La luz de una vela cuando se apaga
John Berger visita en Barcelona la instalaci¨®n art¨ªstica realizada sobre su nuevo libro
Concentrado, como si estuviera en una misa laica, John Berger (Londres, 1926) parece un monje civil rezando. Delante de ¨¦l, protegida por alambradas, hay una sucesi¨®n de celdas de castigo sobre cuyas mantas se reproducen cartas de un condenado a dos cadenas perpetuas. No se sabe muy bien por qu¨¦ lo han condenado, pero es cierto que le colgaron un d¨ªa la etiqueta de terrorista y Xavier, que as¨ª se llama el personaje de ficci¨®n de Berger en su libro De A para X. Una historia en cartas (en espa?ol, Alfaguara; en catal¨¢n, Edicions de 1984), espera en su celda tan s¨®lo las cartas candorosas o tremendas que su compa?era Aida le escribe para hacerle feliz.
La prisi¨®n ha sido dise?ada por la arquitecta Benedetta Tagliabue y la instalaci¨®n es una idea de Isabel Coixet, la cineasta amiga de John Berger, que acompa?a esta espectacular visi¨®n del libro con una entrevista en la que distintas actrices (Maria de Medeiros, Pen¨¦lope Cruz, Leonor Watling, Monica Bellucci, Isabelle Hupert...) hacen el papel de la compa?era que le escribe a Xavier para darle esperanza, o luz.
"Hoy la vida est¨¢ condenada por un orden econ¨®mico de ra¨ªz fascista"
Isabel Coixet y Benedetta Tagliabue firman esta 'c¨¢rcel simb¨®lica'
La instalaci¨®n, que se completa con una peculiar muestra del arte encontrado en una c¨¢rcel abandonada de Valencia por las artistas Patricia G¨®mez y Mar¨ªa Jes¨²s Gonz¨¢lez, produce un estupor muy ¨ªntimo, como si la prisi¨®n sirviera como met¨¢fora del mundo hoy mismo.
Este extra?o espect¨¢culo en el que las palabras te agarran y te sumergen en una realidad de la que sobresalen la miseria o la opresi¨®n como violencia cotidiana constituye la primera exposici¨®n del espacio cultural Santa M¨®nica, que desde anoche se abre en La Rambla de Barcelona, donde antes hubo un convento y luego una caserna militar.
En ese espacio, oscurecido y estremecedor, estaba ayer John Berger con su aspecto de Humphrey Bogart perplejo, vestido con una gabardina oscura, con su pelo completamente blanco; ante esa oscuridad amarillenta que concibieron Tagliabue y Coixet, ¨¦l parec¨ªa un peregrino en prisi¨®n; la sensaci¨®n que produc¨ªa el espect¨¢culo era la de encontrarnos en una celda cuya luz interior, que resalta p¨¢rrafos del libro, notas de Xavier sobre la situaci¨®n mundial, es parte del tormento humano. Y resultaba extra?o comprobar que la luz es aqu¨ª, acaso como en la vida, parte esencial para descubrir la oscuridad.
De todo eso hablaba ayer John Berger en una conversaci¨®n con este diario, antes de que empezara ese recorrido ensimismado por palabras que ¨¦l escribi¨®. "Pero no son mis palabras". Las le¨ªa, grabadas, Henning Mankell, el escritor sueco, "y eran m¨¢s de Mankell que m¨ªas; quiz¨¢ las llevo dentro de m¨ª, pero est¨¢n en el aire".
Las palabras del prisionero y de su compa?era son, muchas veces, sobre el futuro y sobre la esperanza. La esperanza. "No es lo mismo la esperanza que el optimismo. El optimismo es acaso la consecuencia de un buen pron¨®stico, sobre la Bolsa, por ejemplo. Pero la esperanza es como la fe, sostiene a la gente incluso en la oscuridad. Es como la luz de una vela". Dec¨ªa Lewis Carroll: "Quisiera saber de qu¨¦ color es la luz de una vela cuando est¨¢ apagada". "Pues eso mismo es la esperanza: la luz de una vela cuando est¨¢ apagada".
Y no es lo mismo la luz de una vela sobre la escritura que la luz sobre las alambradas de una c¨¢rcel. Y la c¨¢rcel de la que aqu¨ª se habla, y que ha reproducido Tagliabue con expresividad ahogada, puede estar en cualquier sitio, en Palestina, en ?frica... "Ahora, sentados aqu¨ª, ante un caf¨¦, en Barcelona, parece que estamos reproduciendo cartas que no tendr¨ªan lugar; pero mu¨¦vete 45 a?os atr¨¢s y ves la desolaci¨®n de las c¨¢rceles, los destinatarios de estas cartas... Esa preocupaci¨®n est¨¢ viva en muchos lugares del mundo".
Y no s¨®lo es la prisi¨®n el lugar del presente, el sitio donde el hombre pudre su esperanza: "La c¨¢rcel es el sitio donde m¨¢s se piensa el futuro; se piensa el futuro d¨ªa y noche..., y el futuro es la combinaci¨®n del pasado y el presente; sin pasado el futuro no existe, ni el presente existe". Y la vida actual, "condenada por un orden econ¨®mico mundial de raigambre fascista", est¨¢ tratando de aniquilar el pasado para que no exista ni el presente.
Subsisten la memoria y el alma, "y el alma es lo que no te pertenece: el alma es lo que tienes en com¨²n con los otros". El alma se hace de pasado, dijo Berger, revolvi¨¦ndose los pelos blancos como si dentro de su cabeza bullera un cicl¨®n, "y al hombre lo est¨¢n obligando a pensar que el pasado es obsoleto; en nombre del llamado progreso parece que tenemos que sobrepasar a los antepasados como si fueran coches viejos".
Receta para la esperanza
?Y c¨®mo se prepara uno para tener esperanza?, le preguntamos a Berger. A su lado, los actores Sergi L¨®pez y Carme El¨ªas, que por la tarde habr¨ªan de leer, en el centro cultural Santa M¨®nica, las cartas de ternura y rebeld¨ªa que hay en su libro. Est¨¢bamos en un antiguo restaurante de Barcelona. De vez en cuando sali¨® con su compa?era Beverly a fumar. Sentado ya ante el plato, escuch¨® la pregunta varias veces, y al fin se removi¨® la cabellera y dijo: "A ver si le vale esta receta: hay mucha gente en el norte privilegiado que se siente desesperanzada; sus condiciones de vida les han aislado; cada d¨ªa saben menos sobre lo que deben compartir; han sido apartadas del disfrute de la naturaleza, no saben ni por qu¨¦ las moscas vuelan... Tambi¨¦n les han convencido de que el pasado no existe. Eso les ha quitado la esperanza. As¨ª que saque usted sus propias conclusiones sobre qu¨¦ habr¨ªa que hacer para recuperar las esperanzas perdidas".
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