La remodelaci¨®n permanente
Sobre el trasfondo de la grave depresi¨®n econ¨®mica, la reconquista por los populares de la presidencia de la Xunta de Galicia a costa de los socialistas y la intenci¨®n de voto registrada en los sondeos de las pr¨®ximas elecciones europeas que sit¨²an al PSOE por detr¨¢s del PP planteaban a Zapatero un dilema de dif¨ªcil salida. O bien hac¨ªa un inmediato reajuste de Gobierno con la vista puesta en los comicios del 7 de junio, o bien se reservaba la carta del cambio de Gabinete para echarla sobre la mesa antes de que diera comienzo el primer semestre de 2010 y el per¨ªodo de presidencia espa?ola de la UE.
El presidente del Gobierno no ha esperado a conocer el resultado de las europeas. Tal vez el aburrimiento del vicepresidente Solbes ante los frecuentes cortocircuitos arbitristas sufridos en su trabajo y el deseo paralelo de Zapatero de tomar por s¨ª solo las decisiones de pol¨ªtica econ¨®mica expliquen la medida. A tres a?os de las pr¨®ximas legislativas, incluso una derrota seria de los socialistas el 7 de junio ser¨ªa reversible: en las europeas de 1994, el PP sac¨® al PSOE el 9,3% de los votos, una ventaja reducida a un 1,1% en las generales de marzo de 1996.
El incesante tejer y destejer de la t¨²nica administrativa aumenta el gasto y siembra confusi¨®n
El presidente del Gobierno tiene la facultad constitucional de remover libremente a sus colaboradores y de escoger el momento de hacerlo. El futuro dir¨¢ si Zapatero ha acertado o se ha equivocado esta vez: las sustituciones ministeriales son una medicina que debe administrarse con moderaci¨®n y Zapatero corre el riesgo de quedarse sin botiqu¨ªn ante una emergencia. Pero quien tiene el privilegio de adoptar las decisiones tambi¨¦n se responsabiliza de sus consecuencias.
La manifestaci¨®n inaugural del ¨ªmpetu, ritmo y energ¨ªa anunciados por el nuevo Gobierno para combatir la crisis ha sido una multiplicaci¨®n de fotograf¨ªas e im¨¢genes televisivas de las reuniones endog¨¢micas de los nuevos vicepresidentes y ministros celebradas en d¨ªas festivos; sin embargo, los madrugones y los fines de semana laborables poco pueden hacer para saltarse la Ley de Procedimiento Administrativo y la Intervenci¨®n General del Estado en lo que se refiere al cumplimiento de los plazos y de las formalidades que garantizan la seguridad jur¨ªdica.
Como se vio con la devoluci¨®n de impuestos y el premio de natalidad concedidos por Zapatero durante el verano de 2007, las prisas suelen impedir la debida reflexi¨®n sobre los eventuales efectos perversos y consecuencias indeseadas de cualquier medida. El anunciado cambio del modelo productivo encomendado al nuevo Gobierno lleva mucho m¨¢s tiempo que mudarse de camisa. El principal agente de esas transformaciones en nuestro pa¨ªs no ser¨¢ la Administraci¨®n sino la capacidad del tejido empresarial para sustituir a medio plazo el monocultivo del ladrillo por otras especializaciones rentables dentro de la divisi¨®n internacional del trabajo.
La caprichosa tendencia de los gobernantes a deshacer y rehacer el organigrama del Estado ha cobrado durante los mandatos de Zapatero el frenes¨ª de una remodelaci¨®n permanente con resonancias trotskistas. Ese incesante tejer diurno y destejer nocturno de la t¨²nica administrativa aumenta el gasto p¨²blico, dificulta las sinergias intradepartamentales, produce atascos burocr¨¢ticos y siembra la confusi¨®n entre los ciudadanos.
La Pol¨ªtica Social (antes Asuntos Sociales) ha volado hacia Sanidad desde Educaci¨®n, que la hab¨ªa recibido s¨®lo hace un a?o de Trabajo: la Ley de Dependencia parece un culo de mal asiento acogido finalmente a la hospitalidad sanitaria. Educaci¨®n tambi¨¦n pierde en beneficio de Presidencia la Secretar¨ªa de Estado de Deportes; aunque recupera Universidades, cedida en 2008 a Ciencia y Tecnolog¨ªa, se queda sin investigaci¨®n. Administraciones P¨²blicas, sobre cuyo esqueleto descansa la vicepresidencia de Pol¨ªtica Territorial, traspasa la Funci¨®n P¨²blica a la siempre voraz Presidencia.
Entre tanto, dos ministerios de reciente creaci¨®n -Vivienda, en 2004, e Igualdad, en 2008- mantienen su solitaria y discutible existencia aut¨®noma. La funci¨®n no crea el ¨®rgano sino el ¨®rgano a la funci¨®n: la preparaci¨®n y los debates sobre la reforma de la ley de interrupci¨®n del embarazo han sido confiados por el Gobierno al Ministerio de Igualdad y a la comisi¨®n del Congreso correspondiente, en lugar de asign¨¢rselos -como hubiese sido l¨®gico- a Justicia o Sanidad.
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