El pop de la patera
Madera de Cayuco, un grupo musical de inmigrantes en paro, despega en Lavapi¨¦s
Antes ten¨ªan trabajo y poco tiempo libre para ensayar. Ahora, con la crisis y el paro, el grupo Madera de Cayuco, 14 miembros de 10 pa¨ªses distintos, despega con ¨¦xito en Lavapi¨¦s. Y lo primero que se ve en su bar de reuni¨®n es una cara seria, grande... gigante. Es el actor Benicio del Toro en el cartel de la pel¨ªcula Che. A su lado, un peque?o recorte de peri¨®dico muestra a un sonriente Alfredo P¨¦rez Rubalcaba junto a un titular: "Niego rotundamente que haya redadas indiscriminadas".
Daouda Sow, cantante senegal¨¦s de 25 a?os, mira con detenimiento al ministro del Interior y, aunque no es capaz de decir su cargo ("es algo del Gobierno, ?no?") sabe de lo que habla. Y no parece fiarse mucho. "No s¨¦ si ser¨¢ cierto o no eso de que est¨¢n controlando m¨¢s a los que no tenemos papeles, pero yo tengo m¨¢s miedo que antes. Much¨ªsimo m¨¢s", explica en castellano sobre la barra: "... Miedo cuando salgo a la calle, cuando voy a la biblioteca a leer, cuando hablo con amigos...".
El cantante viaj¨® a pie hace un a?o desde Camer¨²n hasta Madrid
Los 14 integrantes de la banda proceden de 10 pa¨ªses distintos
Hoy, Daouda, que lleg¨® a Canarias en una patera hace dos a?os, est¨¢ tranquilo. El senegal¨¦s est¨¢ escoltado por los compa?eros del grupo musical con los que suele actuar en directo. Muchos est¨¢n en su misma situaci¨®n, pero esta tarde, sin tener que preocuparse de la polic¨ªa, cargan su equipo -guitarras, djemb¨¦s, amplificadores- y lo montan en el escenario.
Madera de Cayuco podr¨ªa pasar como una de las decenas de bandas que pueblan Lavapi¨¦s, si no fuese por su ecl¨¦ctica alineaci¨®n: entre los 14 componentes del grupo se cuentan hasta 10 nacionalidades distintas (Mal¨ª, Gambia, Italia, Irlanda, Espa?a, Brasil, Marruecos...). Tienen otra particularidad: cuando la crisis econ¨®mica todav¨ªa no asomaba las garras, todos ten¨ªan sus trabajos en la construcci¨®n, m¨¢s o menos fijos, m¨¢s o menos sin contratos. El grupo s¨®lo se reun¨ªa cuando hab¨ªa tiempo libre -que era poco-.
Ahora que el trabajo escasea, los ensayos son m¨¢s frecuentes y est¨¢n dando sus frutos. Madera de Cayuco acaba de publicar su primera maqueta, que se puede descargar gratis a trav¨¦s de la web de la fundaci¨®n independiente Rais de apoyo a inmigrantes (fundacionrais.org). All¨ª se fund¨® hace tres a?os este grupo de m¨²sica multicultural, entre el pop y lo ¨¦tnico, con vocaci¨®n de "sensibilizaci¨®n social", una frase que por manida no pierde su significado. "Lo que empez¨® como un juego se ha convertido en un modo de vida", explica el fundador del grupo, el italiano Giulio Tinessa, de 31 a?os. "Muchos, con la crisis, han perdido sus trabajos en la construcci¨®n y tienen que sobrevivir como sea. Haciendo chapuzas, vendiendo en el top manta. ?sta es una forma de ayudarles. Y si tenemos ¨¦xito, mucho mejor".
Una banda con 14 historias personales distintas. Algunas m¨¢s duras que otras. Como la de Paul Sagong, de 31 a?os. Es el cantante principal: en 2006 comenz¨® un viaje de un a?o -?a pie!- desde su Camer¨²n natal que acab¨® en el intercambiador de avenida de Am¨¦rica. Con paradas en Argelia, Marruecos y la frontera marroqu¨ª de Melilla, donde durante un mes trat¨® de cruzar la valla que le separaba de Espa?a. Lo consigui¨®: "Fue como una pel¨ªcula. O mejor... como un partido de f¨²tbol. Llegar a Espa?a es como jugar la Champions League y encima ganarla". Aunque en Camer¨²n su multitudinaria familia ("mi padre tuvo 12 mujeres") piense que es "rico", apenas saca el salario m¨ªnimo vendiendo figuras de artesan¨ªa a 20 euros cada una. "Cada vez compran menos", dice en un perfecto espa?ol. "Hasta los artistas estamos en crisis. Porque yo soy un artista, ?sabes?".
Se nota cuando agarra el djemb¨¦ fabricado de la misma madera con la que se hacen los cayucos -de ah¨ª el nombre del grupo- y junto a sus compa?eros comienza a cantar Yo oh oh, una de las canciones estrella de la banda. Tiene un estribillo sin doble lectura: "?frica, tus hijos se vaaaaan".
Casi 150 personas pagaron el pasado viernes Paterist tres euros para verlos en directo. Pero ellos no ver¨¢n ni un c¨¦ntimo. "Es un dinero que se reinvierte", contin¨²a Giulio. "El dinero del concierto de esta noche va destinado a la primera Asociaci¨®n de sin papeles que hay en Madrid. Tambi¨¦n a los que est¨¢n en la c¨¢rcel por vender discos piratas. Que no son pocos".
Ma?ana, jueves, la madera de sus cayucos, reconvertida en djemb¨¦s volver¨¢ a sonar en la plaza de San Cayetano, en Lavapi¨¦s, para celebrar, adivinen, el D¨ªa Internacional contra el Racismo.
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