El cine se va de festivales

La asistencia de espectadores a las salas de cine desciende por una cuesta constante y pronunciada. El cambio de h¨¢bitos, la oferta de televisi¨®n y la competencia de las descargas ilegales de Internet han restado atractivo a la exhibici¨®n de pel¨ªculas en las grandes pantallas. Tres de cada diez personas que fueron al cine en el Pa¨ªs Vasco en 2000 dejaron de hacerlo el pasado a?o. En ocho a?os se han perdido cerca de 2.800.000 espectadores en las tres provincias, y, salvo repuntes puntuales vinculados al ¨¦xito de estrenos de gran tir¨®n, nada hacer prever un cambio de tendencia.

No supone un caso aislado. El cine perdi¨® el a?o pasado m¨¢s de nueve millones de espectadores en el conjunto de Espa?a con respecto al ejercicio anterior, se cerraron 39 salas y la recaudaci¨®n no lleg¨® a los 620 millones de euros, casi 25 millones menos que un a?o antes.

La asistencia a las salas de cine ha ca¨ªdo en ocho a?os m¨¢s del 30%

Rebordinos: "Los festivales vascos no pueden competir entre ellos"

La desoladora imagen de salas con las butacas vac¨ªas contrasta con la profusi¨®n de festivales y muestras cinematogr¨¢ficas que sobreviven a los malos tiempos hasta en localidades de menos de 10.000 habitantes. Lekeitio tiene su festival de cine en euskera, en Pasaia la muestra de cortometrajes se llama Ikuska y en Ir¨²n se combina con el v¨ªdeo. Son tres ejemplos de la veintena de festivales que se celebran cada a?o en Euskadi.

El Festival Internacional de Cine de San Sebasti¨¢n reina a mucha distancia del resto de cert¨¢mentes, con sus estrenos, el glamour de las estrellas y sus m¨¢s de 50 a?os de historia, a pesar de sus actuales estrecheces presupuestarias.

Zinebi, el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, la otra muestra m¨¢s veterana, con medio siglo de historia, y la Semana de Cine Fant¨¢stico y de Terror, de San Sebasti¨¢n, que atrae a unos 50.000 espectadores, est¨¢n en el segundo nivel de los cert¨¢menes que se organizan en la comunidad aut¨®noma. En Bilbao, Fant opta por el g¨¦nero fant¨¢stico y la capital guipuzcoana cuenta con muestras dedicadas al cine y los Derechos Humanos, a las pel¨ªculas de surf o al cine submarino.

Aunque algunas ofertas han desaparecido, como el Festival de Nuevo Cine Europeo (NEFF) de Vitoria, otras se han ido consolidando en los ¨²ltimos a?os. Zinegoak, el Festival Internacional de Cine Gay-Lesbo-Trans de Bilbao, ha logrado en seis ediciones pasar de una programaci¨®n de cuatro d¨ªas en una sola sala, con 25 pel¨ªculas y 3.000 espectadores, a nueve d¨ªas en cuatro salas y 10.000 asistentes.

Animabasauri, especializado en la animaci¨®n, ha conseguido en cuatro a?os de vida llegar a los 6.000 espectadores y extender sus proyecciones a seis localidades vizca¨ªnas. Su directora, Mar¨ªa Jes¨²s D¨ªez, destaca que han pasado de pedir la colaboraci¨®n de las productoras para llenar la programaci¨®n a poder seleccionar de entre los filmes que reciben de todo el mundo.

"El ¨¦xito de los festivales se debe a que se proyectan pel¨ªculas dif¨ªciles de ver, que ni siquiera se pueden descargar por Internet", defiende el director de Zinegoak, Roberto Cast¨®n. "Adem¨¢s, la asistencia a un festival supone una experiencia colectiva. Aunque vayas solo, compartes algo con el resto del p¨²blico y con los directores, los actores y las actrices. Es un valor a?adido que no tienen las pel¨ªculas en el cine comercial o en casa. Los aficionados esperan los festivales, porque se encuentran y disfrutan de las pel¨ªculas con gente de sus mismos gustos".

Ernesto del R¨ªo, director de Zinebi, incide en que las peque?as muestras cubren las carencias de una programaci¨®n estable: "Cumplen una labor de sustituci¨®n de los cines locales".

Jos¨¦ Luis Rebordinos, responsable de la unidad de cine de Donostia Kultura, desde donde dirige la Semana de Terror e impulsa el Ciclo de Cine y Derechos Humanos, adem¨¢s de ser miembro del comit¨¦ de direcci¨®n del Zinemaldia, cree que sobran cert¨¢menes. "La proliferaci¨®n de festivales gracias a las aportaciones de ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas resulta insostenible con la crisis econ¨®mica", destaca. "Hay que programar el m¨¢ximo de cine, pero los gastos a?adidos de la organizaci¨®n de un festival no est¨¢n siempre justificados. Es deprimente ver que hay m¨¢s invitados presentando una pel¨ªcula que espectadores en la sesi¨®n".

Rebordinos enfatiza que funcionan las convocatorias que tienen una personalidad propia, bien definida, capaces de captar el inter¨¦s de la cr¨ªtica especializada y de servir como punto de encuentro entre realizadores, productores y actores. "Si no consiguen un reflejo en los medios de comunicaci¨®n de gran difusi¨®n, estamos hablando de otra cosa", asegura. Y defiende el fortalecimiento de los mejores festivales de la comunidad aut¨®noma, seis o siete apuestas especializadas a las que se garanticen los recursos necesarios. "No tiene sentido que funcionen dos festivales de animaci¨®n, dos de terror o dos de cortometrajes generalistas. Los festivales vascos no pueden competir entre ellos", a?ade.

Cast¨®n se muestra optimista ante el futuro de estas convocatorias. "San Sebasti¨¢n seguir¨¢ siendo uno de los grandes porque cuenta con una ciudad privilegiada y un p¨²blico entregado. A los peque?os les ir¨¢ bien porque a la gente le gusta ir a ver lo que no encuentra en otros sitios", opina.

Del R¨ªo cree que los festivales deben adaptarse a los cambios en las formas de consumir cine: "Los festivales est¨¢n perdiendo la funci¨®n de promoci¨®n comercial. Deben buscar f¨®rmulas nuevas, ofrecer actividades alrededor de las pel¨ªculas, asentar lugares de encuentro e incluso fomentar la producci¨®n". ?Ideas para la renovaci¨®n? El Festival de Cortometrajes de Oberhausen, el m¨¢s antiguo de Europa, ha retirado los premios y estudia repartir la dotaci¨®n econ¨®mica entre todos los participantes.