Kosovo por dentro

Las consecuencias de la decisi¨®n unilateral de retirar las tropas espa?olas de Kosovo pesar¨¢n sobre la agenda internacional del Gobierno durante los pr¨®ximos meses, pues coinciden con la reformulaci¨®n de la pol¨ªtica exterior emprendida por Obama en un momento en que Espa?a no deber¨ªa ver hipotecada su posici¨®n en los nuevos equilibrios mundiales. Se trata de una iniciativa mal calibrada, peor gestionada y transformada, por ¨²ltimo, en una comedia de enredo por la disparidad de criterios exhibida por el Gobierno en el curso de unas pocas horas.

Este error deja tambi¨¦n al descubierto los l¨ªmites de una forma de gobernar que introduce modos presidencialistas en el sistema parlamentario espa?ol, reduciendo el papel de los ministros al de meros ayudantes del jefe del Ejecutivo y sacrificando experiencia y usos democr¨¢ticos al tacticismo y a la improvisaci¨®n. La preo-cupaci¨®n por la imagen y la proliferaci¨®n de canales informales, al margen de los institucionales y administrativos, se han convertido en signo distintivo del quehacer de Rodr¨ªguez Zapatero.

El riesgo de un grave traspi¨¦s era cuesti¨®n de tiempo, y la retirada de Kosovo se ha convertido en la ocasi¨®n m¨¢s inoportuna para que salten estos fr¨¢giles esquemas que el presidente ha venido confeccionando a su medida. Para ello ha hecho falta la concurrencia de un ministro de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, privado de la direcci¨®n de su departamento hasta el punto de no controlar siquiera el nombramiento de los segundos escalones y el de una ministra de Defensa, Carme Chac¨®n, a la que se le encomienda una cartera por razones de proyecci¨®n pol¨ªtica ulterior, y que organiza un anuncio del calado del realizado en Kosovo la semana pasada sin atender a m¨¢s calendario que el suyo propio.

Unos por otros, y con el presidente del Gobierno en la trastienda, han ofrecido el espect¨¢culo de anunciar un d¨ªa la retirada de las tropas antes del verano, corregir al d¨ªa siguiente el plazo y regresar, por ¨²ltimo, al punto de partida. Si en esta cadena de rectificaciones y desmentidos alguien se extralimit¨® o no cumpli¨® con su tarea, cabe exigir como m¨ªnimo una explicaci¨®n pol¨ªtica. Sigue siendo dif¨ªcil de entender por qu¨¦ se ha decidido la retirada unilateral a tan s¨®lo unos d¨ªas de una importante reuni¨®n de la Alianza Atl¨¢ntica y del primer viaje de Obama a Europa.

El argumento al que Chac¨®n se ha visto obligada a recurrir en un intento de minimizar los efectos negativos de la decisi¨®n, en el sentido de que deseaba comunicar la retirada a los soldados espa?oles en persona, constituye un preocupante s¨ªntoma de irreflexi¨®n e inmadurez pol¨ªtica que a nadie ha pasado inadvertido. En el calendario internacional que aguarda a nuestro pa¨ªs se encuentra la presidencia de turno de la Uni¨®n Europea, que exige una capacidad por encima de cualquier otra: coordinaci¨®n. Que es exactamente la que ha brillado por su ausencia en el anuncio de retirar las tropas espa?olas desplegadas en Kosovo.

Sin alianzas estables despu¨¦s de los resultados electorales de Galicia y Pa¨ªs Vasco, al presidente le ha estallado Kosovo cuando se dispon¨ªa a plantearse una crisis de Gobierno. No es la primera vez que este peculiar presidencialismo tropieza con la tozuda realidad. En otros territorios tan delicados como la pol¨ªtica exterior ha cosechado Zapatero fracasos parecidos. Con la pol¨ªtica auton¨®mica, la inmigraci¨®n o la econom¨ªa ha sufrido percances similares, debido a la misma combinaci¨®n de negacionismo respecto a la realidad y de voluntarismo presidencialista. Sea cual sea el papel que el presidente del Gobierno haya previsto para la ministra de Defensa, la factura de este episodio pesar¨¢ gravemente sobre su estrategia y sus planes.