El diablo con la cruz gamada
Juega al ajedrez, lee la Biblia, tiene seguidores. Charles Manson purga la matanza ritual cometida en 1969
Podr¨ªa ser un recluso cualquiera en cualquier prisi¨®n de Estados Unidos. Pero su gesto es inconfundible. La imagen de sus ojos -marrones, almendrados, cansados- ha dado la vuelta al mundo. Tambi¨¦n le delata la esv¨¢stica que, durante su juicio, se grab¨® en la frente, corte a corte, hasta convertirla en una cicatriz que ha ido adquiriendo un tono viol¨¢ceo a lo largo de estos 40 a?os.
Charles Manson, de 74 a?os, no es un preso cualquiera. Es el perpetrador de una de las matanzas m¨¢s sonadas de la historia del crimen en Estados Unidos. El correccional de Corcoran, en el que cumple su cadena perpetua, ha difundido ahora una foto del asesino tomada hace dos semanas. Si no fuera por su oscuro pasado y sus delirios de grandeza, Manson parecer¨ªa un pac¨ªfico septuagenario cualquiera.
Adolescentes fascinados le escriben a la c¨¢rcel. "Encarna como nadie la leyenda de Lucifer", explica un experto
Durante dos noches de agosto de 1969, en plena eclosi¨®n hippy, Manson y su grupo de seguidores, una comuna conocida como La Familia, asesinaron a siete personas, entre ellas, la actriz Sharon Tate, esposa del cineasta Roman Polanski, que estaba embarazada de ocho meses y medio. Con su sangre pintaron la palabra cerdo en la puerta del chal¨¦. La acusaci¨®n demostr¨® entonces que Manson y sus seguidores quer¨ªan desatar el caos mundial con sus propias manos, incitando una guerra de razas en la que ellos acabar¨ªan dominando un mundo habitado exclusivamente por personas de raza negra. Estas ideas proven¨ªan de una profec¨ªa que Manson crey¨® detectar en la canci¨®n de los Beatles Helter Skelter.
Ahora, despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas, el asesino m¨¢s famoso de EE UU pasa sus d¨ªas con otros presos a los que se considera altamente peligrosos. Cada ma?ana desayuna cerca del asesino de Robert Kennedy, Sirhan Sirhan. Se cruza en el patio con Juan Corona, que mat¨® en los a?os setenta a 25 trabajadores temporeros de California. Juega al ajedrez, bebe zumos y recibe visitas.
"Vive solo en su celda, aunque fuera de ella puede pasar entre seis y ocho horas diarias en contacto con otros presos. De ¨¦l depende si quiere entrar en contacto con ellos o no", explica I. Decker, portavoz de la prisi¨®n. "Los s¨¢bados y domingos puede recibir visitas entre las ocho y media y la una y media. De hecho, recibe mucho, gente diferente que viene a verle".
Los seguidores de Manson siguen intentando conseguir el privilegio de pasar unas horas con el macabro profeta. Su leyenda contin¨²a atrayendo a numerosos fan¨¢ticos de todo el mundo. Se crean clubes de seguidores con su nombre. Ha inspirado a artistas g¨®ticos como Marilyn Manson, que le rob¨® el apellido. Recibe cartas de adolescentes fascinados por su oscura y herm¨¦tica verborrea, sus apocal¨ªpticas profec¨ªas y su perseverancia en la impenitencia.
"Esta gente ha encontrado a Manson en su b¨²squeda de algo m¨¢s all¨¢ de su propio ser. Buscan a un nuevo tipo de dios, y esa b¨²squeda la unen con una rebeld¨ªa cultural que les hace ver en Manson al diablo, a Satan¨¢s", explica el psic¨®logo Stephen Diamond, autor del libro Anger, Madness, and the Daimonic. "Manson encarna como nadie la leyenda de Lucifer, expulsado del para¨ªso por su rebeld¨ªa. En cierto modo, es la imagen de la maldad, un mito capaz de fascinar a miles de personas que se sienten perdidas existencialmente en una generaci¨®n nihilista que cada vez se ve m¨¢s carente de valores".
Manson se considera mitad Jesucristo, mitad Satan¨¢s. En 1987 concedi¨® una sonada entrevista al Today Show de la cadena NBC. La mayor¨ªa de su contenido fue vetado hasta 2007, por considerarse una falta de respeto a las v¨ªctimas. "Ahora me ven¨ªs y me dec¨ªs que Charlie Manson es el padre de nuestra patria", dice en la cinta. "Me conden¨¢is por ser Jesucristo. Me conden¨¢is por ser el demonio. Me conden¨¢is por ser responsable de vuestras acciones. No soy responsable de las acciones de nadie, aparte de las m¨ªas propias".
Si no hubiera sido juzgado en 1971, Manson hubiera acabado sus d¨ªas no en la c¨¢rcel, sino en la silla el¨¦ctrica o la c¨¢mara de gas. De hecho, se le conden¨® a muerte. Pero un a?o despu¨¦s, el Tribunal Supremo de California ilegaliz¨® temporalmente ese tipo de sentencias y convirti¨® su condena en cadena perpetua. El a?o pr¨®ximo tendr¨¢ la oportunidad de solicitar la libertad condicional. Hasta ahora se le ha denegado en 11 ocasiones. Manson no es un recluso siempre pac¨ªfico. Seg¨²n la portavoz del correccional, el a?o pasado sufri¨® una amonestaci¨®n disciplinaria cuando los guardas descubrieron un arma casera en su celda. Su oscuro y macabro magnetismo no parece apaciguar a sus compa?eros de prisi¨®n. En 1999, un grupo de reclusos se amotin¨®, irrumpi¨® en la zona de alta seguridad y agredi¨® a Manson y a otros presos peligrosos. "Atacar a uno de estos presos es como colgarse una gran medalla al honor", explic¨® el portavoz de entonces, Tip Kindel. Ya en 1984, mientras pasaba una temporada en un centro m¨¦dico en la localidad de Vacaville, un grupo de reclusos verti¨® un bote de disolvente sobre su cuerpo. Sufri¨® quemaduras de segundo y tercer grado en un 20% de su cuerpo.
En todas estas ocasiones, Manson ha logrado salvarse. Ha podido volver a sus actividades favoritas: a jugar al ajedrez en el patio, leer la Biblia, defender el ecologismo y recibir visitas. Si no fuera uno de los hombres que mejor han encarnado el mal en la vida real, cualquiera dir¨ªa que lleva la rutina de un jubilado cualquiera. Pero en este jubilado vive, seg¨²n sus fieles, la semilla del diablo. -
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