Las familias que cobran ayudas a la pobreza se multiplican casi por diez
El Pa¨ªs Vasco fue la primera comunidad en poner en marcha un 'salario social'
El Plan de Lucha contra la Pobreza, promovido por el entonces lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza en 1989, supuso la implantaci¨®n de un salario social para las familias carentes de recursos econ¨®micos, una medida in¨¦dita en ese momento en Espa?a. Cuando se acaban de cumplir 20 a?os de la puesta en marcha de esta prestaci¨®n, que hoy se conoce popularmente como renta b¨¢sica, el n¨²mero de familias que se acogen a esas ayudas a la pobreza se ha multiplicado casi por diez, pasando de las 4.885 contabilizadas en 1989 a las 39.715 del a?o pasado y en el presente ejercicio volver¨¢n a crecer. A diferencia de lo que ocurre en otras comunidades, este tipo de renta es un derecho subjetivo de los ciudadanos regulado por ley, es decir, que no se encuentra limitada a cantidades presupuestarias, programas o plazos.
La renta b¨¢sica garantiza un ingreso mensual de al menos 640,64 euros
"Cuando los parados dejen de percibir el desempleo habr¨¢ una avalancha"
En la actualidad, la renta b¨¢sica garantiza unos ingresos mensuales equivalentes al 88% del Salario M¨ªnimo Interprofesional (SMI), lo que representa 640,64 euros mensuales brutos en el caso de tratarse de un hogar formado por una sola persona. En los de dos miembros, la cuant¨ªa crece un 28% (hasta los 822,64 euros) y sigue subiendo conforme hay m¨¢s personas en la familia, hasta un m¨¢ximo de 910 euros anuales. La previsi¨®n del Gobierno en funciones pasaba por destinar 245,66 millones de euros este a?o a dicha prestaci¨®n, aunque dependiendo de c¨®mo evolucione el n¨²mero de perceptores la cuant¨ªa puede aumentar.
En la actual coyuntura de crisis, el n¨²mero de beneficiarios de la renta b¨¢sica crecer¨¢ presumiblemente de manera notable, probablemente a finales de a?o. El viceconsejero de Inserci¨®n Social en funciones, Manuel Vigo, quien ha gestionado todo lo relacionado con el salario social desde hace ocho a?os, apunta: "Cuando los parados dejen de percibir las prestaciones por desempleo se notar¨¢ la avalancha hacia la renta b¨¢sica". "Al tratarse de un derecho subjetivo se puede detraer dinero de cualquier sitio", a?ade.
La instauraci¨®n del pago de un salario social naci¨® alejada de cualquier planteamiento de tipo asistencial o de caridad. Se trataba de tender un puente hacia la inserci¨®n en el mercado laboral de las personas con menos posibilidades para ello. Y ¨¦sa sigue siendo la m¨¢xima. Entre otras iniciativas que se han puesto en marcha en los ¨²ltimos tiempos para lograr tal cometido sobresalen el programa Auzolan (trabajos en favor de la comunidad) y la promoci¨®n y apoyo hacia las empresas de inserci¨®n.
La orientaci¨®n de la lucha contra la pobreza y la marginaci¨®n en Euskadi experiment¨® un giro considerable cuando empezaron a aplicarse en 2000 los convenios de inserci¨®n, suscritos por los servicios sociales de los ayuntamientos y las personas que pretenden beneficiarse de las ayudas. Esta especie de contratos pueden ser anulados si el beneficiario interrumpe su proceso de inserci¨®n y b¨²squeda de empleo. "De lo que se trata es de que la persona que recibe la ayuda no adopte una actitud pasiva y se conforme con la prestaci¨®n, sino que demuestre que se hace merecedor de ella intentando incorporarse al mercado de trabajo", apunta Vigo.
"Se da una prestaci¨®n", a?ade, "para posibilitar la igualdad de oportunidades a los ciudadanos que a¨²n se encuentran en condiciones de trabajar". Adem¨¢s de ofrecer formaci¨®n, el modelo vasco de lucha contra la pobreza se completa con un sistema de seguimiento y evaluaci¨®n de los progresos de los perceptores. "Los ayuntamientos cuentan con la herramienta inform¨¢tica necesaria para realizar el seguimiento. Se trata de que la utilicen, porque es fundamental para que el sistema funcione", advierte Vigo.
Un exceso de recaudaci¨®n
El actual parlamentario del PSE Jes¨²s Loza fue uno de los pol¨ªticos que puso en marcha el salario social en 1989, cuando era diputado de Bienestar Social alav¨¦s. Junto a Loza, estuvieron en la g¨¦nesis del proyecto sus hom¨®logos de Vizcaya y de Guip¨²zcoa y el entonces consejero de Trabajo y Seguridad Social, el peneuvista Jos¨¦ Ignacio Arrieta. En marzo de 1989 se puso en marcha. ?C¨®mo surgi¨®? "La idea nace de un excedente de recaudaci¨®n de las diputaciones. En el Gobierno de coalici¨®n PNV-PSE se plantearon dos objetivos: hacer un plan de infraestructura y otro plan de lucha contra la pobreza. Se hab¨ªa hecho ya la reconversi¨®n industrial en Euskadi y nos hall¨¢bamos en una ¨¦poca de crecimiento econ¨®mico". Durante tres meses los tres diputados de Bienestar Social se encerraron en la sede del Ejecutivo junto al consejero y su equipo para alumbrar el proyecto. Corr¨ªa septiembre de 1988.
Despu¨¦s vinieron los problemas con el Gobierno central. Bueno, con una parte del Ejecutivo. "El Ministerio de Trabajo y la Seguridad Social nos dieron muchas ideas para poner en marcha la iniciativa, pero tuvimos problemas con la ministra de Asuntos Sociales, Matilde Fern¨¢ndez", recuerda hoy Loza. "Dec¨ªa que la ayuda econ¨®mica no era incentivadora para el empleo, pero nosotros le insist¨ªamos en que el plan ten¨ªa tres patas: incremento de los servicios sociales de base, prestaciones econ¨®micas e instrumentos para la inserci¨®n laboral, que era la verdadera finalidad del proyecto".
En este punto, Loza destaca el papel jugado por Ram¨®n J¨¢uregui, entonces vicelehendakari. "Dijo que se pon¨ªa en marcha con todas las consecuencias, estuviera o no de acuerdo la ministra".
"Nunca dejo de buscar trabajo"
J.A.A., de 33 a?os, empez¨® a cobrar la renta b¨¢sica hace tres a?os. Desde entonces ha entrado y salido de este sistema a medida que consegu¨ªa un trabajo con el que salir adelante. Est¨¢ casado y tiene un hijo. Su esposa no trabaja "ni tiene expectativas de hacerlo a corto ni medio plazo", comenta con desaliento.
En esta situaci¨®n, el salario social se ha convertido en su asidero m¨¢s s¨®lido, en el colch¨®n para amortiguar el efecto de la crisis. "Nunca dejo de buscar trabajo", afirma resuelto. ?Y si el trabajo que le ofrecen supone cobrar menos que la prestaci¨®n de la renta b¨¢sica? "No importa, lo cojo. Me parece injusto que se pueda cobrar m¨¢s sin trabajar que trabajando", responde sin dudarlo.
Su esperanza es salir de la mala racha pronto y que "todo vuelva a ser como antes", cuando pod¨ªa encontrar trabajo en la construcci¨®n. S¨®lo con estudios de Secundaria, J.A.A. apost¨® por trabajar desde muy joven, dejando los libros de lado. "Nunca me gust¨® estudiar. Obtener el Graduado en Secundaria fue un triunfo". En estos momentos, percibir la renta b¨¢sica supone su "tabla de salvaci¨®n". Las ayudas del resto de la familia son improbables. "Mis padres tienen tantos problemas como yo", reconoce.
El perfil de J.A.A. no se corresponde exactamente con el del actual perceptor de renta b¨¢sica, que obedece en un 30% de los casos al de una persona sola; mujer menor de 35 a?os y cabeza de familia (16%), mujer mayor de 35-54 y con personas a su cargo (20%) o mujer mayor de 55 a?os, viudas por lo general (20%).
Un 40% de los perceptores la cobra durante m¨¢s de cuatro a?os, otro 40% menos de dos a?os y el 20% restante entre dos y cuatro a?os.
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