Familiares denuncian negligencias en el centro "pionero" de alzh¨¦imer
En un escrito subrayan el maltrato y falta de recursos en el Reina Sof¨ªa
Veneranda se cay¨® de la cama el pasado 22 de febrero. No era la primera vez que le pasaba. Ni a sus vecinos de unidad en el sofisticado y "pionero" centro de alzh¨¦imer Reina Sof¨ªa. Un gran complejo construido en 2006 y destinado a ser una referencia europea en la detecci¨®n precoz de la enfermedad del olvido, acorde con la voluntad de los discursos -entre otros de la presidenta Esperanza Aguirre- del d¨ªa de su inauguraci¨®n. Esto sucedi¨® hace dos a?os. En marzo de 2007.
Pero esta vez el traspi¨¦ de Veneranda fue distinto. Aunque las auxiliares, dos por cada 16 enfermos (seg¨²n el recuento de muchos de los familiares de los residentes), no se dieran cuenta durante dos d¨ªas de la gravedad. Veneranda, de 80 a?os, era hiperactiva. "Se escapaba de planta en planta, como una ardilla", seg¨²n su hijo S¨®crates. Ahora est¨¢ en una silla de ruedas, casi como un vegetal inerme. La Comunidad asegura que hay casi una cuidadora por cada mayor ingresado. En total, hay 146 personas. Eso s¨ª, no especifican cu¨¢ntas de esas auxiliares permanecen a la vez en el centro (la ratio europea recomendada es de 0,6 por enfermo). El Gobierno regional destin¨® 18,5 millones de euros en 2007 a gestionar la residencia y un centro de d¨ªa con capacidad para 40 personas.
Uno de los casos est¨¢ en manos del Defensor del Mayor, seg¨²n una concejal
La ca¨ªda le provoc¨® dos trombos. Se dieron cuenta 48 horas despu¨¦s "
Ya est¨¢ otra vez la perra cagona", dice una mujer que le gritaron a su madre
El resbal¨®n matutino de Veneranda le provoc¨® dos trombos en la cabeza. Se dieron cuenta 48 horas despu¨¦s, cuando ni com¨ªa ni hablaba. Los responsables de la residencia aceptan esta sucesi¨®n de los hechos. Pero disienten en las causas. "El hijo no acept¨® firmar un consentimiento de que se aplicasen sujeciones a su madre", replican: "Estas cosas son frecuentes en esta clase de enfermos". El hijo, S¨®crates, no sabe de qu¨¦ hablan: "Nunca me pidieron que firmara nada". Ayer mismo, su madre estaba de nuevo ingresada en el Infanta Leonor vallecano. Las causas: "Diarrea, deshidrataci¨®n, dermatitis".
El caso de Veneranda est¨¢ en manos del fiscal del Mayor de la Comunidad, Jorge Sena. Esto al menos es lo que sostienen S¨®crates M., el familiar que interpuso una denuncia en un juzgado de guardia de Alcal¨¢ y la concejal socialista del Ayuntamiento de Madrid y responsable de Asuntos Sociales de la regi¨®n Carmen S¨¢nchez Carazo. La responsable del ¨¢rea social del PSM considera que lo sucedido es "grav¨ªsimo".
Hay m¨¢s casos. M¨¢s quejas, cartas, denuncias, ruegos y voces de alarma. La suegra de Carlos y la madre de Mar¨ªa Luisa, por ejemplo, han sufrido percances parecidos a Veneranda. O peores. En el caso de Mar¨ªa Luisa, su madre muri¨®. Le estaban curando unas ¨²lceras en "el tal¨®n derecho de la residente" y sufri¨® una parada cardiorrespiratoria. Seg¨²n la residencia, se la reanim¨® con prontitud. La versi¨®n de la familia es diferente. Seg¨²n estos, tuvo que ser una persona pagada por los hijos de la fallecida la que diera la alarma: "?No se mueve, no se queja, no dice nada!".
El director general del Mayor de la Comunidad, Jos¨¦ Mar¨ªa Alonso Seco, estima que todo fue correcto. En ese caso, y en general. Admiti¨® en su d¨ªa algunos errores en el funcionamiento. Y, seg¨²n ¨¦l, los subsanaron. "Los pacientes de esta residencia tienen una satisfacci¨®n ahora del 93%", se defienden. Los familiares mantienen una reuni¨®n mensual con el centro para exponer sus puntos de vista.
Lo cierto es que cerca de una cincuentena de los familiares de esos residentes firmaron en septiembre de 2008 un documento en el que se?alaban muchas deficiencias en el centro. Incluidos los errores en la medicaci¨®n o la escasa calidad de la comida. A ese respecto, varios familiares se?alan que Sanidad lleg¨® a expedientar a la empresa del catering por la suciedad en las cocinas. Tambi¨¦n dedican un ep¨ªgrafe a la falta de medicamentos. "Es relativamente frecuente que falten medicinas y en ocasiones una suspensi¨®n es sustituida por una pastilla", redactan en su carta. "En los historiales faltan datos como una alergia a un antibi¨®tico", insisten.
Tambi¨¦n dedican un extenso cap¨ªtulo al personal. De estas personas denuncian que "muchas no est¨¢n cualificadas". Esa falta de conocimientos determina, en su opini¨®n, que "levanten a los residentes de manera inadecuada, provoc¨¢ndoles luxaciones de hombro", dicen y prosiguen: "Se olvidan de poner las protecciones a las vallas de la cama y se dan golpes".
Un descuido a la hora de controlar a los enfermos que en ocasiones les provocan hematomas por la "brusquedad de las movilizaciones". En algunos casos tambi¨¦n se denuncian excesos verbales: "Ya est¨¢ otra vez la perra cagona", asegura un familiar que se le espet¨® a su madre, que padec¨ªa incontinencia.
"Yo he visto a mi madre llorando, atada con una correa despu¨¦s de comer y sin que nadie se acordase de soltarla. Lloraba en silencio, como un pajarito", se indigna uno de los firmantes del documento. Tambi¨¦n aseguran que la enfermer¨ªa nunca se ha puesto en marcha. "?Para qu¨¦, si directamente mandan a todos los que les pasa cualquier cosa al hospital Infanta Leonor?", se pregunta la hija de una de las accidentadas.
Esta carta no recibi¨® contestaci¨®n por parte del director general del Mayor, a la que iba dirigida. "Nos coment¨® que estaba pensando la respuesta y nunca nos la dio", asegura uno de los que sucriben la denuncia.
"Son los problemas que hay en las residencias, que son muchos y constantes", comenta Blanca Clavijo, miembro del comit¨¦ ¨¦tico y parte activa de AFAL (Asociaci¨®n de Familiares de Enfermos de Alzh¨¦imer). "Lo que sucede en este lugar es que la parte de investigaci¨®n y formaci¨®n no funciona demasiado bien y se ha convertido en una residencia para personas mayores al uso, con los problemas al uso de este tipo de residencias", dice con un sonoro retru¨¦cano. "Ha habido los t¨ªpicos casos de maltrato", concede Clavijo, antes de expresar la opini¨®n de que "ahora est¨¢ mucho mejor".
La parte de residencia del Reina Sof¨ªa, que tambi¨¦n tiene una serie de m¨®dulos dedicados al estudio de la enfermedad que dependen del Ministerio de Sanidad, la lleva una empresa privada, Clece. Este sistema de "corresponsabilidad", en t¨¦rminos de la Consejer¨ªa de Asuntos Sociales, es lo habitual en la regi¨®n.
"Las ca¨ªdas son el pan nuestro de cada d¨ªa. Al igual que las neumon¨ªas, que pasan cada dos por tres", denuncia Carlos, uno de los afectados, pas¨¢ndose la mano por la frente. En su caso, su suegra ingres¨® el 28 de abril de 2008, desde entonces "no ha hecho m¨¢s que empeorar".
Un diagn¨®stico que se sustancia en una ca¨ªda el 18 de mayo, por la noche, en la que se rompe el h¨²mero y el radio.
Otra en julio, en la que vuelve a fracturarse el radio. Despu¨¦s deciden atarla con correas. "Nos la encontramos llorando y sin poder moverse", explica Carlos. "No sabemos qui¨¦n autoriz¨® aquello", dice el centro. Lo cierto es que esta mujer no abre la boca desde entonces. "Est¨¢ como ida". Adem¨¢s, ha vuelto a caerse. Lo hizo el pasado 23 de enero "al intentar levantarse de la silla". Sufri¨® un traumatismo craneoencef¨¢lico leve. Su familia no termina de creerse las versiones que les dan los trabajadores del centro: "?C¨®mo se va a caer ella sola si casi no se mueve y est¨¢ en una silla de ruedas desde sus anteriores ca¨ªdas en el centro?". Y agregan a toda esa sucesi¨®n de desgracias un ingreso hospitalario por deshidrataci¨®n. Su familiar llevaba varios d¨ªas sin comer, aseguran.
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