Vuelve el proteccionismo
El incipiente nacionalismo econ¨®mico provoca un retroceso de la globalizaci¨®n
Con el comercio, todos dicen saberse la teor¨ªa. "El proteccionismo es la forma m¨¢s segura de convertir una recesi¨®n en una depresi¨®n", advert¨ªa el ministro brit¨¢nico de Industria, Peter Mandelson, en plena protesta de los sindicatos brit¨¢nicos contra los trabajadores inmigrantes a finales de enero.
En la pr¨¢ctica, las lecciones que se dec¨ªan aprendidas parecen olvidarse. "En tiempos de crisis", aseguraba la ministra francesa de Econom¨ªa, Christine Lagarde, "un poco de proteccionismo tampoco es el diablo". Una tesis que, seg¨²n sendos informes del Banco Mundial (BM) y de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), gana adeptos conforme se agrava la crisis.
Los economistas se han cansado de repetir las negativas consecuencias del proteccionismo en los a?os treinta, durante la Gran Depresi¨®n. Ochenta a?os despu¨¦s, "la protecci¨®n comercial aparece como una tendencia incipiente pero preocupante", aseguran los economistas del BM Elisa Gamberoni y Richard Newfarmer.
17 pa¨ªses del G-20 han aprobado hasta 47 tipos de barreras comerciales
Algunos planes de est¨ªmulo fomentan el 'compre producto nacional'
Pese a todo, la situaci¨®n es muy diferente a la de la Gran Depresi¨®n
Desde el pasado 15 de noviembre, cuando los l¨ªderes del G-20 se reunieron en Washington y firmaron una declaraci¨®n en la que, entre otras cuestiones, se defend¨ªa el libre comercio, se han puesto en pr¨¢ctica 47 medidas para proteger diferentes sectores en distintos pa¨ªses. Entre ellos, en 17 de los 20 pa¨ªses que firmaron la declaraci¨®n de Washington.
Las medidas aplicadas son variadas e incluyen subidas de aranceles (un tercio del total), endurecimiento de las normas de importaci¨®n, subsidios sectoriales o simples cambios legislativos para entorpecer el comercio internacional. El autom¨®vil, el calzado y el acero son los sectores m¨¢s vulnerables al proteccionismo, seg¨²n la OMC. S¨®lo en subsidios a la industria automovil¨ªstica se han aprobado ayudas por m¨¢s de 48.000 millones de d¨®lares, la mayor¨ªa, entre los pa¨ªses ricos.
Los planes de est¨ªmulo econ¨®mico tienen mucha culpa de la propagaci¨®n de estas pol¨ªticas. Los gobiernos se ven obligados a reaccionar a las medidas aplicadas por sus vecinos para evitar la fuga de producci¨®n al otro pa¨ªs, como le ha sucedido a Canad¨¢ con las ayudas aprobadas por Washington para la industria automovil¨ªstica de Detroit.
Adem¨¢s, este tipo de medidas no hace distinciones entre pa¨ªses desarrollados y emergentes. A modo de ejemplo, y s¨®lo en lo que va de mes, la Uni¨®n Europea ha impuesto aranceles a las bolsas de pl¨¢stico chinas, Corea ha subido los aranceles sobre el petr¨®leo, Ucrania ha aplicado una subida extra del 13% a todas las importaciones y China ha prohibido la entrada de juguetes indios. Aunque sin duda, una de las m¨¢s importantes ha sido la disputa comercial que se ha abierto entre EE UU y M¨¦xico, pese al acuerdo de libre comercio que les une. Washington prohibi¨® la circulaci¨®n de camiones mexicanos en su territorio bajo la acusaci¨®n de incumplimiento de las normas sanitarias, y M¨¦xico decidi¨® entonces imponer aranceles sobre 90 productos estadounidenses por un total de 2.400 millones de d¨®lares. La gravedad de lo que puede suponer una guerra comercial entre los dos pa¨ªses ha llevado a sus Gobiernos a intentar buscar a toda prisa una soluci¨®n al conflicto.
Contra lo que pudiera parecer, muchas de estas medidas entran dentro de la legalidad, y la OMC dif¨ªcilmente podr¨¢ aplicar sanciones. De hecho, el fuerte aumento del comercio mundial durante los a?os de bonanza econ¨®mica hizo que muchos pa¨ªses renunciaran a aplicar en su totalidad los aranceles que les permite la OMC. Pero ese margen existe, as¨ª que puede ser utilizado sin que los pa¨ªses se salten la ley.
Seg¨²n los c¨¢lculos de Richard Baldwin, profesor de econom¨ªa internacional del Graduate Institute de Ginebra, los aranceles medios aplicados por las econom¨ªas de ingresos altos y medios pueden pasar del 4,6% al 9% y del 4% al 11,7% en el caso de los pa¨ªses m¨¢s pobres. Patrick Messerlin, profesor de econom¨ªa del Instituto de Estudios Pol¨ªticos de Par¨ªs, estima que un incremento de los aranceles sobre los 30 productos que mayor riesgo corren de sufrirlo (concentrados en el sector del autom¨®vil y la electr¨®nica) aumentar¨ªa el coste mundial de las importaciones entre 30.000 y 50.000 millones de d¨®lares al a?o.
Otra cosa muy distinta es la apelaci¨®n al nacionalismo econ¨®mico, el "compre espa?ol" que pidi¨® el ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n, o el "s¨®lo acero estadounidense" propuesto por la Administraci¨®n Obama para la aplicaci¨®n del plan de infraestructuras. Los expertos advierten que estos llamamientos -aunque en muchos casos hayan sido matizados despu¨¦s- pueden provocar la adopci¨®n de represalias por parte de terceros pa¨ªses, lo que tendr¨¢ una incidencia decisiva sobre el maltrecho comercio mundial. Adem¨¢s, dado el avance de la globalizaci¨®n en los ¨²ltimos a?os, la protecci¨®n de un sector mediante ese tipo de medidas puede suponer un grave perjuicio para otros sectores dentro de un mismo pa¨ªs. Alemania lo sabe bien.
La primera econom¨ªa europea es, tambi¨¦n, el principal exportador mundial. Ya en enero pasado, las ventas al exterior cayeron por cuarto mes consecutivo un 18% en tasa interanual, un descenso no visto desde 1993. Pese a ello, la estructura de su econom¨ªa hace muy dif¨ªcil que el Gobierno tome medida alguna para proteger al sector exterior. Patrick Stephan, analista de Deutsche Bank, calcula que el 99% de la producci¨®n del sector metal¨²rgico depende del comercio intra-industrial (los bienes que un sector determinado importan y exportan al mismo tiempo), y en un 60% en el caso de la industria del motor y de componentes. "Este intensivo comercio intra-industrial reduce al m¨ªnimo el riesgo de una intervenci¨®n proteccionista de alto alcance", asegura Stephan.
Pese a las muchas diferencias que separan esta crisis de la Gran Depresi¨®n, tambi¨¦n muestran similitudes preocupantes, como las presiones sobre las divisas. A mediados de mes, el Banco Central de Suiza anunci¨® que iba a adoptar una serie de medidas para depreciar su moneda. En apenas 10 d¨ªas, el franco cay¨® un 5,4% frente al d¨®lar, aunque esta semana ha recuperado algo su valor hasta las 1,14 unidades. "La carrera de devaluaciones competitivas ya ha comenzado", titularon muchos analistas sus informes de ese d¨ªa.
De momento, la cosa no ha llegado a tanto, pero s¨ª es cierto que algunos pa¨ªses est¨¢n favoreciendo un debilitamiento de sus monedas para favorecer las exportaciones y tratar de contrarrestar as¨ª el descenso de la demanda mundial. Sin ir m¨¢s lejos, ¨¦sa es la acusaci¨®n que el secretario del Tesoro de EE UU, Timothy Geithner, hizo contra las autoridades chinas durante su proceso de confirmaci¨®n en el Congreso. El temor a que esas palabras desataran una guerra comercial entre las dos potencias llev¨® a Geithner a matizar posteriormente sus palabras. Eso s¨ª, el secretario del Tesoro ignoraba deliberadamente el comportamiento de su divisa frente al euro. Desde mediados de marzo, el billete verde se ha dejado un 6,3% de su valor frente a la moneda ¨²nica y nada indica que esa tendencia vaya a cambiar. Seg¨²n Barclays Capital, en cuanto empiecen a hacer efecto los planes de est¨ªmulo, la Reserva Federal deber¨¢ elegir entre permitir la subida de los tipos de inter¨¦s o alentar una mayor debilidad del d¨®lar. "La Reserva, de forma previsible, ya ha elegido, y en nuestra opini¨®n, seguir¨¢ eligiendo, los tipos de inter¨¦s sobre la divisa", sentencian los analistas del banco.
De momento, es la crisis econ¨®mica y financiera y no el proteccionismo incipiente el que est¨¢ frenando en seco los intercambios comerciales. Las previsiones del Banco Mundial apuntan que el comercio internacional sufrir¨¢ en 2009 la mayor ca¨ªda en 80 a?os. La OMC prev¨¦ un descenso de los intercambios este a?o del 9% como consecuencia de la recesi¨®n, y dado que el Gobierno reacciona con lentitud a los vaivenes de la econom¨ªa, no parece que para 2010 la situaci¨®n vaya a mejorar. Y las consecuencias para la econom¨ªa mundial ser¨¢n inevitables. El d¨¦ficit comercial en Estados Unidos se ha reducido un 40% desde octubre (aunque en este caso buena parte del descenso est¨¢ vinculado a la ca¨ªda del precio del petr¨®leo) y el super¨¢vit de China ha pasado de los 40.000 millones de d¨®lares a apenas 5.000 en un solo mes. "El mundo se est¨¢ reequilibrando lentamente", asegura Royal Bank of Scotland en un informe.
En cualquier caso, el avance de las medidas proteccionistas es evidente y ha hecho saltar las alarmas. "El aislacionismo econ¨®mico puede llevar a una espiral de eventos tan negativa como la que vimos en los a?os treinta, que hicieron la situaci¨®n mucho, mucho peor", advert¨ªa recientemente el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick.
Los acad¨¦micos, sin embargo, creen que la situaci¨®n es hoy muy diferente de la de la Gran Depresi¨®n. "El respeto universal a las leyes de la OMC y sesenta a?os de negociaci¨®n de aranceles hacen que la repetici¨®n de la guerra comercial de los a?os treinta sea muy improbable. Pero un ciclo de proteccionismo dentro de las normas que marca la OMC es una posibilidad real", aseguran los profesores Baldwin y Simon Evenett, que advierten que eso fue, precisamente, lo que pas¨® -aunque a menor escala- en la crisis asi¨¢tica de 1997.
A su juicio, "la conclusi¨®n satisfactoria de la ronda de Doha ser¨ªa el mejor seguro contra el creciente proteccionismo". Pero ¨¦se fue el primer incumplimiento de la cumbre del G-20 de Washington y nada hace pensar que las cosas ser¨¢n diferentes esta vez en Londres. Y hay mucho en juego. La crisis financiera ha provocado un frenazo casi en seco de los flujos internacionales de capital, la llamada desglobalizaci¨®n financiera. Si el comercio sucumbe a esta tendencia, la desglobalizaci¨®n se extender¨¢ como la p¨®lvora a toda la econom¨ªa.
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