Protegidos contra la sombra de Arcan
El asesinato cometido en Pozuelo de Alarc¨®n blind¨® las urbanizaciones de lujo
Google Earth ofrece la foto m¨¢s reveladora de la calle donde el 20 de junio de 2001 el moldavo Pietro Arcan asesin¨® al abogado Arturo Castillo, bale¨® a su esposa y agredi¨® a sus hijas. La sevicia del crimen, cometido de madrugada en el chal¨¦ unifamiliar con el robo como m¨®vil, conmocion¨® a una sociedad que todav¨ªa estaba empezando a o¨ªr hablar de mafias del Este o secuestros expr¨¦s.
Desde el sat¨¦lite, esta colonia de Pozuelo dibuja un patr¨®n perfecto. Salpicadas sobre el fondo verde de los jardines, casitas (de un mill¨®n de euros) y diminutas piscinas azul celeste. Recorrer una urbanizaci¨®n del noroeste desde las alturas digitales es un viaje a un mundo ordenado, repetitivo y armonioso. A una no ciudad por definici¨®n. Doscientos metros m¨¢s abajo uno se siente insignificante y fuera de lugar. Llegar aqu¨ª desde el centro ca¨®tico, ecl¨¦ctico y disonante ha costado tres transbordos en metro, cercan¨ªas y autob¨²s local. Y no hay nadie en la calle. El chal¨¦ del crimen es uno m¨¢s en una ristra de casas valladas. Todas lucen una placa de una compa?¨ªa de alarmas. Ladra un perro y luego cuatro m¨¢s. Pasa un coche. Dentro de una casa se oye una bronca y el llanto de una mujer; nadie se asoma. Huele a flores. Pasa un coche.
El crimen de Pozuelo no ocurri¨® s¨®lo en Pozuelo (80.000 habitantes y la mayor renta per c¨¢pita de la Comunidad). Su onda expansiva lleg¨® a Majadahonda, a Boadilla, a las urbanizaciones de Tarragona, Sevilla o Valencia. As¨ª funciona el p¨¢nico. Los medios cubrieron el crimen por todo lo alto, y cuando ya no hab¨ªa m¨¢s que contar hablaron sobre la alarma creada (por ellos mismos).
Tampoco ayud¨® que el entonces delegado del Gobierno en Madrid, Javier Ansu¨¢tegui, dijese que si los due?os de chal¨¦s aislados quer¨ªan m¨¢s seguridad, que se la pagaran. Lo hicieron. En 2006, tras otra oleada de robos en chal¨¦s, aparecieron reportajes sobre el aumento de la seguridad privada. Los urbanistas hablaron de la bunkerizaci¨®n del extrarradio burgu¨¦s. Ese a?o, como todos desde 2002, el sector creci¨® un 10%, aunque los robos con violencia descendieron un 13%. ?Por qu¨¦? "La inseguridad es un estado de ¨¢nimo", explica Carlos Valenciano, directivo de Prosegur Activa, "no tiene que ver con el aumento del crimen, sino con la bonanza econ¨®mica de un pa¨ªs y con la mejora de tu posici¨®n social dentro del mismo". Seg¨²n el experto, los propietarios ya no demandan alarmas antes de irse de vacaciones, sino sistemas de detecci¨®n de intrusos que les protejan cuando est¨¢n dentro de la casa, principalmente por "c¨®mo cuentan los medios este tipo de asaltos".
Si el enriquecimiento de una sociedad es, en parte, lo que la hace atrincherarse, ?qu¨¦ pasa con la crisis? "Algunos sectores se desarrollar¨¢n como consecuencia del potencial clima de inseguridad", explica Paloma Velasco, directiva de la Asociaci¨®n Espa?ola de Empresas de Seguridad, "pero en otros se notar¨¢ de forma dram¨¢tica". Calcula que el sector (que factura 3.579 millones de euros al a?o) decrecer¨¢ un 20% de aqu¨ª a 2011.
De momento, en las urbanizaciones de lujo no se nota. En la inmobiliaria Promora de la Moraleja, Gonzalo L¨®pez van Dam explica que "cada vez m¨¢s la seguridad es la prioridad n¨²mero uno, dos, tres m¨¢ximo" de sus clientes. En sus ofertas se ofrecen las medidas de seguridad junto a la piscina o la pista de p¨¢del. De fuera hacia adentro: garitas de entrada, patrullas 24 horas, videovigilancia, sensores volum¨¦tricos, cristales que detectan vibraciones e incluso cinematogr¨¢ficas habitaciones del p¨¢nico. "No es tan raro encontrar vestidores o despachos que se blindan en caso de que entre alguien", dice el comercial.
Por el rinc¨®n de Pozuelo donde Arcan, condenado a 75 a?os, sembr¨® el p¨¢nico, se puede pasear libremente, pero no hay un alma y resulta inquietante. En un parque cercano, con lago y cascada incluidos (ha costado 15 millones), Antonio Fern¨¢ndez y Julio C¨¦sar Otol discuten si la culpa del "acojone generalizado" es de la tele, de la laxitud de la justicia o "de c¨®mo va el pa¨ªs". Tienen alarmas en casa, pero no creen que sirvan de mucho. "Si te toca, te toca", dicen. Carlos, unas d¨¦cadas m¨¢s joven, cree que ¨¦ste es un lugar seguro. No quiere dar su apellido y sentencia: "?Si al final resulta que el m¨¢s chorizo era el alcalde!".
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