Brasil asigna una regi¨®n de uso exclusivo para 19.000 ind¨ªgenas
El fallo del Supremo expulsa a los arroceros de una superficie como Zaragoza
Los 19.000 ind¨ªgenas de la mayor reserva de Brasil, la de Raposa Serra do Sol, en el Estado amaz¨®nico de Roraima, con una extensi¨®n de 1,7 millones de hect¨¢reas, consiguieron ayer una victoria sin precedentes. El Supremo Tribunal Federal, con 10 votos a favor y uno en contra, decret¨® la salida de la reserva de los arroceros y de todos los no indios que se hab¨ªan ubicado ilegalmente dentro de la reserva desde hac¨ªa a?os. La superficie en disputa es igual que el Estado de Israel o la provincia de Zaragoza y mayor que dos veces la Comunidad de Madrid.
Los ind¨ªgenas, que siguieron desde la selva el debate y la votaci¨®n a trav¨¦s de llamadas telef¨®nicas, festejaron la victoria abraz¨¢ndose, cantando y danzando. Organizaron ritos ancestrales de agradecimiento y enarbolaron pancartas agradeciendo el voto favorable a la reserva emitido por los magistrados.
La sentencia beneficiar¨¢ a otras reservas con problemas similares
La sentencia del Supremo puede despejar el camino para decenas de reservas ind¨ªgenas con similares problemas de ocupaci¨®n por parte de ganaderos, madereros, agricultores de arroz y soja o empresas petrol¨ªferas.
La lucha de los indios de Raposa Serra do Sol, que abarca varias etnias, fue larga y dif¨ªcil. Los arroceros y los pol¨ªticos locales, a quienes los colonos ayudaban en sus campa?as electorales, vetaron durante a?os las reivindicaciones de los ind¨ªgenas.
En 2005, tras la llegada de la izquierda al poder, el presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva emiti¨® un decreto para que la reserva Raposa Serra do Sol fuera de uso exclusivo para los ind¨ªgenas, lo que obligaba autom¨¢ticamente a abandonar el lugar a todos los que no lo fueran. Los pol¨ªticos locales y arroceros acudieron al Supremo Tribunal Federal alegando presunta anticonstitucionalidad del decreto.
En el Supremo la discusi¨®n del problema dur¨® hasta el a?o pasado, cuando los jueces votaron a favor de la constitucionalidad del decreto por mayor¨ªa absoluta. Sin embargo, la decisi¨®n final fue aplazada porque el magistrado Marco Aurelio Mello pidi¨® m¨¢s tiempo para estudiar la cuesti¨®n. El jueves pasado la discusi¨®n fue retomada y definitivamente zanjada a favor de los ind¨ªgenas.
Los jueces dictaron tambi¨¦n algunas reglas sobre c¨®mo desalojar a unos 200 productores arroceros y dem¨¢s blancos que tambi¨¦n viven en la zona. Los abogados de los agricultores pidieron un aplazamiento de la salida hasta julio para recoger la cosecha, pero el relator del caso, el magistrado Carlos Ayres Britto, descart¨® tal posibilidad alegando que ellos hab¨ªan sembrado la cosecha sabiendo que lo hac¨ªan ilegalmente y que, por tanto, hab¨ªan asumido el riesgo. Ahora, el Gobierno espera que los campesinos abandonen pac¨ªficamente la reserva.
El Supremo tambi¨¦n dirimi¨® uno de los puntos m¨¢s pol¨¦micos que usaban a su favor los contrarios a la reserva, como el hecho de que el Ej¨¦rcito no pudiera entrar en esa zona. La sentencia aclara que en caso de necesidad, el Ej¨¦rcito podr¨¢ intervenir. Al mismo tiempo, los ind¨ªgenas no podr¨¢n explotar los recursos h¨ªdricos o potenciales el¨¦ctricos sin el consentimiento expl¨ªcito del Congreso.
Los miembros del Supremo han explicado en varias ocasiones que la sentencia no entra?a la creaci¨®n de un "Estado ind¨ªgena" en Brasil, puesto que el territorio seguir¨¢ perteneciendo al Estado central. Los ind¨ªgenas dispondr¨¢n de la reserva en r¨¦gimen de usufructo, gracias a un derecho adquirido, dado que lo ocupaban antes de la llegada de los europeos y porque as¨ª lo sancion¨® la Constituci¨®n brasile?a.
Los genuinos habitantes de Raposa do Sol hab¨ªan anunciado hace meses que en cuanto se conociera el veredicto del Supremo eliminar¨ªan las 27.000 hect¨¢reas de arrozales que fueron plantadas de forma ilegal, reforestar¨ªan el terreno y s¨®lo plantar¨ªan una peque?a cantidad de arroz destinado a la subsistencia.
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