Voy al paro, pero secuestro al jefe
Una nueva manera de protesta social se extiende en Francia: los trabajadores empiezan a tomar como rehenes a los dirigentes de empresas en crisis
El martes, el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, decidi¨® ya entrar en la pol¨¦mica y se pregunt¨® en voz alta en una alocuci¨®n p¨²blica: "?Pero qu¨¦ es esto de ir por ah¨ª secuestrando gente? No dejar¨¦ que pasen cosas as¨ª", se?al¨®. Sarkozy se refer¨ªa a la nueva forma de protestar de determinados trabajadores cuando les cerca el paro o el despido: secuestrar a los dirigentes de la empresa como medida de presi¨®n, como medio para alcanzar m¨¢s repercusi¨®n o, simplemente, como mero ejercicio del derecho al pataleo.
Todo empez¨® en marzo, cuando un grupo de trabajadores retuvo contra su voluntad al presidente de la f¨¢brica de Pontonx-sur-Adour (Landes) de Sony Francia toda una noche. Protestaban contra lo que consideraban una indemnizaci¨®n insuficiente del plan de despidos que se iba a producir en la factor¨ªa. "No tenemos mucho que perder: ya hemos perdido el trabajo", se justific¨® uno de los trabajadores. La moda se extendi¨® r¨¢pidamente en un pa¨ªs que cuenta con m¨¢s de un 8% rampante de paro y donde el goteo de f¨¢bricas que cierran o que ajustan su plantilla es constante.
"El pueblo se est¨¢ divorciando de las ¨¦lites", afirma un soci¨®logo
Hace unas dos semanas, ante un despido de 110 empleados, los trabajadores del grupo estadounidense 3M en Pithievers (Loiret) retuvieron al director. A otro ejecutivo de otra empresa los empleados le obligaron a desfilar junto a ellos en una manifestaci¨®n.
El caso m¨¢s sonado se produjo cuando un sector de la plantilla de Caterpillar en Grenoble secuestr¨® durante un d¨ªa en sus despachos a cuatro directivos para obligarles a desbloquear las negociaciones por el despido de 733 trabajadores. El mismo Sarkozy intervino para anunciar que velar¨ªa para solucionar el asunto. Esto pareci¨® calmar a los obreros, que liberaron a los directivos. "Nosotros somos humanos", dijo uno de ellos.
Otro de los empleados que participaron en el secuestro, Patrick Mart¨ªnez, aseguraba hace d¨ªas en televisi¨®n con toda la resignaci¨®n y la amargura de la crisis pintada en su cara de cincuent¨®n de inminente parado sin porvenir:
-Yo no quiero secuestrar a los jefes. Yo s¨®lo quiero salvar mi puesto de trabajo. Eso es todo.
Seg¨²n se extend¨ªan los casos de empresarios-rehenes y la pol¨¦mica saltaba a la calle, los pol¨ªticos se pronunciaban sobre el asunto. El domingo pasado, la ex-candidata socialista a presidir la Rep¨²blica, S¨¦gol¨¨ne Royal, manifest¨®: "No es agradable que te secuestren, y es ilegal privar a alguien de su libertad de movimientos, pero los trabajadores deben romper por alg¨²n lado esta injusticia". Martine Aubry, secretaria general del Partido Socialista franc¨¦s (PS), a?adi¨®: "Ninguna violencia que atente contra la libertad de las personas est¨¢ justificada, pero la violencia social se est¨¢ ejerciendo con tal brutalidad que puede llegar a explicar casos como los que vemos". Sarkozy no hab¨ªa dicho nada hasta el martes, cuando lanz¨® su pregunta ret¨®rica: "?Pero qu¨¦ es esto de ir secuestrando a la gente...?".
La respuesta le lleg¨® ese mismo martes por la noche: la plantilla de la empresa brit¨¢nica de adhesivos Scapa en Ballegarde-sur Valserine (Ain) secuestr¨® en un despacho a cuatro de sus dirigentes, tres ingleses y un franc¨¦s, para obligarles a renegociar los despidos. Les retuvieron una noche. Al d¨ªa siguiente, los jefes y los trabajadores se reun¨ªan en el Ayuntamiento del pueblo, despu¨¦s de que liberaran a los directivos y ¨¦stos se comprometieran a seguir discutiendo.
Hay soci¨®logos que creen que "el pueblo se est¨¢ divorciando de las ¨¦lites", como afirmaba Denis Muzet, al comentar estos secuestros en Les Echos. Las distintas asociaciones patronales han se?alado con mucha preocupaci¨®n la escalada del fen¨®meno, y recuerdan: "Afecte a quien afecte la crisis, nunca se puede vulnerar la ley".
Con todo, hasta ahora, ning¨²n empresario o ejecutivo ha denunciado la agresi¨®n, por lo que nadie ha sido detenido.
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