Ana y Mia, princesas de Internet
Bienvenidas. ?ste es un blog para aquellas que buscan un sue?o y que se sienten incomprendidas, que est¨¢n cansadas de que todos vengan a decirles 'no hagas eso, te est¨¢s matando, la felicidad no reside en el f¨ªsico' y semejantes bobadas. Decidir luchar por un sue?o es mucho m¨¢s que pesar X kilos, es el esfuerzo, es la superaci¨®n d¨ªa a d¨ªa, es la ilusi¨®n porque sabes lo que quieres, y sobre todo es conseguirlo :-). Espero que este blog no sea s¨®lo un mon¨®logo m¨ªo, porque creo que tenemos que estar unidas en esto, ayudarnos y darnos muchos ¨¢nimos. Porque nadie dijo que fuera f¨¢cil ser princesa".
Alejandra expresa su estado de ¨¢nimo a trav¨¦s de un fotolog, un espacio de Internet en el que los usuarios cuelgan una foto diaria y a?aden un texto breve debajo. El anterior era su mensaje de bienvenida. A los 17 a?os, su felicidad es una ecuaci¨®n inane que mide en funci¨®n de su ingesta. Por eso ha sido un "finde perfecto", porque nadie m¨¢s que ella ha controlado lo que com¨ªa. En tres d¨ªas no ha sumado ni 500 calor¨ªas.
"Ser princesa es una forma de vida de cuento de hadas"
En la "carrerade kilos", el ayuno suma diez puntos
"El mundo de ana y mia es irreal, una enorme mentira"
Lo cuenta a trav¨¦s de una conversaci¨®n en l¨ªnea. Ella es una princesa, una prin de Valencia. Cursa segundo de bachillerato. Quiere ser arquitecta. Estudia mucho. Se exige todo lo que puede. Desgrana su "buen" fin de semana empezando por el s¨¢bado: "Quedamos las princesas de aqu¨ª para pasar la ma?ana juntas y comer por el centro. Comer = no comer nada". Fueron cuatro chicas a la cita, todas se hab¨ªan conocido a trav¨¦s de distintas redes sociales de Internet. Y se explica: "Una princesa es aquella persona que tiene anorexia, bulimia u otro trastorno alimentario. Nos distinguimos por pulseras. Todas llevamos pulseras en nuestra mu?eca izquierda y seg¨²n el color tienes un trastorno o tienes otro. Es como para reconocernos". Cuentas rojas si eres Ana (anor¨¦xica). Cuentas moradas si eres Mia (bul¨ªmica). "Ser princesa significa dejar de compadecerse y empezar a luchar por lo que te propones". Alejandra tiene una meta. Un final feliz para su cuento de hadas expresado en kilos: 50. Y ah¨ª sigue, "luchando por un sue?o". Nadie dijo que fuera f¨¢cil ser princesa.
Internet se ha convertido en el refugio de miles de j¨®venes con trastorno de la conducta alimentaria (TCA); han creado un universo propio con sus s¨ªmbolos y su imaginario, sus c¨®digos, su lenguaje. Actualizan casi a diario un blog o un fotolog en el que desmenuzan la parte de su existencia que gira en torno a su cuerpo, a lo que comen, dejan de comer o "purgan". Todos interconectados. Lo adornan con fotos de sus thinspirations (del ingl¨¦s, inspiraci¨®n de delgadez), como la modelo Kate Moss o la actriz Keira Knightley; e im¨¢genes de mariposas, lib¨¦lulas y otros seres et¨¦reos. Vestidos vaporosos, mujeres escu¨¢lidas con coronas y diademas. La belleza de aspecto fr¨¢gil es el primer mandamiento de su iconograf¨ªa.
Las chicas participan en foros, cuelgan v¨ªdeos en Youtube, se dan consejos y se apoyan. Se desahogan. "Ser princesa", comentaba a trav¨¦s del Messenger una chica de 17 a?os, "es m¨¢s que una imagen. Es una forma de vida de cuento de hadas. Como el de las modelos y las actrices". Su blog ten¨ªa el nombre "48*", en referencia a su "meta", y en el subt¨ªtulo se pod¨ªa leer: "Quod me nutrit me destruit [lo que me nutre me destruye, en lat¨ªn]", una frase que la actriz Angelina Jolie se hizo tatuar en el abdomen.
Las comunidades pro-Ana y pro-Mia pasaron relativamente inadvertidas en sus or¨ªgenes. Eran webs de dif¨ªcil acceso para no iniciados. Pero saltaron a los titulares y se dispar¨® el estado de alerta. La primera en poner el grito en el cielo fue la influyente presentadora estadounidense Oprah Winfrey, que dedic¨® en 2004 uno de sus programas al fen¨®meno y dijo: "Estos sitios de Internet son como poner una pistola en manos de alguien que est¨¢ deseando suicidarse". Comenzaron a cerrarse p¨¢ginas pro-Ana y Mia. Ning¨²n proveedor de servicios quer¨ªa verse relacionado con estas ideas.
"Desde entonces, el fen¨®meno no ha dejado de crecer y consolidarse como una realidad", escrib¨ªa Jos¨¦ Miguel Campos en la revista Frenia, de historia de la psiquiatr¨ªa (Vol. VII, a?o 2007). Despu¨¦s de cuatro a?os de estudio de las redes sociales de estas chicas, Campos, soci¨®logo de la comunicaci¨®n, est¨¢ convencido de que perseguir y cerrar p¨¢ginas va contra la l¨®gica de Internet. El n¨²mero de webs pro-Ana y Mia creci¨® un 470% entre 2006 y 2007, seg¨²n la empresa de seguridad inform¨¢tica Optenet. Un crecimiento mayor que el de las p¨¢ginas de redes sociales. "Nos creemos que cerrarlas es la soluci¨®n. Mejor eso que nada, se suele decir. Pero puede que sea lo contrario: lo ocultas, lo estigmatizas, ellas se esconden, se crecen y radicalizan", explicaba Campos.
Muchas de estas chicas suelen incluir en un lateral de su diario digital el siguiente mensaje: "Este blog apoya la libertad de expresi¨®n". A Alejandra, la chica que sue?a con pesar 50 kilos, le desactivaron el suyo poco antes de acceder a ser entrevistada. Al d¨ªa siguiente abri¨® una nueva cuenta en www.fotolog.com, a?adiendo a su antiguo nombre de usuaria un 2. Y dej¨® un comentario a sus amigas: "Si lo vuelven a cerrar ser¨¢ igual, pero con un 3, y as¨ª sucesivamente".
La apolog¨ªa de la anorexia y la bulimia no es un delito. Aun as¨ª, la Brigada de Investigaci¨®n Tecnol¨®gica de la Polic¨ªa (BIT) elabor¨® en 2008, por encargo de la Fiscal¨ªa de Madrid, un informe interno sobre el fen¨®meno pro-Ana y Mia en Internet. En ¨¦l se aseguraba que existe "un n¨²mero indeterminado" de p¨¢ginas de este estilo en espa?ol, abiertas y accesibles a todo el p¨²blico. El estudio perfilaba al usuario medio: mujer en un 95%; de entre 14 y 21 a?os; el 60% se est¨¢ iniciando y no ha llamado la atenci¨®n de su entorno familiar y social; el 23% se encuentra ya en una fase de desarrollo del trastorno y reconoce haber despertado la preocupaci¨®n de ese entorno; el 17% dice encontrarse bajo tratamiento m¨¦dico y psicol¨®gico. Enrique Rodr¨ªguez, inspector jefe de la BIT y director del informe, defiende el cierre de estas p¨¢ginas, pero reconoce sus efectos adversos: "Hay que cerrarlas porque son perjudiciales. Pero tampoco es seguro que sirva de algo: las chicas enseguida abren otras y, adem¨¢s, se las encierra en un gueto, se queda en algo secreto. Y eso tampoco es bueno".
Maia vive en ese gueto. Escribe un blog al que s¨®lo pueden acceder los usuarios que ella decida. No todos pueden ver su entrada del 1 de noviembre de 2008, en la que se ha borrado la cara de las fotograf¨ªas. Otros d¨ªas se ha dejado ver gritando desesperada a las tres de la ma?ana. Insomne. Fumando. Con l¨¢grimas corri¨¦ndole el maquillaje. O vestida a la ¨²ltima, coqueta y alegre, lista para salir de casa. La ciclotimia est¨¢ ligada a los TCA. Subidas y bajadas. Euforia y depresi¨®n. Por eso en noviembre la cara de Maia es una mancha pixelada. Ha colgado dos im¨¢genes suyas de cuerpo entero, s¨®lo cubierta con bragas y sujetador. El pie de foto dice: "?sta soy yo a mis 42,6 kilos". Maia de frente y de espaldas. Su tripa parece un cuenco. Los om¨®platos asoman como el mu?¨®n de unas alas que pelean por salir. Al lado ha colocado las mismas fotos, retocadas. El pie a?ade: "Y ¨¦sta soy yo adelgazada con Photoshop". Se ha reducido a la nada los muslos. Los brazos son dos alfileres. Maia no s¨®lo se ha borrado la cara. Casi se ha borrado a ella misma.
Sobre la cabecera del blog de esta madrile?a hay un divertido mu?equito que se pasea por una cuerda. En un extremo del cabo se lee "56 kilos", su peso de hace un a?o. En el otro, la "meta", 40 kilos. El mu?equito se posa con gracia sobre el peso actual de la autora. Maia tiene 21 a?os. Mide 1,56. La ¨²ltima vez que actualiz¨® su blog, a finales de marzo, la cuerda marcaba 41 kilos.
El d¨ªa que accedi¨® a hablar para este reportaje, a mediados de septiembre, su estado de ¨¢nimo era: "A 5,5 kilos de mi meta, 9 asignaturas, 20 a?os y 11 meses de una vida por recuperar [?]. Me ha venido la regla (si puede llamarse as¨ª)". El discurso de Maia sorprende por sus incoherencias. Ella es consciente, es parte del trastorno. Se acababa de apuntar, cont¨®, a una "carrera de kilos", en la que varias Anas y Mias se retan a perder peso. Cada acci¨®n tiene premio: el ayuno total son 10 puntos; el semiayuno (infusiones, t¨¦, una fruta al d¨ªa), 9. Mirar thinspos, esas im¨¢genes de bellas fam¨¦licas, 2 puntos m¨¢s. Maia justificaba su comportamiento: "La carrera empieza ma?ana y es absurdo porque quiero salir, me voy a tratar y, sin embargo, quiero controlarme, restringirme comidas. A esta ¨²ltima me apunt¨¦ porque estoy volviendo a vomitar, y creo que si me controlo ser¨¦ capaz de mantener lo poco que coma dentro".
A las dos semanas se present¨® en una de las charlas informativas de la Asociaci¨®n en Defensa de la Atenci¨®n a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (www.adaner.org). Fue all¨ª acompa?ada de una amiga anor¨¦xica que conoci¨® en Internet. Y dec¨ªa: "Me van a ver como una foca. ?Anor¨¦xica yo? Se creer¨¢n que voy por alg¨²n familiar enfermo". Este reportero aprovech¨® la oportunidad de conocerla en persona. La reconoci¨® por las fotos de su blog. Ella balbuce¨® unas palabras y dijo que no se ve¨ªa capaz de hablar cara a cara de su enfermedad. Ya lo intent¨® hace un tiempo con psiquiatras y psic¨®logos. Pero o callaba o ment¨ªa de forma compulsiva. "Es innato, una reacci¨®n de autodefensa?", dijo. Otra cosa era su blog o la correspondencia electr¨®nica. All¨ª se sent¨ªa libre. Y lo necesitaba: "A veces me obligo a escribir para no dejar que esas peque?as cosas queden dentro de m¨ª, para no alimentar el monstruo que tengo dentro". Internet, dijo, es su v¨¢lvula de escape.
La psiquiatra Carmen Ponce de Le¨®n, jefa de la unidad de trastornos de la conducta alimentaria en el hospital Quir¨®n (Madrid), se muestra esc¨¦ptica con el cierre sistem¨¢tico de estas p¨¢ginas. "No se puede combatir con armas feudales un fen¨®meno de esta complejidad. Creo en la expresi¨®n escrita. Es mucho m¨¢s poderosa que la oral. Internet podr¨ªa dar lugar a una comunicaci¨®n mejor de la que disponemos. Es una oportunidad para los terapeutas". Otra cuesti¨®n, matiza, son las referencias a las autolesiones y el suicidio. Muchas chicas se cortan en brazos y piernas con la creencia de que quemar¨¢n calor¨ªas o porque lo encuentran "liberador". La apolog¨ªa de esta conducta s¨ª es un delito. "Se deber¨ªan desactivar las p¨¢ginas en las que se incita a ello", subraya la doctora Ponce de Le¨®n. "Los intentos de suicidio y las autolesiones son caracter¨ªsticos de la enfermedad. Siempre han existido. Pero ahora se est¨¢n dando en estadios m¨¢s precoces".
Lo que no queda demostrado, asegura, es que el aumento de webs pro-Ana y Mia haya dado lugar a un incremento de enfermas. La ausencia de investigaciones recientes sobre des¨®rdenes alimenticios en Espa?a hace imposible saber si existe mayor prevalencia que hace cinco a?os (el ¨²ltimo estudio epidemiol¨®gico, de 2003, los situaba en el 4,7% de las mujeres). Un experimento sociol¨®gico de 2006 s¨ª logr¨® indicar cierta relaci¨®n entre la visualizaci¨®n de p¨¢ginas pro-Ana y Mia y la reducci¨®n de la autoestima: los visitantes se percib¨ªan a s¨ª mismos "m¨¢s pesados" despu¨¦s de entrar en ellas.
Hace un mes, Maia contaba en su v¨¢lvula de escape su inexorable deterioro f¨ªsico. Hab¨ªa perdido un 10% de su escaso peso en cinco meses: "Tengo la garganta inflamad¨ªsima, parece que tengo anginas o algo as¨ª; los labios llenos de heridas por la acidez de los v¨®mitos, y boqueras en los extremos que rajan mi boca haci¨¦ndola sangrar cuando la abro lo m¨¢s m¨ªnimo... tengo la piel seca con dermatitis, un diente roto, el pelo se me cae a pu?ados, mi mano izquierda est¨¢ marcada con el emblema de mi dentadura, los dientes corro¨ªdos, y desconozco el estado de mis ¨®rganos internos, pero a ratos tengo reflujo, diarrea, temblores, un fr¨ªo insoportable o un cansancio horrible? Y de momento ando con retraso de la regla". Una semana despu¨¦s empezaba con la medicaci¨®n, tras ser acogida y diagnosticada en un centro especializado del que le inform¨® Adaner. En su blog colgaba una foto de una joven con alas dibujadas y un texto: "Voy a recoger mis alitas rotas y las pegar¨¦ trocito a trozo y volar¨¦?".
Maia comenz¨® a jugar con sus h¨¢bitos alimentarios a los 15 a?os. Internet no fue la causa, pero cuenta que sinti¨® la necesidad de entrar en contacto con otra gente. La mayor parte de las chicas suele mencionar el "autocontrol" y no la Red como uno de los detonantes. Alejandra, la prin de Valencia, coment¨® lo siguiente: "Empec¨¦ con bulimia hace dos a?os. Es como que no ten¨ªa el control sobre nada. Mi padre me controla en todo. Y era una forma de controlar algo yo misma: mi peso, lo que como, lo que no. Mi cuerpo. As¨ª que segu¨ª haci¨¦ndolo". Las causas de la anorexia y bulimia nerviosas son una inc¨®gnita para la ciencia, aunque se sabe que tiene alg¨²n componente gen¨¦tico relacionado con el perfeccionismo.
A los 16 a?os, en su camino hacia la perfecci¨®n, Maia empez¨® a visitar el foro Pro Ana y Mia en espa?ol, alojado en Hispavista. En ¨¦l, cuenta, hab¨ªa gente "realmente loca" que disfrutaba haciendo creer a las ni?as que Ana y Mia eran sus amigas y nunca las abandonar¨ªan, que eran especiales por llevar ese estilo de vida. "En aquella ¨¦poca, para m¨ª una anor¨¦xica era una persona delgada y con fuerza de voluntad. Ahora lo veo diferente. El mundo de Ana y Mia es irreal, una enorme mentira. Ser princesa consiste en adornar todo lo que resulta desagradable de la enfermedad. Es mucho m¨¢s bonito decir: 'Ayer llam¨¦ a Mia dos veces' que 'Ayer estuve dos veces en el ba?o vomitando hasta marearme o sangrar". Maia tambi¨¦n cuenta que en estas p¨¢ginas ha conocido a personas maravillosas que le han ayudado. "Te sientes muy sola e incomprendida. Nadie sabe nada, y ellas te entienden, conocen tu dolor y sufren como t¨². Cuando he estado realmente mal, han intentado sacarme a flote. Igual que he aprendido de ellas otras maneras de hacerme da?o, siempre me han ayudado".
Algunos psic¨®logos reconocen que Internet ha limitado una parte clave de su terapia, el grupo, porque las chicas ya encuentran ese refuerzo en la Red. Para Prot¨¦geles (www.protegeles.com), asociaci¨®n en defensa de los derechos de la infancia, el gran problema se encuentra en que un 17% de los menores que navegan por Internet visita p¨¢ginas en las que se hace apolog¨ªa de la anorexia. El 70% de ellos, seg¨²n esta asociaci¨®n, no ha desarrollado a¨²n un trastorno. "Y eso hace importante la intervenci¨®n de las autoridades. Los menores est¨¢n en un periodo cr¨ªtico en el que se mueven por modas", dice Guillermo C¨¢novas, presidente de Prot¨¦geles. Gracias a acuerdos con los principales proveedores de servicio de Internet, como Yahoo o Microsoft, la asociaci¨®n ha logrado que se cierren m¨¢s de 500 p¨¢ginas de este estilo en los ¨²ltimos dos a?os. En la mayor¨ªa de casos, sin orden judicial. "Desactivar las webs es una forma de decirles a estas chicas que no es bueno lo que hacen", concluye C¨¢novas. "Conseguimos romper el v¨ªnculo entre ellas. Se dispersan y dificultamos que ni?as nuevas encuentren el contenido".
En esta misma direcci¨®n, el parlamento franc¨¦s aprob¨® el a?o pasado una ley por la que el autor de una de estas webs podr¨ªa arriesgarse a tres a?os de c¨¢rcel y una multa de hasta 30.000 euros. Pero quiz¨¢ la censura no sea el camino, como demuestra un recient¨ªsimo estudio de la Universidad de Maastricht (Holanda) aparecido en el Internacional Journal of Eating Disorders. Los investigadores colocaron un mensaje de advertencia sobre el contenido de 150 webs que hac¨ªan apolog¨ªa de los TCA. El aviso, presente durante un a?o, logr¨® disuadir a un tercio de los visitantes primerizos. "Se trata de una estrategia prometedora", concluye el estudio, porque el cierre de estas p¨¢ginas "s¨®lo tiene un efecto temporal; pronto reaparecen con otro nombre".
El caso del foro Pro Ana y Mia en espa?ol, apodado "Eliforum" por sus usuarios, es significativo. Cuando se abri¨®, en 2003, era un rinc¨®n libre en el que las princesas intercambiaban opiniones, consejos o tips para adelgazar. Registraba cientos de mensajes diarios. Con el tiempo, fue mutando hacia un espacio de cr¨ªtica consciente sobre los TCA. El Eliforum evolucion¨® con sus usuarios. "Esto no es un foro pro-Ana y Mia", sol¨ªan repetir los foreros en verano de 2008. "Somos enfermas. Queremos salir de esto. Si vienes a buscar consejo para adelgazar, l¨¢rgate a otro sitio". Los usuarios ten¨ªan una lucha personal contra las llamadas wannabes (del ingl¨¦s wanna be, quiere ser), t¨¦rmino con que se apoda a las primerizas.
El 8 de septiembre de 2008, Hispavista desactiv¨® el foro, a requerimiento de la Fiscal¨ªa de Guip¨²zcoa (la empresa se encuentra en San Sebasti¨¢n). Esta compa?¨ªa, al igual que Google, sigue la pol¨ªtica de no cerrar sus p¨¢ginas sin que exista una orden judicial. Tres meses antes, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid hab¨ªa solicitado el cierre a los directivos de Hispavista, al considerar que el foro alojaba "contenidos inconvenientes o nocivos, que son aquellos que, si bien no infringen norma alguna, su recepci¨®n y asimilaci¨®n por parte de menores de edad puede suponer menoscabo de su correcto desarrollo". Tambi¨¦n traslad¨® su queja a la Fiscal¨ªa. Y finalmente se logr¨® cerrar la p¨¢gina.
Tan s¨®lo unos minutos m¨¢s tarde, los usuarios abrieron un nuevo Eliforum. Pero esta vez mucho m¨¢s escondido, a salvo de miradas. All¨ª se vuelven a dejar cientos de mensajes diarios y se pueden leer conversaciones como ¨¦sta:
-Llevo un tiempo con atracones? Sinti¨¦ndome mierda, pero al menos consegu¨ªa no vomitar. El domingo lo hice y me sent¨ª pat¨¦tica. Ocurri¨® fuera de casa antes de entrar a trabajar. Y hoy otra vez. S¨¦ que no puedo quejarme. He pasado de vomitar cinco veces diarias (como hace dos a?os) a vomitar una vez a la semana. S¨¦ que es un logro, pero ¨²ltimamente no paro de pensar en lo mucho que he engordado. Y esto termina en atrac¨®n tras atrac¨®n. Estoy muy cansada. No paro de tener sue?os que me hacen despertarme en la noche? S¨®lo quer¨ªa escribir? Lo siento.
-Mi vida, ?t¨² ves c¨®mo has evolucionado? ?Ves lo bien que vas? Est¨¢s mucho m¨¢s positiva que unos meses atr¨¢s. Estoy muy orgullosa de ti. Te quiero.
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