De nuevo, Catalu?a
Para los gobiernos, el principio de realidad est¨¢ en el Parlamento. Cuando no se dispone de mayor¨ªa absoluta, no hay m¨¢s remedio que modelar los proyectos y las ideas pol¨ªticas en funci¨®n de las expectativas de los se?ores diputados. Por eso, la reciente remodelaci¨®n del Gobierno ha situado de nuevo a Catalu?a en el centro de la escena pol¨ªtica.
Con la negociaci¨®n de la financiaci¨®n estancada y a la espera de la resoluci¨®n del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto, Catalu?a, con algunos s¨ªntomas de depresi¨®n, por lo menos al decir de la opini¨®n publicada, hab¨ªa quedado en segundo plano. Desde el nacionalismo espa?ol y sus aleda?os se dedujo que, con la victoria del PP en Galicia y la alternancia en Euskadi, las campanas doblaban por los nacionalismos perif¨¦ricos. Y se multiplicaron las voces que ped¨ªan que el PP y el PSOE se pusieran de acuerdo para cerrar definitivamente el Estado de las Autonom¨ªas, al que algunos imputan incluso la crisis econ¨®mica. En sim¨¦trica correspondencia, los nacionalismos perif¨¦ricos entonaban un llanto jerem¨ªaco por el destino de sus pueblos, y anunciaban tiempos duros, de implacable revancha del nacionalismo espa?ol.
El PSOE necesita aliados para gobernar, y el PP, para demostrar que puede llegar a gobernar
Tanta parafernalia ha chocado con la discreta verdad de la composici¨®n del Parlamento. El PSOE necesita aliados para gobernar y el PP necesita aliados para demostrar que puede llegar a gobernar y que no es un partido aislado y estigmatizado. Y los dos han puesto simult¨¢neamente la vista en Catalu?a.
Zapatero se ha dado cuenta de que en tiempos de crisis es muy dif¨ªcil aguantar la legislatura entera sin una mayor¨ªa m¨¢s o menos estable. Liberado del control de Solbes, el presidente ya tiene v¨ªa libre para darle a la manivela del gasto p¨²blico y quiere, ahora s¨ª, pasar la p¨¢gina de la financiaci¨®n auton¨®mica. Con el PNV en pleno berrinche, la soluci¨®n de sus problemas est¨¢ en la doble carta catalana. La opci¨®n preferida es siempre CiU, por el t¨®pico de la apertura al centro y porque en Madrid est¨¢n convencidos de que s¨®lo el nacionalismo moderado es capaz de tener controlado y quieto el patio catal¨¢n. Pero la r¨¢pida reacci¨®n del tripartito cerrando filas con una renovaci¨®n de sus promesas fundacionales ha hecho que el presidente comprendiera que, por lo menos durante un a?o largo, tendr¨¢ que entenderse con lo que hay. Conclusi¨®n: hay que cerrar el episodio financiaci¨®n-Estatuto de una manera que pueda ser asumida por el tripartito, y bien vista para quien pueda venir despu¨¦s. Del dinero, porque es una cuesti¨®n de alcanzar una cifra que la opini¨®n publicada catalana d¨¦ por buena, se encargar¨¢ la ministra Salgado. De que el Constitucional no deje el Estatuto en los huesos se encargar¨¢ el ministro Caama?o. ?Y Chaves? Chaves garantizar¨¢ que los barones territoriales del PSOE no levanten la voz. ?Ser¨¢ todo este montaje suficiente para que el resultado sea satisfactorio? La distancia entre lo que el Gobierno hab¨ªa prometido hasta ahora y lo que en Catalu?a se considera el m¨ªnimo aceptable, es muy grande. ?La recorrer¨¢ ahora Salgado, que tan dura ha sido con el conseller Castells? ?Qu¨¦ pasa si el Gobierno catal¨¢n se planta? A Zapatero s¨®lo le quedar¨ªa forzar por tierra, mar y aire unas elecciones anticipadas en Catalu?a. Y que vuelva Converg¨¨ncia.
Mariano Rajoy tambi¨¦n tiene los ojos puestos en CiU. Su estrategia parlamentaria para los pr¨®ximos meses consiste en buscar una alianza estable con Dur¨¢n y los suyos en todo lo que concierne a pol¨ªticas contra la crisis econ¨®mica, que sirva de arrastre para otros partidos y que visualice que el PP ha dejado de ser el apestado. Si en sus lealtades identitarias son dif¨ªciles de reconciliar, porque se deben a dos patrias distintas, PP y CiU, sin embargo, como partidos conservadores, se pueden encontrar f¨¢cilmente en el terreno de la econom¨ªa. La alianza del PSE con el PP en Euskadi blanquea adem¨¢s a CiU de los pecados cometidos en el pasado que, en su d¨ªa, ya pag¨® electoralmente. CiU s¨®lo ha de temer a los suyos antes de aliarse con el PP.
En cualquier caso, es un buen momento para acercar posiciones, en la perspectiva de que dentro de un a?o largo el voto del PP pueda investir a Mas con la t¨²nica suprema. Aunque, para llegar hasta all¨ª, el PP deber¨¢ hacer alg¨²n gesto y atemperar su beligerancia contra el Estatuto y su aplicaci¨®n, mientras tanto dar unos cuantos sustos a Zapatero puede servir para compensar viejos agravios.
Moraleja: Catalu?a y sus partidos han vuelto al centro de la atenci¨®n pol¨ªtica espa?ola, precisamente cuando el discurso sobre la deriva auton¨®mica del Estado aprieta. A veces la cruda realidad parlamentaria puede m¨¢s que mil discursos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Remodelaci¨®n Gobierno
- IX Legislatura Espa?a
- Relaciones Gobierno central
- Opini¨®n
- Gobierno de Espa?a
- Comunidades aut¨®nomas
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Legislaturas pol¨ªticas
- PSOE
- Catalu?a
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Gobierno
- Conflictos pol¨ªticos
- Partidos pol¨ªticos
- Espa?a
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica