De la V a la L, el abecedario de la salida de la crisis
Espa?a se enfrenta a una recesi¨®n m¨¢s larga que EE UU y sus vecinos europeos
Los economistas se estrujan los sesos para poner fecha al fin de esta recesi¨®n an¨®mala, la primera crisis realmente global de la historia. Honestos, confiesan que nadie sabe nada a ciencia cierta, mientras bucean en pasadas zozobras econ¨®micas en busca de referentes, sabedores de que hay crisis que se parecen, aunque nunca son id¨¦nticas, ni igual de intensas, ni duran lo mismo. S¨ª coinciden en algo: el tel¨®n no bajar¨¢ a la vez en EE UU (la recuperaci¨®n llegar¨¢ antes) que en las grandes econom¨ªas europeas. Y menos a¨²n en Espa?a. Aqu¨ª llevar¨¢ a?os hablar de recuperaci¨®n vigorosa.
Aunque t¨¦cnicamente sea casi una aberraci¨®n, los expertos hacen un esfuerzo de divulgaci¨®n con un particular abecedario econ¨®mico: as¨ª, unas crisis se desangran r¨¢pido y terminan r¨¢pido (la econom¨ªa baja y sube en forma de V) y no duran m¨¢s de a?o y medio; otras son m¨¢s prolongadas, aunque menos agudas (como una U) y pueden abarcar tres a?os; hay aut¨¦nticas monta?as rusas (en W), con recuperaciones y reca¨ªdas encadenadas varios a?os; y, las m¨¢s temidas, las crisis en L, con ca¨ªdas afiladas de la actividad, seguidas de un largo estancamiento, con crecimientos casi nulos, resume Jordi Gual, director de Estudios de La Caixa.
El 'ladrillo' pesa un 5% en el PIB de EE UU; en Espa?a supone un 15%
Salvando las distancias, el caso espa?ol se asemeja al de Jap¨®n
Hasta los noventa las crisis fueron cortas y frecuentes, salvo la Gran Depresi¨®n
Los expertos piden que se aproveche para cambiar el modelo econ¨®mico
La buena nueva la evidencia ?ngel Laborda, director del Gabinete de Coyuntura de Funcas: "En realidad, la crisis en L no existe". En efecto, pronto o tarde, de todas se acaba saliendo. "Hablamos de L para los casos en que durante bastantes a?os no se consolida una recuperaci¨®n", precisa.
Lo m¨¢s parecido que ha vivido Espa?a a una L fue la etapa comprendida entre 1975 y 1983, que aun¨® la transici¨®n pol¨ªtica y un ajuste de una estructura productiva casi obsoleta tras la crisis del petr¨®leo. Espa?a conoce sobre todo crisis en V, como la ¨²ltima, la del 93. Es Jap¨®n el pa¨ªs que encarna la L por antonomasia. Hasta ahora. ?Es demasiado f¨¢cil recurrir a la comparaci¨®n?
Salvando diferencias como la cultura del consumo, o el hecho de que la escalada de precios inmobiliarios en Jap¨®n convierta la vivida en Espa?a casi en un juego de ni?os -entre 1955 y 1990, los precios de las viviendas en el pa¨ªs del sol naciente se multiplicaron por 75, mientras en Espa?a, desde final de los setenta a 2003, se duplicaron y, entre 1997 y 2006, subieron el 150%- hay quien no ve descabellado el parang¨®n.
"En Jap¨®n hubo una gran burbuja inmobiliaria. Es cierto que el Palacio Imperial de Tokio lleg¨® a valer m¨¢s que todo el Estado de California", se?ala el profesor Xavier Sala i Mart¨ªn, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de Columbia University, "pero la clave del caso, adem¨¢s de esa burbuja, fue que Jap¨®n se olvid¨® de hacer coches y ordenadores, mientras los nuevos dragones coreanos y, luego, los chinos, le robaron competitividad".
Este economista liberal espeta que "Jap¨®n hizo como Zapatero, recurrir a m¨¢s gasto p¨²blico y entr¨® en 18 a?os de crisis". Sala i Mart¨ªn s¨®lo defiende el gasto p¨²blico "si es inteligente". Lo propone para levantar infraestructuras productivas, como hospitales punteros; no para la plaza del pueblo. Lo aconseja para formar a los trabajadores en paro; no para "un parado de brazos cruzados".
El ex ministro de Industria socialista Joan Maj¨® no habla tan distinto tras analizar la crisis en su libro No me lo creo: "Que la crisis financiera no nos deslumbre. Si ¨¦sta se arregla, Alemania volver¨¢ a funcionar. Su industria est¨¢ en condiciones de competir. Y EE UU levantar¨¢ cabeza r¨¢pido. Podemos verles salir del l¨ªo en V. O en U si tardan en limpiar la banca. Pero el origen de la crisis espa?ola es interno. Es una crisis de cambio de estructura del PIB. La ayuda p¨²blica, adem¨¢s de reactivar la econom¨ªa, echo en falta que se use para cambiarla, para hacer infraestructuras de futuro. Y ver¨ªa bien que los parados recibieran un subsidio para formarse".
No va a ser f¨¢cil cambiar de modelo econ¨®mico, un discurso gastado por los pol¨ªticos de todos los colores y que siempre se estrella contra la realidad. "Tenemos una estructura econ¨®mica de hace 30 a?os. El problema de Espa?a es que ya no es tan barata, pero tampoco se ha vuelto productiva, de modo que nos hemos quedado en tierra de nadie", advierte Fernando Hern¨¢ndez, director de renta variable de Inversis Banco. El meollo de la cuesti¨®n es que, aunque Espa?a y EE UU pasen por un v¨ªa crucis inmobiliario, en Estados Unidos el ladrillo pesa un 5% de su econom¨ªa. En Espa?a, el ladrillo es un 15% del PIB.
"?Estamos hablando de que debemos comernos un 10% del PIB!", exclama Lloren? Bagur, profesor de Econom¨ªa Financiera de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), que defiende un ajuste cuidadoso "porque, de golpe, ver¨ªamos en ca¨ªda libre a muchas entidades financieras", v¨ªctimas de la morosidad. Como la mayor¨ªa, cree que Espa?a saldr¨¢ del atolladero con una L ligeramente optimista, como el socorrido s¨ªmbolo de Nike, con la segunda pata en ¨¢ngulo abierto. Gual se inclina m¨¢s por la U, "debido a la reducida flexibilidad de la econom¨ªa espa?ola, la pol¨ªtica fiscal para amortiguar la ca¨ªda y la magnitud de los desequilibrios".
Pero todos coinciden: "Esto va a durar m¨¢s que una recesi¨®n t¨ªpica. Hasta 1991, las crisis eran m¨¢s frecuentes, pero duraban menos. Casi siempre eran en V", explica Laborda. La excepci¨®n mundial fue la U de la Gran Depresi¨®n (1930-33), encadenada en W tras la Segunda Gran Guerra.
Una recuperaci¨®n en V, r¨¢pida, parece, de entrada, lo m¨¢s deseable. Pero nada es evidente. "Los tratamientos de choque para zanjar la crisis deprisa pueden llegar a ser contraproducentes, las salidas en V pueden provocar nuevas burbujas", alerta Bagur.
Hay precedentes. El estallido de la burbuja tecnol¨®gica en 2000, m¨¢s el p¨¢nico desatado a ra¨ªz del 11-S, m¨¢s la desconfianza por esc¨¢ndalos como el de Enron sumieron a la econom¨ªa americana en un pozo. La respuesta de la Reserva Federal fue bajar y bajar los tipos de inter¨¦s. Y vaya si logr¨® estimular la demanda: las familias empezaron a consumir y se endeudaron e invirtieron en viviendas. "La recuperaci¨®n se consolid¨®, pero la Fed sigui¨® bajando los tipos nominales hasta el 1% en junio de 2003 y mantuvo los tipos reales hasta finales de 2005, y la fase expansiva del ciclo se convirti¨® en euforia, pero se cre¨® una burbuja global en el mercado inmobiliario", recuerda el profesor del IESE Antonio Argando?a.
"No olvidemos que las crisis sirven para resolver desajustes", apunta desde el Instituto Espa?ol de Analistas Financieros Xavier Adser¨¤. "Espa?a tiene m¨¢s desajustes que sus vecinos, ha crecido m¨¢s y ha vivido m¨¢s por encima de sus posibilidades. Cuanto mayor es el desajuste, m¨¢s se tarda en resolver el desaguisado".
Cierto: desde finales de los noventa, Espa?a creci¨® a ritmos de m¨¢s del 3% y del 4%, por encima de sus vecinos europeos (hasta el batacazo de 2008). Los expertos coinciden en que, en 2010 y 2011, este pa¨ªs empezar¨¢ a ir hacia arriba, pero con crecimientos humildes, bien por debajo de su potencial... de nuevo la L optimista. Tampoco hay que descartar una reca¨ªda, si Alemania y Francia se recuperan r¨¢pido y el Eurobanco (BCE) sube los tipos pensando en las grandes econom¨ªas antes de que Espa?a haya hecho los deberes con el vuelco de su patr¨®n de crecimiento. Algunos batacazos sirven para despertar.
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