El Consejo de Estabilidad ser¨¢ el eje del nuevo orden
El organismo asumir¨¢ la tarea de crear las reglas que regir¨¢n las finanzas mundiales
Una recesi¨®n global tiene un enorme poder de destrucci¨®n, como atestiguan las crecientes listas de paro y el aumento de la pobreza. Y tambi¨¦n tiene la facultad de desatascar decisiones largamente aplazadas por el persuasivo m¨¦todo de colocar la econom¨ªa al borde del precipicio. En la segunda cumbre mundial contra la crisis, celebrada esta semana en Londres, ha forzado la revalida de los pa¨ªses emergentes en el poder multilateral, la resurrecci¨®n del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el dise?o de un nuevo orden financiero.
La propuesta de cambiar las normas internacionales que rigen las finanzas, nacida del particular protagonismo del descalabro de la banca en esta crisis, es la m¨¢s ambiciosa y tambi¨¦n la que genera m¨¢s escepticismo.
La instituci¨®n redactar¨¢ las normas del nuevo sistema financiero
Revisar¨¢ el efecto del actual sistema de calificaciones crediticias
En el coraz¨®n de este nuevo sistema, donde la autorregulaci¨®n imperante en los ¨²ltimos a?os ceder¨ªa terreno al control p¨²blico, el G-20 ha colocado al Consejo de Estabilidad Financiera, aprovechando la estructura y el nombre del foro nacido hace diez a?os para reunir de forma ocasional a ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales de varios pa¨ªses avanzados.
"Los l¨ªderes quieren dejar claro que habr¨¢ diferencia entre el pasado y el futuro", explic¨® el presidente del Consejo de Estabilidad, Mario Draghi, unas horas despu¨¦s de que se desvelara el comunicado final de la cumbre. "Vigilaremos los mercados, haremos recomendaciones sobre su funcionamiento y comprobaremos c¨®mo se aplican las nuevas medidas", a?adi¨® Draghi, que tambi¨¦n es gobernador del banco central italiano. Pero aclar¨® que el Consejo de Estabilidad no funcionar¨¢ como "nuevo regulador mundial", cometido que se empe?¨® en darle el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy.
Las funciones encomendadas al Consejo de Estabilidad est¨¢n a medio camino entre la regulaci¨®n y la supervisi¨®n, una f¨®rmula heredada de su naturaleza original, una mesa que reun¨ªa a ambos lados de la actuaci¨®n p¨²blica sobre el sector financiero. Para reforzar esta misi¨®n, el Consejo, adem¨¢s de abrir la puerta a los pa¨ªses emergentes -rendija que Espa?a aprovech¨® para meter la cabeza en la instituci¨®n hace apenas un mes-, ha incorporado a otras instituciones de supervisi¨®n, m¨¢s all¨¢ de los bancos centrales: estar¨¢n las agencias internacionales de mercados de valores, contabilidad y seguros.
El antiguo Foro de Estabilidad Financiera gan¨® protagonismo en esta crisis por los informes en los que alertaba del enorme riesgo concentrado en mercados sin regular, como el de las p¨®lizas que garantizan el valor de los t¨ªtulos de deuda en caso de impago, o de los peligros del crecimiento explosivo de los derivados financieros. Su transformaci¨®n ha sido mete¨®rica. Y la lista de encargos del G-20, apabullante.
El nuevo Consejo ha publicado ya una gu¨ªa de c¨®mo transformar el sistema de retribuciones de los ejecutivos, en el que aboga por reforzar la independencia de los Consejos de Administraci¨®n para negociar estos contratos, se plantea alargar el plazo de los objetivos para fijar las compensaciones y se exige transparencia total sobre las remuneraciones.
Ahora, los supervisores (en este caso los bancos centrales) tendr¨¢n que tomar en cuenta si se cumplen estas recomendaciones al vigilar la gesti¨®n de riesgos de las entidades financieras. Y, en caso contrario, tendr¨¢n la potestad de plantear a la entidad que eleve las reservas de capital para hacer frente a las consecuencias de decisiones arriesgadas. El Consejo comprobar¨¢ si los supervisores aplican este nuevo esquema a partir de 2010.
El Consejo tambi¨¦n evaluar¨¢ como funcionan las propuestas que ultima el Banco Internacional de Pagos, a trav¨¦s del comit¨¦ de Basilea II, para evitar que un colapso en los mercados de cr¨¦dito y t¨ªtulos de deuda, como el que ha ocurrido ahora, deje secos de capital a los bancos y de liquidez al sistema financiero. El comit¨¦ publicar¨¢, a principios de 2010, normas para elevar los requerimientos legales de capital m¨ªnimo (ahora el 4% de los activos), establecer qu¨¦ t¨ªtulos (b¨¢sicamente acciones ordinarias) pueden considerarse capital de m¨¢xima calidad y extender las provisiones antic¨ªclicas para crear colchones de liquidez cuando el cr¨¦dito crece. Y revisar¨¢ el efecto del actual sistema de calificaciones, monopolizado por tres agencias privadas de EE UU, en la multiplicaci¨®n del riesgo excesivo.
La creaci¨®n de colegios que re¨²nan a los supervisores de los pa¨ªses en los que operan las principales entidades financieras internacionales (ya se han constituido 28) tambi¨¦n entre en ¨¢mbito del Consejo de Estabilidad. Y, junto al FMI, determinar¨¢ los criterios para discriminar las entidades con un peso determinante en los sistemas financieros de cada pa¨ªs. Esa definici¨®n es la que permitir¨¢ a reguladores y supervisores nacionales incluir en su radio de acci¨®n a todo tipo de entidades, incluidos los fondos especulativos.
Draghi indic¨® que se ampliar¨¢ el equipo t¨¦cnico del organismo, que por ahora comparte sede con el Banco Internacional de Pagos en Basilea (Suiza) y se duplicar¨¢ su presupuesto. Si los reguladores y supervisores nacionales aplican con prontitud sus recomendaciones, algo a lo que los pa¨ªses ricos y emergentes se comprometieron el pasado jueves, el Consejo de Estabilidad quedar¨¢ como el s¨ªmbolo del orden financiero alumbrado en Londres.
Pero no hay que esperar que las nuevas reglas entren en juego antes de finales de 2010. Si para entonces la presi¨®n de la crisis afloja y no se mantienen los compromisos, se recordar¨ªa como un brillante ejemplo de la m¨¢xima de El Gatopardo, la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa: "Algo tiene que cambiar para que todo siga igual".
"Por la magnitud del reto que afrontamos y de las medidas que hemos adoptado, Londres ser¨¢ parte de la Historia", proclam¨® el presidente de EE UU, Barack Obama, al cierre de la cumbre, recibiendo una ins¨®lita salva de aplausos de los periodistas al final del acto, otra demostraci¨®n m¨¢s del poder de seducci¨®n del lider estadounidense.
Unas horas antes, mientras los l¨ªderes negociaban alg¨²n p¨¢rrafo del comunicado final, el cantante y activista Bob Geldof se sinceraba a la BBC: "Llevo veinte a?os viniendo a cumbres como ¨¦sta, mendigando que me entrevisten para hablar de la mitad de la poblaci¨®n mundial, que viven en la pobreza y no est¨¢n representados aqu¨ª", dijo en tono monocorde. Cuando la presentadora le pregunt¨® si hab¨ªa percibido avances, salt¨® el histri¨®n que Geldof lleva dentro: "Es de una lentitud desesperante... ?Y muy aburrido!", exclam¨® mientras estrujaba un vaso de pl¨¢stico.
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