La vuelta de Kosovo
Est¨¢bamos obligados por la coherencia a retirar nuestro contingente militar de Kosovo y la decisi¨®n, que en principio contaba con el respaldo de las fuerzas pol¨ªticas con representaci¨®n parlamentaria y de la opini¨®n p¨²blica, se ha instrumentado de forma que ha degenerado en esc¨¢ndalo con costes para el Gobierno. Como tantas veces, se ha sumado aqu¨ª el retraso de un a?o con la precipitaci¨®n final y era dif¨ªcil lograrlo. Sabemos que en t¨¦rminos militares la retirada es la operaci¨®n m¨¢s dif¨ªcil, pero tambi¨¦n que requiere un proceder diplom¨¢tico impecable cuando la misi¨®n y el despliegue est¨¢n integrados bajo una determinada alianza, en este caso la OTAN.
Las fuerzas espa?olas tienen ya una larga tradici¨®n, iniciada en 1989, de participar en misiones internacionales con un historial prestigioso. Reconozcamos enseguida que en todas partes donde han estado, en Centroam¨¦rica, Hait¨ª, Guatemala, El Salvador, Etiop¨ªa y Eritrea, Sud¨¢n, Somalia, Ruanda, Burundi, Angola, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Namibia, Mozambique, Rep¨²blica Centroafricana, Chad, Chechenia, Georgia, Turqu¨ªa, L¨ªbano, Nagorno Karabaj, Irak, Afganist¨¢n, Kirguizist¨¢n y Oc¨¦ano ?ndico Occidental, Indonesia, la antigua Yugoslavia, el Mar Adri¨¢tico, Bosnia, el Danubio, Croacia, Moldavia, Lituania, Macedonia, Albania y Kosovo han sabido ganarse con su comportamiento el respaldo de las poblaciones en cuya ayuda acudieron. Los nuestros no han ido a conquistar sino a liberar poniendo en juego sus propias vidas. Agradezc¨¢mosles que nunca nos hayan acarreado verg¨¹enza ni a nuestros uniformes ni a nuestra naci¨®n. Si ahora los de Kosovo vuelven a casa, lo hacen con la satisfacci¨®n del deber cumplido, habiendo convertido aquella tierra en un lugar mejor por el hecho de haber estado ah¨ª.
En todo caso, desplegar nuestras unidades en todos esos pa¨ªses, mantenerlas abastecidas, fijar las reglas de enfrentamiento, relevarlas en los plazos debidos y atender al cumplimiento de los objetivos fijados, son tareas que entra?an graves dificultades, que han sido ejecutadas de manera ejemplar, en condiciones muchas veces adversas. Nuestras Fuerzas Armadas han sabido superarlas y los mandos de otros ej¨¦rcitos aliados han ponderado ese buen hacer con admiraci¨®n. Entre tanto, las misiones internacionales han ido quedando bajo la autoridad del Parlamento. As¨ª, por Ley Org¨¢nica 5/2005, de 17 de noviembre, se estableci¨® que para ordenar operaciones en el exterior el Gobierno debe consultar previamente y recabar autorizaci¨®n del Congreso de los Diputados. La norma se?al¨®, adem¨¢s, que esas operaciones s¨®lo se llevar¨¢n a cabo por petici¨®n expresa del Gobierno del Estado en cuyo territorio se desarrollen o est¨¦n autorizadas en Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o acordadas, en su caso, por organizaciones internacionales de las que Espa?a forme parte, en particular la Uni¨®n Europea o la Alianza Atl¨¢ntica, en el marco de sus respectivas competencias. Antes, en junio de 2005, el Consejo de Ministros fij¨® un l¨ªmite m¨¢ximo de 2.600 efectivos para esas misiones. Un a?o despu¨¦s, lo ampli¨® a 3.000 y a partir de enero de 2009 el n¨²mero a desplegar qued¨® s¨®lo en funci¨®n de la capacidad de nuestras Fuerzas Armadas, cifrada ahora en 7.700.
De regreso a la misi¨®n de Kosovo, queda claro que la Resoluci¨®n 1.244 del Consejo de Seguridad dej¨® de ampararnos desde la proclamaci¨®n unilateral de independencia de ese territorio hace m¨¢s de un a?o, sin respeto alguno a la legalidad internacional, que el Gobierno espa?ol se neg¨® a reconocer, en l¨ªnea con el proceder de la inmensa mayor¨ªa de los pa¨ªses miembros de Naciones Unidas. Cuesti¨®n distinta son los modos de retirarnos, porque a los soldados m¨¢s que primicias informativas hay que darles ¨®rdenes y resulta penoso emular la gesticulaci¨®n de Bush, simuladora de camarader¨ªa con quienes est¨¢n sujetos a obediencia. Cu¨¢nto mejor dirigirse a ellos en formaci¨®n, sin confundirse de atuendo. Adem¨¢s, como all¨ª no estamos solos, deber¨ªamos haber advertido a nuestros aliados de la OTAN con claridad de prop¨®sitos y plazos. En cuanto a la prensa espa?ola, ya se sabe su obsesi¨®n por reclamar siempre mayor sumisi¨®n a Washington, sin consideraci¨®n alguna a los intereses nacionales. As¨ª que por hacer lo debido, sin maneras, el Gobierno va a pagar el precio del descr¨¦dito. Continuar¨¢.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.