Italia busca m¨¢s v¨ªctimas bajo las ruinas
Cientos de personas siguen atrapadas y m¨¢s de 70.000 han quedado sin hogar
La tierra volvi¨® ayer a temblar en Italia con violencia. A las 3.32, un terremoto de 6,3 grados en la escala de Richter golpe¨® el centro del pa¨ªs y provoc¨® al menos 150 muertos, 1.500 heridos y unos 70.000 desplazados. El Gobierno de Berlusconi declar¨® el estado de emergencia. Columnas de veh¨ªculos y fuerzas de seguridad se desplazaron desde toda la pen¨ªnsula hacia la zona afectada. Anoche la b¨²squeda entre los escombros prosegu¨ªa bajo la intensa lluvia que azotaba la tierra martirizada mientras miles de personas deambulaban buscando abrigo. La localidad de L'Aquila, epicentro del se¨ªsmo, parec¨ªa bombardeada. Fabio Mazzocchi acababa de recuperar tres cad¨¢veres de un edificio derrumbado. "Una madre con un hijo en cada brazo", dice. Sus palabras salen como un soplo.
Onna, el pueblo m¨¢s cercano al epicentro, ha sido borrado de la tierra
Pr¨¢cticamente todos los inmuebles de L'Aquila muestran importantes desperfectos, incluidos varios de los magn¨ªficos edificios hist¨®ricos y las iglesias que adornan la bella ciudad medieval, capital de la regi¨®n de Los Abruzos, de 68.000 habitantes. Algunos edificios se han derrumbado por completo, muchos ense?an sus entra?as desnudas a las calles repletas de escombros y detritus.
Mazzocchi sigue ah¨ª, junto a las ruinas del bloque de viviendas, con los ojos inyectados de sangre. Al menos decenas, quiz¨¢s cientos, son las v¨ªctimas todav¨ªa atrapadas entre los escombros. Nadie se atreve a predecir la cifra final de muertos. Los vecinos arrancan con sus manos las piedras, en un intento desesperado por ayudar a los equipos de rescate.
Las excavadoras acaban de parar, es el momento de los perros. Otra vez, el silencio irrumpe. Los perros huelen algo. Otra vez, una mujer sentada a pocos metros, se sobresalta. Sus dos hijas est¨¢n ah¨ª abajo. De 22 y 24 a?os, viv¨ªan en un piso en la primera planta y estudiaban en la universidad local. "Volvieron a L'Aquila el domingo por la noche, a las 23.30. Ten¨ªan clase la ma?ana siguiente", dice Marcella. Las l¨¢grimas se asoman, pero la madre las mantiene ah¨ª, en el borde de los ojos. Repite varias veces, como en una letan¨ªa, la palabra "clase". La interrumpen las excavadoras, que reanudan su acci¨®n.
Esta vez no se ha hallado a nadie. La escena, con distintos protagonistas, se repite una y otra vez, obsesivamente, en L'Aquila y la provincia.
Un poco m¨¢s all¨¢, ante otro edificio derrumbado, Renato Salvarese, de 49 a?os, trata de echar una mano. Fue otro de los que primero se lanzaron entre los escombros durante la noche. Unas monjas que gestionan una residencia para ancianos le describen como un h¨¦roe. "Se me muri¨® un chaval, Andrea, entre las manos, hostias. S¨®lo dec¨ªa 'sacadme, por favor, sacadme'. Nada m¨¢s. Le sacamos, pero demasiado tarde", dice Salvarese, y no hay nada m¨¢s que a?adir.
Este hombre, oriundo de la Campania, vivi¨® otro tremendo terremoto que las fallas geol¨®gicas de la zona provocaron en 1980, un centenar de kil¨®metros m¨¢s al sur. M¨¢s de 3.000 murieron entonces. El temblor de ayer pudo sentirse en gran parte del pa¨ªs, desde la regi¨®n de Emilia Romagna hasta N¨¢poles.
En la parte nueva de la ciudad, miles de personas deambulaban aparentemente sin rumbo. Se sienten m¨¢s seguros en los espacios abiertos, ante las constantes r¨¦plicas. Muchos pasar¨¢n esta noche en tiendas de campa?a instaladas en los dos centros deportivos de la ciudad, que no dan abasto. Otros dormir¨¢n en sus veh¨ªculos.
Mientras, columnas de veh¨ªculos de bomberos, polic¨ªa, Ej¨¦rcito y del Cuerpo de Protecci¨®n Civil se desplazan a otros lugares afectados. El epicentro del terremoto se halla a una decena de kil¨®metros al este de L'Aquila. El viaje resulta estremecedor. Las iglesias parecen haber sufrido especialmente la sacudida. Los crucifijos desnudos se pueden ver desde las carreteras de la zona. Los helic¨®pteros acompa?an el recorrido, rayando un cielo que por la ma?ana era azul intenso, y que se convirti¨® en aguacero a mitad de la tarde, agudizando el calvario de los desplazados, que las autoridades cifran en m¨¢s de 70.000.
"Algunas de las ciudades del ¨¢rea han quedado destruidas por completo", explic¨® Gianfranco Fini, presidente del Parlamento, cuyos miembros guardaron un minuto de silencio. Los servicios de protecci¨®n han calculado que son 26 las localidades afectadas.
Onna, el pueblo m¨¢s cercano al epicentro, ha sido pr¨¢cticamente borrado de la faz de la tierra. S¨®lo algunos edificios m¨¢s modernos y bajos se mantienen de pie. Veinte cad¨¢veres hab¨ªan sido rescatados anoche en este peque?o poblado encajado al fondo de un valle dominado por las poderosas estribaciones de los Apeninos. Otros 40 permanec¨ªan bajo los escombros anoche. Peque?as sacudidas siguieron haci¨¦ndose notar a lo largo de toda la tarde, como las que hab¨ªan anticipado el gran temblor de las 3.32 horas.
Muchos voluntarios trabajaban en la zona, y sus acentos delataban la procedencia de varias regiones de Italia. Las radios lanzaban en el aire las generosas ofertas de ayuda de gente de toda la pen¨ªnsula, las cr¨ªticas por supuestas descoordinaciones y la pol¨¦mica acerca de la presunta previsi¨®n de un experto que hab¨ªa anunciado un terremoto en la zona. Varios sism¨®logos mantuvieron que con la actual capacidad de an¨¢lisis de la ciencia es imposible prever terremotos.
El primer ministro, Silvio Berlusconi, anul¨® un viaje oficial a Mosc¨² y se desplaz¨® a la zona para seguir las operaciones de rescate. Berlusconi, que anunci¨® que el Gobierno ha destinado una primera partida de 30 millones de euros para ayuda inmediata, se?al¨® que el esfuerzo de las fuerzas de seguridad estaba a la altura del drama.
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