Reflexiones de una monja por 'e-mail'
Una profesora de religi¨®n revela el malestar de las bases y a?ora a Pablo VI
"S¨¦ que no soy la ¨²nica que siente el malestar que te expreso. S¨®lo que yo he tenido la ocasi¨®n de cont¨¢rtelo a ti, que escribes en un peri¨®dico... Pero es el malestar de muchas/os que aman la Iglesia y sufren por verla as¨ª...". Estas palabras son de una monja italiana, profesora de religi¨®n en un instituto romano. Han sido escritas por correo electr¨®nico, y responden a una pregunta. ?C¨®mo se sienten las bases cat¨®licas ante el creciente rechazo que genera fuera de la Iglesia Benedicto XVI?
La religiosa, licenciada en Filosof¨ªa y a la que llamaremos Mar¨ªa, lo explica en otro mensaje: "Justo en estos d¨ªas de histerismo episcopal, con los obispos indign¨¢ndose por lesa majestad, he le¨ªdo un texto muy bello sobre Helder Camara (el obispo brasile?o de los pobres), que entre otras cosas cita unas palabras que ¨¦ste pronunci¨® en Roma en 1965. 'Ya basta', dijo Camara, 'de obispos-pr¨ªncipe que permanecen lejos del pueblo. Ya basta de una Iglesia que quiere ser servida, que exige ser siempre la primera, que no tiene la humildad y el realismo de aceptar las condiciones del pluralismo religioso. ?Cu¨¢ndo nosotros obispos tendremos la humildad y la inteligencia de aprender de los laicos, y especialmente de los periodistas, la manera de hablar e interesar, de hablar y ser comprendidos?".
Y apostillaba: "?Puedes creer que leyendo esas cosas y confront¨¢ndolas con los personajes de hoy me daban ganas de llorar? Quiz¨¢ debamos tocar fondo antes de que puedan ser pronunciadas de nuevo. Por ahora, ya es mucho que no se pierda su memoria".
La hermana encuentra a la Iglesia, demasiado sometida a los vaivenes medi¨¢ticos. Mujer, progresista, y esc¨¦ptica aspira a una Iglesia distinta. "La Iglesia tiene muchas caras, y para quien, como yo, vive dentro, es fastidioso verla siempre identificada con su rostro institucional, sobre todo cuando ¨¦ste parece tan distante", escribe. "Sentirse escuchados, interpelados e implicados, antes que guiados, es el estilo de Iglesia que afortunadamente conoc¨ª de joven. Una iglesia madre, antes que maestra. En lugar de eso, veo una iglesia padre, demasiado concentrada en los principios para escuchar, demasiado ocupada en demostrar m¨¢s que en encarnar, como tantos padres modernos de nuestro tiempo, tan brillantes y tan entregados a su carrera...".
?Culpa de Ratzinger? "Creo que su carta a los obispos ha sido de verdad de una gran valent¨ªa desarmada (aunque no s¨¦ si tambi¨¦n desarmante), que le honra. Ha dado de verdad en la diana. Que no sea carism¨¢tico se puede retener como una ventaja. No est¨¢ bien que la Iglesia sea identificada con el Papa, y viceversa, como pas¨® con Wojtila. Demasiado carisma no ayuda a la Iglesia a ser ella misma, a ser, por usar otra imagen, la peque?a semilla, la levadura escondida en la pasta".
Con este Papa, a?ade, al menos, las cosas se ventilan. "Para bien o para mal, emergen las cr¨ªticas, los desencuentros, los reparos que no se pod¨ªan hacer a un Papa enfermo y sufriente. La verdadera cruz de Benedicto es Woj-tila, pero no porque pierda en la comparaci¨®n, ¨¦ste tan acad¨¦mico y aqu¨¦l tan carism¨¢tico, sino porque debe pagar por los muchos nudos no resueltos en el interior de la realidad eclesial, porque toda la atenci¨®n comunicativa de su predecesor se volvi¨® hacia fuera, y descuid¨® o sepult¨® en el fulgor medi¨¢tico la dial¨¦ctica interna".
Y se despide as¨ª: "Ratzinger da la imagen de ser despistado en sus declaraciones, no anticipa o no prev¨¦ las consecuencias de ciertas afirmaciones. Wojtila era terriblemente m¨¢s espabilado, junto a Navarro Valls. De todos modos, prefiero el malentendido al falso consenso. La discusi¨®n no muere. En realidad mi mito sigue siendo Pablo VI. Si lo piensas, tambi¨¦n su pontificado dur¨® m¨¢s de 20 a?os, y realiz¨® gestos y cambios fundamentales. ?Pero qui¨¦n so?¨® nunca con darle el apelativo de grande?".
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