?a destina a becas s¨®lo un tercio (el 0,08% del PIB) de lo que dan de media los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea (0,24% del PIB) del PIB, seg¨²n los ¨²ltimos datos oficiales (de 2006). Este porcentaje puede haber aumentado en los ¨²ltimos dos a?os a alrededor del 0,11%, lo que sigue estando muy alejado de la referencia europea.
La primera medida ser¨ªa aumentar la cuant¨ªa de las llamadas becas compensatorias para que sean verdaderos salarios. Esta ayuda ahora representa unos 2.200 euros al curso, lo que impide a muchos alumnos mantenerse con ella. Para evitar este problema tendr¨ªa que ser similar al salario m¨ªnimo interprofesional.
"Las dos medidas, la de incentivar el rendimiento y la modificaci¨®n de los precios p¨²blicos, deben ir unidas a una importante revisi¨®n de las pol¨ªticas de becas", considera otro de los principales expertos espa?oles en financiaci¨®n universitaria, el catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Barcelona, Jorge Calero. "Es bueno que los usuarios sepan hasta qu¨¦ punto est¨¢ subvencionada su plaza, de su coste real, y esto ya se especifica en el impreso de matr¨ªcula de algunas universidades, como la de Barcelona. Como principio general est¨¢ bien enfocado que se quiera incentivar la eficacia, pero tambi¨¦n hay que tener en cuenta que no es indiferente c¨®mo se haga", advierte Calero. "En un mundo ideal se dice que si se suben las matr¨ªculas para los que suspendan se cubrir¨¢ a los que lo necesiten porque tengan pocos recursos con becas, pero ya sabemos que el impulso de ¨¦stas est¨¢ tardando en llegar, y no hay que olvidar que lo primero es preocuparse por la situaci¨®n de los estudiantes sin recursos que puedan perder oportunidades de seguir la carrera".
El catedr¨¢tico introduce m¨¢s elementos de precauci¨®n. "Es verdad que con el sistema de encarecer las siguientes matr¨ªculas el sistema se ahorrar¨ªa un mont¨®n, pero ¨¦ste tendr¨ªa que ser un proceso muy estudiado, con mucha cautela. Habr¨ªa que estudiar a fondo, antes de poner en marcha un sistema de ese tipo, las situaciones particulares, saber qu¨¦ tipo de estudiante puede estar afectado por esta medida".
Respecto al rendimiento, Jos¨¦ Antonio P¨¦rez -economista, gerente de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia y economista que conoce bien estas cuestiones- apunta un interesante dato: "Se habla mucho del bajo rendimiento de los universitarios espa?oles, pero si se compara con los resultados de otros pa¨ªses de la OCDE es discutible que sea un problema diferencial de Espa?a respecto a los sistemas universitarios en conjunto. Es decir, es verdad que estamos en rendimiento peor que Reino Unido, Suecia, Noruega o Australia, que est¨¢n entre los mejores, pero Alemania, Francia e Italia, por ejemplo, est¨¢n peor que nosotros".
A este economista le parece "un buen mensaje" el de incentivar a los estudiantes con mejor rendimiento con la gratuidad de la matr¨ªcula. "La responsabilidad social y el esfuerzo es para todos, tambi¨¦n para los estudiantes", argumenta. "Pero pr¨¢cticamente en toda Europa los estudiantes pagan poco por sus matr¨ªculas, excepto en el Reino Unido, desde que Tony Blair subi¨® las tasas a cerca de 2.000 libras [unos 2.200 euros]. Otra cosa es el ejemplo de Estados Unidos, donde tienen un sistema de ayudas brutal tanto para estudiar en una universidad p¨²blica como privada, pero claramente ligado al rendimiento".
Jos¨¦ Antonio P¨¦rez s¨ª est¨¢ a favor de que se suban las tasas. "Estoy totalmente de acuerdo con que haya incentivos por rendimiento, pero me inclino por un sistema en el que a la vez la gente sepa lo que cuesta de verdad su carrera, en que se suban las tasas, todas, pero complementado con un sistema de becas potent¨ªsimo. La gente que trabaja y estudia a la vez deber¨ªa tener una beca-salario y tendr¨ªa que haber amplios programas de ayudas a los estudiantes de ¨¢mbito estatal, auton¨®mico y local".
?Un precio alto de las matr¨ªculas no perjudicar¨ªa a los estudiantes de un entorno familiar y social de pocos recursos que no tienen los mismos referentes y apoyos culturales y sociales que otros j¨®venes? P¨¦rez es rotundo. "El que llega a la Universidad es porque quiere ir y ha pasado ya esa mili". Es cierto que donde m¨¢s se pierden por el camino los estudiantes de estratos bajos es justo antes, en el Bachillerato y la FP.
Tambi¨¦n est¨¢ de acuerdo con los incentivos al rendimiento otro experto en esta cuesti¨®n, el profesor del Departamento de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Granada, Jos¨¦ S¨¢nchez Campillo. "Incentivar la eficacia y tambi¨¦n hacer que la duraci¨®n real de las carreras se aproxime a la te¨®rica son importantes, pero ante cualquier reforma de este tipo no hay que perder de vista una cuesti¨®n: en los estudios sobre el acceso de los alumnos se ve que a determinados estudios m¨¢s caros los que m¨¢s acceden son los de las clases sociales medias y altas, y muchas de esas carreras (como las t¨¦cnicas) son de las m¨¢s caras. Es decir, la parte que paga el Estado por ellas es mucho mayor que en las titulaciones menos experimentales (las de humanidades, por ejemplo). As¨ª, no se justificar¨ªa la ampliaci¨®n de las subvenciones por rendimiento a esas clases sociales medias y altas".
Campillo detalla m¨¢s el an¨¢lisis. "Quien tiene que estudiar con una beca no elige carreras que sabe ya que son muy exigentes, sino otras en las que cree que puede no perder la beca. La realidad es que se produce un proceso de autoselecci¨®n que se ve en los datos de acceso a las carreras: las clases humildes escogen carreras de ciclo corto o muy vinculadas al sector productivo que creen que pueden acabar con beca", es decir, con m¨¢s f¨¢cil salida laboral. "Donde hay que impulsar la equidad, es logrando que m¨¢s estudiantes sin recursos completen los estudios posobligatorios (Bachillerato y FP)", resalta este experto. La conclusi¨®n es la ya apuntada por otros. "Esto s¨®lo hay manera de compensarlo, con una pol¨ªtica de becas muy generosa en los niveles posobligatorios y en el acceso a la Universidad y habr¨ªa que analizar si los requisitos acad¨¦micos deben de seguir siendo globales para todo el pa¨ªs".
Aparte de las ayudas, otra de las cuestiones que puede mejorarse es la tasa de evaluaci¨®n, es decir, la cantidad de alumnos matriculados que se presentan a examen. En la mayor¨ªa de las universidades no les corre convocatoria (la de junio y septiembre, o la de febrero en algunas materias cuatrimestrales). Las universidades tienen autonom¨ªa para decidir si corre convocatoria aunque no se presenten al examen. Tienen seis oportunidades para aprobar cada materia de la carrera, que ser¨ªan dos por curso si les corriera autom¨¢ticamente a los matriculados, se presenten o no.
Hern¨¢ndez Armenteros cuenta un ejemplo real. En la clase de introducci¨®n a la econom¨ªa de la carrera de Turismo de la Universidad de Ja¨¦n se han matriculado este curso 130 estudiantes, se han presentado al examen 61, de los cuales han aprobado 47. Estas proporciones no son excepcionales, son habituales en numerosas materias y titulaciones. ?Son razonables? Para la mayor¨ªa de los expertos, en absoluto. No s¨®lo por cuestiones econ¨®micas. La cultura del esfuerzo tambi¨¦n importa.
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