Promesas y evidencias
Si alguna investigaci¨®n puede presumir de fracasos, ¨¦sa es la ingenier¨ªa gen¨¦tica vegetal. Desde hace 25 a?os se ha invertido mucho tiempo, mentes y dinero en la investigaci¨®n de las semillas transg¨¦nicas con la promesa de construir la planta perfecta, que crezca en cualquier condici¨®n, que produzca sin parar y resuelva -dicen- el hambre del mundo.
Pero hasta la fecha lo poco que se ha conseguido han sido dos avances cient¨ªficos: el 90% de los cultivos transg¨¦nicos sembrados en el mundo tienen tolerancia a una herbicida para poder fumigarlos m¨¢s y/o producen una toxina para matar a un tipo de insectos; en su aplicaci¨®n se ha concretado en tan s¨®lo cuatro cultivos que nada tienen que ver con la lucha contra el hambre: algod¨®n, que no se come, y soja, colza y ma¨ªz, pensados para alimentaci¨®n de animales o fabricaci¨®n de agrocombustibles. A medida que pasan los a?os, el enga?o queda al descubierto: los transg¨¦nicos no benefician al peque?o campesinado, no hay unanimidad respecto al aumento de productividad y hay una clara p¨¦rdida de la biodiversidad.
En estos 25 a?os hay otra evidencia incontestable. Quien se beneficia -en sus cuentas de resultados- son las tres o cuatro empresas que se han apropiado del mercado de las semillas. En medio de la crisis alimentaria, con mil millones de personas muri¨¦ndose de hambre, son ellas quienes han logrado un incremento de beneficios de hasta un 300% en los ¨²ltimos tres a?os, como ha recogido la organizaci¨®n GRAIN. Contra esa agricultura de negocios, el pr¨®ximo 18 nos manifestaremos en Zaragoza.
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