Obama aterriza en Europa para convertir su popularidad en liderazgo

Barack Obama empez¨® anoche en Londres la primera gira internacional desde que asumi¨® la presidencia con la necesidad de convertir el enorme caudal de popularidad que le acompa?a en el liderazgo pr¨¢ctico de un mundo en crisis. A lo largo de una semana, Obama participar¨¢ en tres cumbres sobre asuntos econ¨®micos, pol¨ªticos y de seguridad, y se dirigir¨¢, en Turqu¨ªa, a una audiencia mayoritariamente musulmana.

El presidente estadounidense abordar¨¢ en este viaje problemas como la recesi¨®n internacional, la guerra de Afganist¨¢n, el terrorismo o la proliferaci¨®n nuclear, que no s¨®lo ponen en juego su capacidad para mantener el papel preponderante de EE UU en el planeta, sino su credibilidad como gobernante en su propio pa¨ªs.

La cumbre del G-20 empieza entre sombr¨ªos augurios de fracaso

Pocas giras de los ¨²ltimos presidentes estadounidenses han estado m¨¢s estrechamente vinculadas a los problemas inmediatos de la mayor¨ªa de los habitantes del mundo y han despertado semejante inter¨¦s. El tir¨®n medi¨¢tico del primer presidente negro, unido a la escasez de figuras carism¨¢ticas en este continente, convierten la visita de Obama a Europa en una oportunidad sin precedentes para la esperanza.

Pero la fuerza prosaica de la realidad parece interponerse en el camino desde el primer momento. La cumbre del G-20, probablemente la cita m¨¢s importante de la gira, empieza ma?ana entre augurios de fracaso, o al menos de logros insuficientes.

La principal meta con la que la Administraci¨®n estadounidense, fielmente acompa?ada por el anfitri¨®n brit¨¢nico, afront¨® esta cumbre, la adopci¨®n de un plan de est¨ªmulo econ¨®mico de ¨¢mbito mundial, no ha vencido la resistencia de Alemania y Francia, y parece finalmente diluirse en una vaga declaraci¨®n de prop¨®sitos dentro del comunicado final.

Obama y el primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, hab¨ªan trabajado a favor de un compromiso sobre cantidades precisas de inversi¨®n p¨²blica en el impulso al crecimiento y de porcentajes exactos de gasto sobre el PIB. "No quiero una situaci¨®n en la que unos pa¨ªses est¨¦n haciendo enormes esfuerzos para recuperar la econom¨ªa y otros no", declar¨® Obama la semana pasada.

EE UU ha puesto en marcha un plan de est¨ªmulo de cerca de 800.000 millones de d¨®lares (unos 600.000 millones de euros) y ha pedido a los dem¨¢s pa¨ªses la aprobaci¨®n de paquetes de similares proporciones. "Vamos a Londres a dirigir con el ejemplo", ha manifestado el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.

Sin un acuerdo concreto sobre el est¨ªmulo econ¨®mico, los otros asuntos a discusi¨®n en el G-20 quedan bastante disminuidos. La aprobaci¨®n de nuevas medidas reguladoras del sistema financiero, especialmente de los fondos de riesgo y las instituciones no bancarias, s¨®lo podr¨ªa compensar ligeramente la falta de ¨¦xitos m¨¢s rotundos en el apartado principal. Washington nunca ha sido reacio a esas nuevas regulaciones, y para demostrarlo -"dirigir con el ejemplo"-, la Administraci¨®n present¨® la semana pasada en el Congreso una serie de medidas para incrementar el control p¨²blico sobre ese sector.

Otros avances, como el aumento de las aportaciones al Fondo Monetario Internacional o la implantaci¨®n de nuevos l¨ªmites a la actividad de los para¨ªsos fiscales, intentar¨ªan dar contenido a una cumbre que se pens¨® fundamentalmente para tomar medidas para atajar de forma urgente la crisis econ¨®mica mundial.

Obama no va a encontrar un ambiente mucho m¨¢s receptivo en las siguientes estaciones de esta gira. Con los presidentes de Rusia y China, con los que se reunir¨¢ hoy, intentar¨¢ buscar acuerdos, tanto sobre la econom¨ªa -el encuentro con Hu Jintao se califica ya como el G-2, la verdadera cumbre econ¨®mica-, como sobre el proyecto nuclear de Ir¨¢n, el escudo antimisiles en el este de Europa o las amenazas de Corea del Norte de lanzar un cohete.

El presidente de EE UU va a encontrar tambi¨¦n fuerte resistencia a sus planes en la cumbre de la OTAN, que se celebra el viernes y el s¨¢bado. Aunque diferentes portavoces de la Administraci¨®n, incluido el propio Obama, han repetido que no acuden a esa reuni¨®n con el prop¨®sito de que sus socios de la Alianza aporten m¨¢s soldados a Afganist¨¢n, el presidente ha expresado tambi¨¦n su deseo de un mayor esfuerzo por parte de los pa¨ªses europeos para ganar esa guerra, bien sea con instructores militares, cooperantes civiles o ayudas econ¨®micas.

La gira concluir¨¢ en Turqu¨ªa como una prueba del papel de "aliado vital", seg¨²n un alto funcionario estadounidense, que ese pa¨ªs tiene para EE UU. Aunque Obama coincidir¨¢ en Estambul el d¨ªa 7 con la celebraci¨®n del segundo foro de la Alianza de las Civilizaciones, su agenda no incluye la participaci¨®n en esa reuni¨®n, pese a que as¨ª fuera anunciado en su d¨ªa por el Gobierno espa?ol y por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. A cambio, Obama mantendr¨¢ una reuni¨®n bilateral en Praga con el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.

El acto principal de su visita a Estambul ser¨¢ una sesi¨®n de preguntas y respuestas con j¨®venes de Europa y Asia.

Tras ocho a?os de un lenguaje y una pol¨ªtica de abierta confrontaci¨®n, no va a ser f¨¢cil para los europeos acostumbrarse a un l¨ªder estadounidense que pretende ser amigo del mundo. Obama llega con los deberes hechos: con el cr¨¦dito ganado en medidas como el cierre de Guant¨¢namo o la condena de la tortura. Como ¨¦l mismo ha dicho, ahora toca escuchar a los dem¨¢s.

Obama inicia su primera gira por Europa