El libro de Matilde
Gabriel est¨¢ ah¨ª, llenando con los libros que ¨¦l hace el hueco sagrado de los libros. Ha llegado por el mar de caminos que salen de M¨¢laga, pasan por Londres (y mira que est¨¢ lejos eso) y vienen a dar a Barcelona, que es el morir. Para Gabriel Bravo, con el pelo incendiado de canas y la barba arremolinada en una tormenta blanca de deflagraciones, Barcelona es hoy la patrona que le quiere expulsar, pues ya no puede pagarla; pero cuando se estableci¨® aqu¨ª hace 15 a?os, Barcelona le pareci¨® una ciudad barata (en el sentido de lo asequible, por supuesto), donde se pod¨ªan hacer cosas, y la cosa que ¨¦l hizo fue fundar la editorial Morsa.
Morsa, al principio, fue una editorial del tama?o de la mano del hombre, desnuda como la mano de un hombre, y con ese formato peque?o, que en las librer¨ªas se extraviaba entre los otros libros y que por tanto los libreros han sido muy reacios a aceptar. Edit¨® en el a?o 2000 un primer t¨ªtulo, Buenos tiempos para la muerte, del dibujante Juanjo S¨¢ez, que va sobre el miedo de un ni?o a la muerte. Se convirti¨® muy pronto en una obra de culto, o en una fuente secreta, o un cementerio antiguo, es decir, en un libro rom¨¢ntico. El nombre de Morsa y el logotipo con el animal dentro de un ¨®valo se los trajo Gabriel de Londres en el bolsillo, metidos en un libro de la Penguin.
Morsa es una editorial de gente m¨¢s que de libros, pero tambi¨¦n de una Barcelona que se aleja de s¨ª misma
Mucho despu¨¦s public¨® Gin tonic, el libro de Javier Cejas, due?o de la cocteler¨ªa Negroni. Es una reproducci¨®n de la libreta de notas del barman, ribeteada con dibujos de personajes, flores, caricaturas (a Gabriel le parecieron tan feos los dibujos, que se dio cuenta en seguida de que no pod¨ªan ser feos), y labrada de reflexiones, datos sobre c¨®cteles, citas de Jack London... En Gabriel hay una fascinaci¨®n por la revista literaria que ya est¨¢ en su Facultad de Filolog¨ªa de M¨¢laga, en la lectura enfrascada de las revistas Litoral y Puerta Oscura desde su barrio obrero de Dos Hermanas, y que reto?a ahora en los libros que edita, llenos de dibujantes, de tapas satinadas y flexibles.
Otro de sus libros, misteriosos y profundos, es uno de sue?os, que se llama 53 noches con Lula y que sale de los sue?os que un novio, Juano, le contaba cada ma?ana a su novia, Lourdes. ?sta los fue apuntando, y en una visita de amistad que les hizo Gabriel vio la libreta en una mesa, la ley¨® y se la pidi¨® para editarla. "Doce mil hormigas van por el desierto...". As¨ª empieza el sue?o de la noche 21. Con Gabriel un libro no es la bandeja dorada donde el escritor pone su her¨¢ldica, sino una camisa dejada con cuidado en una silla, o unos novios que descifran el lenguaje p¨¦treo de los sue?os, o un anciano en camiseta que mira sin entenderlo c¨®mo la vida va alej¨¢ndose de s¨ª misma; pues esto lo que pasa en El marido de Matilde, libro hecho con los recuerdos del vendedor ambulante, confitero y churrero gaditano Rafael Mateo (1912-2000). Rafael Mateo es el hombre que s¨®lo tiene a su familia y que m¨¢s tarde se entera de que tambi¨¦n tiene alzheimer, y entonces empieza a escribir secretamente los recuerdos que a¨²n no se le han querido ir. Despu¨¦s del entierro, un amigo del hombre les llevar¨¢ la libreta a la mujer y a los hijos. "Cuando ten¨ªa nueve a?os era muy nervioso y muy valiente, una especie de trotamundos". As¨ª arranca su biograf¨ªa, y esta violencia de la vida le basta a Gabriel para hacer sus libros.
En estos d¨ªas Gabriel, que ha aumentado el tama?o de los libros, para que no se le pierdan entre tanta y tanta literatura, editar¨¢ por primera vez una novela (Erina, de Daniel Ranz) y las memorias del legendario escritor de polisil¨¢bico Curtis Garland (Yo, Curtis Garland). Morsa es una editorial de gente m¨¢s que de libros, pero tambi¨¦n es la editorial de una Barcelona que va alej¨¢ndose de s¨ª misma.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.