Catenarias
Algunos incautos piensan que la noticia m¨¢s importante de esta semana en Andaluc¨ªa es el comienzo de actividad del metro de Sevilla. Y no es as¨ª. La falta de importancia no viene motivada porque sea en Sevilla. Ni siquiera porque se termina una obra cuyo comienzo hay quien lo cifra en 40 a?os atr¨¢s. Ni siquiera por el pat¨¦tico espect¨¢culo de los venerables del PA que se quieren atribuir la paternidad de la obra. Tampoco el hecho de que el consejero del ramo, Luis Garc¨ªa Garrido, haya sido capaz de terminar una obra tan complicada ni que vaya a poner en marcha tranv¨ªas por todos los n¨²cleos urbanos andaluces. No tiene importancia a pesar de que Sevilla haya sido la sexta ciudad espa?ola con metro o que los proyectos de tranv¨ªas devuelvan a las ciudades un medio que nunca se debi¨® cerrar. Carece de relevancia la modernidad y la sostenibilidad. Tampoco la tiene el hecho de tratarse de una buena noticia en medio de un oc¨¦ano de contrariedades. Ni siquiera la cara de felicidad del presidente de la Junta, el alcalde de Sevilla o la ministra de Fomento. Nada de todo esto tiene verdadera importancia frente al hecho sin precedentes de que las cofrad¨ªas han conseguido paralizar el tranv¨ªa de Sevilla y han obligado a retirar las catenarias. Este es el nivel de Sevilla, lo que es importante y lo que no, qui¨¦n manda en la ciudad, c¨®mo es una obligaci¨®n el despilfarro de dinero p¨²blico. En vez de bajar un poco la altura de alg¨²n paso, se suprimen las catenarias. Paga Espa?a. Con un par. Toda esa quincalla de que Espa?a espera de la gracia sevillana unos cuantos chistes y un mote para el metro, todo esa calderilla sobre la bulla sevillana, todo el arte que, seg¨²n dijo a?os atr¨¢s Rojas-Marcos, tienen los sevillanos al subirse al metro, todo resulta insignificante. Lo importante son las catenarias que impiden a las cofrad¨ªas lucirse. Que la empresa CAF sea quien lo pague o sea el Ayuntamiento no parece significativo. ?D¨®nde est¨¢ el fiero primer teniente de alcalde, el del solsticio de invierno? ?Saldr¨¢ acaso de costalero o de nazareno? ?D¨®nde est¨¢n los intr¨¦pidos brigadistas sevillanos? ?Y el dinero solidario que fue a ning¨²n sitio? Toda esa gente tan radical en tantas cosas ?no va a protestar porque unas cofrad¨ªas cierren el tranv¨ªa y haya que modificar una obra p¨²blica? Es posible que en unas horas haya alg¨²n hermano mayor de esos tan firmes en sus convicciones cat¨®licas que pida unos vagones de metro especiales para que los nazarenos de Sevilla puedan ir correctamente vestidos con sus capirotes desde su casa hasta los templos. Todo se andar¨¢ porque ya se sabe del viejo refr¨¢n que cuanto m¨¢s te agachas m¨¢s se te ve el culo, as¨ª que lo mismo que se quitan las catenarias se puede exigir y conseguir que se modifiquen los vagones del metro. Ya puestos a pedir. Conviene tener en cuenta que va a haber m¨¢s de cinco mil (5.000) empleados p¨²blicos dedicados al muy noble menester de atender el paso de las hermandades, entre polic¨ªas nacionales, locales, bomberos, personal sanitario y de limpieza tan s¨®lo para atender lo que genera la Semana Santa en Sevilla. Millones de euros para satisfacer la devoci¨®n religiosa particular de un sector de la poblaci¨®n. Eso sin contar que se haya acelerado la puesta en servicio de una infraestructura de transporte para llegar a tiempo de tan solemne acontecimiento. Al fin y al cabo el Ayuntamiento y la Junta est¨¢n para lo que quieran las hermandades: pidan por esa boca que aqu¨ª estamos para servirles. Es probable que el alcalde y algunos concejales procesionen y es seguro que les chillar¨¢n y les insultar¨¢n, con la excusa del aborto o con lo que sea, que ya se sabe que la derecha cuando se pone, se pone, que es muy suya. Y si el alcalde cede una vez ni se lo agradecen, es su obligaci¨®n. Ellos son as¨ª. Pero no se pida respeto a las autoridades. Ni siquiera se puede pedir que estas mismas autoridades cumplan el precepto constitucional de que no hay religi¨®n oficial del Estado.
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