Los marzos locos
Aqu¨ª, en Estados Unidos, el torneo nacional de baloncesto universitario est¨¢ en su apogeo. Como cada mes de marzo, los aficionados ocasionales se convierten en fan¨¢ticos mientras todo el mundo espera la victoria inesperada de alg¨²n reci¨¦n llegado. Parte de la fascinaci¨®n que ejerce el campeonato universitario se debe a sus posibilidades de sorprender. Es divertido ver a un equipo lleno de chicos blancos demasiado peque?os colarse furtivamente y dejar atr¨¢s a alguna vieja gloria. Es algo que nos da fe en nuestra capacidad para vencer a los hados. Desgraciadamente, el formato de eliminaci¨®n por partido ¨²nico del torneo rara vez tiene como resultado la victoria de un equipo que realmente sea el mejor de la categor¨ªa. Entretenido, s¨ª. T¨¦cnicamente efectivo, no.
Con los equipos pendientes de los 'playoff', el torneo se convierte en una versi¨®n del campeonato universitario
La NBA es diferente. Sus eliminatorias son un largo y agotador camino hacia la perfecci¨®n. Por lo general, el mejor equipo es el que gana el campeonato. Pero las eliminatorias todav¨ªa no han llegado. Los equipos est¨¢n haciendo maniobras para clasificarse y, en estas ¨²ltimas semanas, han convertido la NBA en una versi¨®n propia de la locura de marzo del campeonato universitario.
El torneo universitario convierte a todo el mundo en adivino. Es divertido predecir el resultado de un partido: es r¨¢pido, f¨¢cil y nadie tiene que hacer predicciones basadas en otras predicciones, como "pienso que lo que pase en el quinto partido determinar¨¢ lo que pase en las series". Esta parte de la temporada de la NBA es parecida. Se hacen juicios instant¨¢neos basados en informaci¨®n incompleta, incluso aunque no se hayan fijado las posiciones en las eliminatorias. A los analistas les gusta hacer afirmaciones rotundas (porque eso es lo que pide el p¨²blico), aunque lo que saben sobre qui¨¦n ocupar¨¢ el octavo puesto de la Conferencia Este viene a ser lo mismo que lo que sabe el tipo que maneja el micr¨®fono jirafa.
Y eso es lo que hace que esta ¨¦poca del a?o sea divertida en la NBA. Un partido puede decidir el destino de un equipo. Si resulta que los Kings de Sacramento juegan bien una noche y vencen a un equipo al que no tendr¨ªan que vencer (a lo mejor, porque est¨¢n intentando salvar a un entrenador cuyo puesto de trabajo peligra), podr¨ªa cambiar todo el panorama de las eliminatorias. Esa misma victoria podr¨ªa hacer que alg¨²n tipo de un estudio llegase al paroxismo convencido de la superioridad de sus predicciones.
En el momento de escribir estas l¨ªneas, los equipos de la Conferencia Oeste clasificados entre la segunda y la octava posici¨®n est¨¢n separados por cinco partidos. La mayor¨ªa de los equipos tienen unos ocho partidos que jugar. O alrededor de una octava parte de la temporada. A m¨ª me parece que eso es mucho. Yo no le quitar¨ªa a una tarta una octava parte de su harina. A m¨ª no me gustar¨ªa que mi jefe se olvidase de pagarme la octava parte de mi sueldo. Yo no me quedar¨ªa callado si la m¨¢quina de la bolera me restase una octava parte de mi puntuaci¨®n.
La temporada ordinaria de la NBA no ha terminado. De hecho, la parte divertida no ha hecho m¨¢s que empezar. Las pr¨®ximas tres semanas tendr¨¢n como consecuencia cambios en los entrenadores con vistas al verano, movimientos en las listas de jugadores fuera de temporada y competiciones entre equipos que la mayor¨ªa de la gente no se hab¨ªa dado cuenta de que segu¨ªan clasificados. Por ejemplo, sobre un Filadelfia-Atlanta, ?alguien tiene una opini¨®n? Por supuesto, nadie lo ver¨¢. La gente estar¨¢ demasiado ocupada hablando del torneo universitario. Pero al resto de nosotros no nos importa. La versi¨®n de la NBA de la locura de marzo puede ser nuestra hu¨¦rfana. Y a todo el mundo le gusta animar al m¨¢s d¨¦bil.
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