El pos-Berlusconi
La conversi¨®n de Fini al liberalismo perfila al ex l¨ªder fascista para la sucesi¨®n de Il Cavaliere
La pol¨ªtica italiana va de pos en pos; del posfascismo a la pos-Alianza Nacional, al tiempo que toma posiciones ante un futuro pos-Berlusconi; y tambi¨¦n del poscomunismo, hoy en fase de derribo, para el que ya hay un sucesor al dimitido Walter Veltroni, aunque no parece que la b¨²squeda haya por ello concluido. Pero quien lleva la delantera en esta carrera para acreditar una nueva marca sobre s¨ª mismo es, indiscutiblemente, la derecha.
Alianza Nacional, partido nacido del posfascismo en 1994, y que dirige Gianfranco Fini, de 57 a?os, ya es historia desde el pasado fin de semana, y el pr¨®ximo domingo se habr¨¢ fundido con la derecha liberal de Silvio Berlusconi, 72 a?os, que un d¨ªa se llam¨® Forza Italia, para integrar una nueva formaci¨®n de centro-derecha, el Pueblo de la Libertad. Paralelamente, la izquierda, inmersa en una normalizaci¨®n desideologizada, pero que no ha sido capaz de amalgamar diversas versiones de un poscomunismo que no renuncia a serlo, anda como Di¨®genes con su l¨¢mpara a la b¨²squeda de l¨ªderes, y podr¨ªa haber encontrado a uno en la persona de Deborah Serracchiani, de 38 a?os, con juvenil imagen de colegiala.
Al margen del llamado transformismo, o capacidad de ser otro sin dejar por ello de ser uno mismo, que ha informado la pol¨ªtica italiana de todo el siglo XX, hay que subrayar en estos procesos algo enormemente positivo. Los cambios en la escena pol¨ªtica transalpina, desde el vasto movimiento de mani pulite contra la corrupci¨®n de la I Rep¨²blica, en los a?os noventa, son magn¨ªfico testimonio de la potencia regenerativa de la democracia.
Fini, uno de los mejores si no el mejor orador de la clase pol¨ªtica italiana, ha prestado un grand¨ªsimo servicio al pa¨ªs acarreando consigo a todo un personal que chapoteaba en la nostalgia de Mussolini, el antisemitismo, y la pulsi¨®n autoritaria, y que hoy aparece convertido en una masa de liberalismo homologado. De todo ello, pese a las protestas de inocencia del ex posfascista, hay que deducir, por a?adidura, una leg¨ªtima apuesta por la sucesi¨®n de su jefe de filas, el ex¨®tico y personal¨ªsimo Cavaliere que, pese al bistur¨ª y los injertos, tiene todos los a?os que le adjudica el calendario.
El futuro de la pol¨ªtica italiana, con esta h¨¦gira de pos en pos, deber¨ªa orientarse hacia un s¨®lido bipartidismo, centro-derecha, centro-izquierda, que es lo que Fini persigue. No parece mala idea.
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