Fini se desmarca y defiende un Estado laico

Muy lejos en el fondo y en la forma del habitual show berlusconiano, Gianfranco Fini sale del congreso del PDL como el pol¨ªtico sensato, sobrio y moderno que todos esperan de ¨¦l, especialmente en la izquierda italiana. Eugenio Scalfari resumi¨® ayer en La Repubblica esa sensaci¨®n al titular su art¨ªculo: "Menos mal que nos queda Fini".

Con Berlusconi ejerciendo de oyente (a veces aplaud¨ªa entusiasmado, otras veces pon¨ªa una sonrisa de compromiso) y con la platea llena de halcones de la derecha m¨¢s rancia y gritona, Fini tuvo el s¨¢bado el arrojo de lanzar ante el triunfalista congreso constituyente del PDL todas sus ideas y sus cr¨ªticas.

El presidente de la C¨¢mara de Diputados empez¨® su discurso agradeciendo a Berlusconi la "l¨²cida locura" que le llev¨® a entrar en pol¨ªtica, y a partir de ah¨ª no hizo otra cosa que ponerle en apuros. Le anim¨® a pronunciarse sobre el refer¨¦ndum que debe aprobar el sistema electoral en junio; le sugiri¨® que acerque al Partido Democr¨¢tico a una "gran reforma constitucional" que garantice un nuevo equilibrio de poderes racional y justo, y recrimin¨® en p¨²blico la aprobaci¨®n en el Senado del proyecto de Ley de Testamento Biol¨®gico. Los senadores del PDL, en pleno rapto de ate¨ªsmo devoto, esbozaron una ley m¨¢s restrictiva a¨²n de lo que exige la doctrina de la Iglesia. "Ese texto", dijo Fini sin respirar, "es digno de un Estado ¨¦tico, no de un Estado laico".

Coloc¨¢ndose a la izquierda no ya de la Liga del Norte y del PDL, sino tambi¨¦n del PD, vislumbr¨® adem¨¢s una Italia "que en diez a?os ser¨¢ multi¨¦tnica y multirreligiosa", pidi¨® un pacto norte-sur para "liberar al pa¨ªs de las mafias y del poder pol¨ªtico subterr¨¢neo", reclam¨® un gran acuerdo entre capital y trabajo, y exigi¨® educaci¨®n y solidaridad para guiar con templanza el "hist¨®rico proceso" de la inmigraci¨®n.

Fini fue de largo el m¨¢s aplaudido de todos los segundones (el otro candidato es Tremonti), y al final, el Rey Silvio subi¨® al palco, le bes¨®, le levant¨® la mano y le design¨®, o al menos eso pareci¨®, heredero in p¨¦ctore.

Pero ayer, en su discurso, Berlusconi no hizo ni menci¨®n a sus retos ideol¨®gicos, alimentando otra vez la duda crucial. ?Ser¨¢ Fini la cabeza pensante de una posderecha moderna, abierta y realmente democr¨¢tica o acabar¨¢ convertido en comparsa de una nueva etapa de populismo chistoso y plebiscitario?