El error Ratzinger se agiganta
Pocos conf¨ªan ya en Benedicto XVI - Sus anacr¨®nicas decisiones muestran un Papa rodeado de una curia inoperante e incapaz de conducir la maquinaria vaticana
No se apaga el tam tam de los tambores. Tras su periplo africano y la encendida pol¨¦mica sobre el sida y los preservativos, afirmar que Joseph Ratzinger es un papa cada vez m¨¢s cuestionado es una obviedad. Fuera de la Iglesia, no cesan las cr¨ªticas y los ataques. En Francia y Alemania, las encuestas entre cat¨®licos registran ya la palabra "dimisi¨®n", y Gobiernos, ciudadanos y ONG dejan ver su abierto descontento. Dentro del Vaticano, las cosas est¨¢n igual. O peor. El Papa alem¨¢n fue elegido por los cardenales por su alta inteligencia. Pero, como dice el veterano vaticanista y escritor Giancarlo Zizola, "estos primeros cuatro a?os de papado sugieren que, por mucho que su inteligencia sea fin¨ªsima, no le llega para gobernar la Iglesia".
Las cr¨ªticas a su papado crecen dentro y fuera de Roma
Hay un problema no resuelto en la forma de Gobierno, dicen varios expertos
El c¨ªrculo en el que Benedicto XVI apoya su d¨ªa a d¨ªa es muy peque?o
Se habla ya de un posible sustituto, el cardenal hondure?o Rodr¨ªguez Maradiaga
"Ratzinger es un prisionero de la curia, vive en una especie de Avi?¨®n en patria, alejado de los episcopados nacionales, sin m¨¢s apoyo que el de su peque?a camarilla", explica Zizola, autor del libro Santit¨¤ e potere. Dal Concilio a Benedetto XVI. El Vaticano visto dal interno. Filippo di Giacomo, sacerdote y periodista, 11 a?os de misionero en el Congo, hoy juez vicario en Roma, cree que la crisis que vive el Vaticano "refleja una enfermedad cr¨®nica desde hace siete siglos: su sistema de Gobierno no funciona ni es colegial". "La curia moderna es una maquinaria gigantesca, inoperante e in¨²til. Hay 35 cardenales en Roma. Est¨¢n divididos en grupos, enfrentados, y se dedican a conspirar y a cooptar afines por los pasillos", se?ala Di Giacomo.
Se trata de una batalla en toda regla, en la que los bandos se mezclan y se confunden. La revuelta estall¨® con el perd¨®n a los obispos lefebvrianos. Un grupo amplio de obispos y te¨®logos moderados y conciliares (alemanes, franceses y latinoamericanos, sobre todo), hartos de no ser tenidos en cuenta, hizo ver su descontento al Papa. En respuesta, ¨¦ste reprendi¨® a la curia por no actuar de forma "colegiada y ejemplar".
Zizola recuerda que Wojtyla intent¨® obviar una fractura que ya exist¨ªa a base de carisma y comunicaci¨®n. Su papado creci¨® con la televisi¨®n y se convirti¨® en una especie de Show de Truman, la primera enc¨ªclica cat¨®dica: le vimos envejecer, derribar el muro de Berl¨ªn, sufrir atentados, viajar, besar los suelos del planeta varias veces, agonizar en directo. Pero tampoco ¨¦l fue capaz de reformar el sistema de gobierno. "Prefiri¨® escaparse de Roma y tapar la crisis de la Iglesia y el vac¨ªo de gobierno", dice Zizola.
Mientras Wojtyla viajaba, Ratzinger estudia y escribe. Mucho m¨¢s aislado y a la defensiva, el Papa soporta mal que le lleven la contraria. Su carta a los obispos revel¨® que le disgusta sobre todo el desamor, la intriga, "el odio y la hostilidad". Su texto dibuja a una curia conspiradora, que aspira a mandar tanto o m¨¢s que ¨¦l, que mueve los hilos en la sombra, que filtra noticias, escondiendo la mano, para hacerse valer. La peculiar sensibilidad de Ratzinger es una parte del problema. ?Se trata de un "pastor alem¨¢n" como titul¨® Il Manifesto cuando fue nombrado, o "un cordero en medio de los lobos", seg¨²n la expresi¨®n del Evangelio de Mateo?
Di Giacomo despach¨® con ¨¦l a menudo cuando dirig¨ªa la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe: "Le puedes decir cualquier cosa, siempre que no subas la voz. Si la elevabas medio tono, pon¨ªa su extra?a sonrisa, cerraba el cuaderno y se marchaba. Delante de ¨¦l no se puede ofender a nadie. Es un democristiano b¨¢varo, y los democristianos b¨¢varos son raros. Pueden tener ideas avanzadas, pero si los dem¨¢s no les siguen, se asustan y frenan. Ratzinger es cualquier cosa menos un aventurero. Por eso se fue de la Universidad de Tubinga el d¨ªa que se encontr¨® a los estudiantes protestando tirados en el suelo. Es un monje, y nadie le ha dicho a tiempo que el mundo medi¨¢tico no es un aula universitaria".
En un texto publicado por la revista religiosa Il Regno, Zizola ha recordado que en 1965 el obispo brasile?o Helder Camara anunci¨® al mundo durante el concilio la reforma de la monarqu¨ªa pontificia, creando un senado compuesto por cardenales, patriarcas y obispos, elegidos por las conferencias episcopales, para ayudar al Papa en el gobierno y convocar cada 10 a?os un concilio ecum¨¦nico.
La reforma nunca se hizo. La curia, la corte p¨²rpura, ese ente invisible y lujosamente vestido, cuyo poder sobrevive a los papas, jam¨¢s acept¨® la democratizaci¨®n. Hoy, dentro de la curia, nadie se f¨ªa de nadie. Por un lado est¨¢n los influyentes hombres "del servicio", como se autodenominan los diplom¨¢ticos de la secretar¨ªa de Estado que dirige Tarcisio Bertone, el ¨²nico que despacha a diario con Ratzinger; por otro, los intelectuales org¨¢nicos (periodistas, profesores, juristas, rectores...), unos papistas y muchos no; y luego est¨¢ la variopinta macedonia cardenalicia y episcopal que dirige los dicasterios: nueve congregaciones, 11 consejos pontificios, tres tribunales, tres oficinas. "En los dicasterios est¨¢n los casos piadosos", dice Filippo di Giacomo."Desde Pablo VI, el Papa que internacionaliz¨® la curia y la llen¨® de excelencia con los mejores cerebros de ese tiempo, la decadencia del equipo de gobierno ha sido imparable. Wojtyla lleg¨® a Roma en 1978 lleno de odio contra la curia, porque nadie escuchaba a los obispos del este de Europa, y se trajo a todos los fracasados, a los que no serv¨ªan a las di¨®cesis", cuenta Di Giacomo. "L¨®pez Trujillo, Castrill¨®n Hoyos, Mart¨ªnez Somalo, Martino, Barrag¨¢n, Milingo... Gente insignificante. Luego hizo obispo a su secretario, y le dijo: 'A estas bestias tr¨¢tales t¨²".
?Podr¨¢ este Papa m¨¢s t¨ªmido a¨²n apaciguar a ese reba?o de "g¨¢latas que muerden y devoran"? Seg¨²n Zizola, "el Papa trabaj¨® durante el Concilio en la frontera de la renovaci¨®n y sabe que el gran problema es la nula participaci¨®n de los obispos en el gobierno de la Iglesia. Algunos cardenales recuerdan que los obispos eran consultados m¨¢s a menudo en la ¨¦poca de P¨ªo XII, antes del Concilio, que actualmente".
Cerca del Papa, coinciden Zizola y Di Giacomo, est¨¢ el desierto. Cuatro monjas estadounidenses que dirigen el departamento inform¨¢tico y evitan que los hackers entren en la web. Su secretario, el guapo, alto y b¨¢varo Georg Genswein, considerado un cero a la izquierda -"Es un cretino", afirma sin tapujos un miembro de la curia-. El portavoz, el amable jesuita Federico Lombardi, y sus dos ayudantes, que no dan abasto a apagar fuegos, y que seg¨²n se dice ser¨¢n sustituidos en junio.
Los hombres de confianza son a¨²n menos. El cardenal alem¨¢n Lehman, que culp¨® del desastre Williamson a los mensajeros; Bertone, el secretario de Estado, que tambi¨¦n dejar¨¢ su sitio pronto por edad. Antonio Ca?izares, prefecto de la estrat¨¦gica, seg¨²n la visi¨®n de Ratzinger, Congregaci¨®n para el culto divino. Y el lituano Audrys Juozas Backis, que suena para sustituir a Bertone. Demasiado poco para un hombre de 81 a?os con una enorme carga de trabajo. "El grado de complejidad del cargo, con 1.100 millones de cat¨®licos, 6.000 obispos en activo, relaciones ecum¨¦nicas e interreligiosas, viajes, enc¨ªclicas, y relaciones de Estado, es insostenible para un hombre solo, inteligente como Ratzinger o carism¨¢tico como Wojtyla", dice Zizola.
Por eso hay muchos obispos en guerra. Mientras Ratzinger salta de un pantano a otro, la iglesia moderada, progresista y conciliar no aguanta m¨¢s. Seg¨²n Zizola, el poder del Opus Dei, como en tiempos de Wojtyla y Navarro Valls, sigue siendo enorme. Di Giacomo no cree que sea tanto. Pero la m¨¢quina de enredar est¨¢ en marcha. Con el perd¨®n a los lefebvrianos, el Papa ha despreciado a las corrientes de signo opuesto, especialmente a la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n, que ¨¦l mismo fren¨® hace 25 a?os. Al fondo, se habla ya de un posible sustituto, el cardenal hondure?o ?scar Andr¨¦s Rodr¨ªguez Maradiaga. Pero eso lo decidir¨¢ la curia.
![Los expertos creen que el papa Benedicto XVI est¨¢ alejado de una curia en la que no conf¨ªa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EBSL5OR2I3BHPQ4PPJH2P45ANA.jpg?auth=889d8e7b9fc8af3f6a18e548b9a048ea2efa6ddf383aec29f0ec383deeeb80c4&width=414)
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